Supongo que se hace raro encontrar una reseña de La caza de hackers en esta web cuando, aparentemente, el único motivo para que esto ocurra está en que su autor, Bruce Sterling, es uno de los escritores más significados de la literatura prospectiva. Autor de algunas de las novelas y relatos más vibrantes de las últimas décadas, reconocido ideólogo del movimiento cyberpunk, crítico afilado y corrosivo, pensador de la era de la información… Pero hay motivos de peso para justificar esta decisión y, de paso, recomendar la lectura de este ensayo, clave para entender cómo surgió la defensa de derechos civiles en internet.
La caza de hackers se inicia con la caída del sistema del día de Martin Luther King de 1990, un fallo de software en una de las centralitas que la compañía telefónica AT&T tenía en Nueva York y que, en cascada, se extendió por centralitas de todos los EE UU, dejando sin servicio a decenas de miles de personas durante varias horas. La avería fue causada por un defecto de programación demasiado complicado de comprender en los términos en los que, semanas más tarde, se expresó, desembocando en la elección de un chivo expiatorio mucho más conveniente: el "oscuro" mundo de los hackers. Ahí comenzó una caza de brujas contra esta comunidad que quebrantó los derechos civiles de todo tipo de personas, publicaciones, servidores, empresas… sin importar que estuviesen o no implicadas en el tema, hubiesen estado involucradas o no en actividades delictivas.
Los hechos aquí relatados no son para nada secuenciales y su accesibilidad, especialmente para el público profano, es compleja. La "caza" tuvo lugar en varios estados, fue llevada a cabo por entidades locales, estatales y federales, privadas o públicas, contra grupos de personas con diversos grados de relación, en diferentes momentos, con víctimas colaterales de todo tipo, resultados judiciales de diversa índole… Y no se pueden contar sin conocer el complejo mundo de las compañías telefónicas existente en EE UU, su base tecnológica, el mundo de las bbs y el complejo submundo que pululaba por ellas, las diversas organizaciones policiales encargadas de vigilar por el cumplimiento de una legislación que iba varios pasos por detrás… Por fortuna, Bruce Sterling desembrolla esta madeja desplegando todas las claves necesarias para comprenderla mediante un sólido trabajo periodístico.
Para el interesado en la literatura prospectiva es especialmente relevante el retrato de los phreakers, los hackers y su filosofía de actuación en la por entonces naciente red. Un grupo heterogéneo en el que, más que los criminales deseosos de hacerse con nuestros secretos, abundaban los jóvenes que creían fervientemente en que toda la información debía estar a disposición del público sin importar su contenido. Personas generalmente individualistas y necesitadas de reconocimiento, a la contra del estado centralizado y las grandes corporaciones, hipnotizados por las nuevas tecnologías de la comunicación, que no sólo recuerdan a los protagonistas de las mejores historias cyberpunk sino que, de hecho, fueron los inspiradores de los personajes y situaciones que poblaron las narraciones escritas por William Gibson, Rudy Rucker, el propio Sterling… durante la década de los 80 del siglo pasado.
Y aunque han pasado ya dos décadas desde los hechos aquí narrados, en tiempos en los que la red de redes no se parecía en nada a la que ahora disfrutamos, no deja de tratar un tema actual. Sabido es que un mes antes de su llegada a los cines, la película de Lobezno ya se encontraba disponible en internet para que cualquiera pudiese descargársela (poco importa que no fuese una versión terminada). ¿Qué hizo el FBI como respuesta a la petición de ayuda de la productora del film? Confiscar un centro de datos que, probablemente, haya contribuido a distribuir la película. Pero según se han hecho eco los medios de comunicación, en él también se daba servicio a varias empresas y a cientos de ciudadanos. De nuevo se matan moscas a cañonazos para salir en los medios y mostrar que se lucha contra, en este caso, la piratería sin importar lo que ocurra con los derechos fundamentales de aquellos que no tienen nada que ver con el asunto. Cuanto más cambian las cosas…
Enlaces de interés:
Libro electrónico en inglés en el Proyect Gutenberg
Audiobook (leído por Cory Doctorow)
Un libro excelente. Creo recordar, por cierto, que hay una versión en castellano, o al menos la había hace unos años.
Si la memoria no me falla, por otro lado, tiene copyleft o una liciencia creative commons o algo similar. Evidentemente, a Sterling le interesaba sobre todo la difusión de lo que estaba contando, que las cosas se supieran.
Y sí, está tan de actualidad como cuando se escribió. Puede que incluso más. Quizá sería el momento de que alguien escribiar algo sobre la manipulación informativa que los medios de comunicación de este país dan al tema de la «piratería» (y sí, la entrecomillo porque a menudo no lo es). Cómo se intenta convencer a la gente (sin decirlo, claro, porque entonces sería demandable) de que actividades son delito a pesar de que resultan ser perfectamente legales según nuestro código penal. O de la escasa publicidad que se da una y otra vez en los medios a los juicios que pierda la SGAe y el bombo y platillo con que se recibe cada vez que ésta va contra alguien. ¿Qué queda en la memoria de público? No que la SGAE haya perdido una y otra vez todos los juicios (lo único que ha ganado ha sido una demanda civil y por acuerdo privado entre las partes, no por sentencia judicial), sino que ha ido contre éste, el otro y el de más allá.
Yo lo leí en versión copyleft descargable, hace ya varios años y me pareció buenísimo. Sterling, además de ser un fenomenal escritor -acabo de leer dos recopilaciones de relatos suyos realmente buenos-, es un estupendo divulgador. Aparte de lo que comentáis me parecieron muy interesantes los comentarios sobre la desmantelación (y creo recordar, privatización) de «Ma Bell», la Telefónica norteamericana y lo perjudicial que resultó para el mundo de las telecomunicaciones, ahí, defendiendo un Estado fuerte, con dos cojones. Y como siempre, la dinámica del cambio es inevitable; adáptate o muere.
Por otro lado, sobre la relación con el cyberpunk es evidente: el famoso relato «Cyberpunk» de Bruce Bethke es eso, un relato ajustado del mundo de los hackers y phreakers que retrata Sterling.
También lo leí en su día en su versión copyleft en castellano, Me pareció una iniciativa muy interesante de Sterling y coincido en la teoría que las personas reales que aparecen en este texto dieron lugar a los protagonistas de Neuromante o incluso a Neo en Matrix.
Es curioso, que nada más bajarlo y empezando a leerlo pense: Sterling escribió «el chico artificial», ¿no será todo esto una leyenda urbana que trata de propagar?. Al final mirando por ahí me convencí de que era real. Pero esto me da pie a pensar que lo más grande de la caza de Hacker es el estilo. A través del mismo el autor nos convence de que lo que nos cuenta es más real que la «supuesta realidad» que nos venden los medios de comunicación. Es una narración periodística pero con un tinte underground. Un poco como «El libro de los condenados» de Fort pero al revés, gracias a como está escrito puedes plantearte que es una coña y que el autor trata de colartela, o que se la cree el mismo o que es una verdad mayor que la «supuesta verdad», y todo ello con una seriedad a prueba de bombas.
:D
No se si a Sterling le gustaría la comparación inversa con Fort, jijiji