Entrevista a Eduardo Vaquerizo

Cuéntanos el origen de La última noche de Hipatia, ¿coleaba la historia desde antes, le llegó el empujón por Ágora…?

La historia la escribí en forma de novela corta allá por el fin del siglo anterior. Formaba parte de un proyectado, y nunca terminado, fix-up de relatos sobre viajes en el tiempo. Escribí un cuento, "Habítame y que el tiempo me hiele", que quedó finalista en el Pablo Rido. Como continuación, se me ocurrió una historia sobre Hipatia inspirada en el capítulo de Cosmos que Carl Sagan le dedica a la gran Biblioteca de Alejandría. La novela se quedó perdida por los cajones a pesar de que a las personas a las que se la había dejado leer les había gustado mucho, en espera de tener tiempo y energías de convertirla en una novela larga. Como suele suceder, el tiempo y la energía nunca sobran y han pasado casi diez años desde entonces. Cuando comenzó a sonar el proyecto de Amenábar, reconozco que algo se me removió en las tripas creativas, una vocecita me dijo "quizá sea momento de liarse la manta a la cabeza y culminar ese proyecto". Asesiné al pepito grillo insidioso y me dediqué a terminar otro proyecto que tenía entre manos, la segunda parte de Danza de Tinieblas.
Más tarde, cuando ya había incluso un teaser trailer de la película y la cosa pintaba muy bien, otro pepito grillo, esta vez con barba y vozarrón, mucho más dificil de asesinar, llamado Alejandro Salamanca, inició una cruzada en forma de correo electrónico, avisos del Facebook y demás medios electrónicos de incordiar. A la cruzada se unieron otras voces y entonces no tuve más remedio que consultar con Luis G. Prado la oportunidad de un libro así, el cual me dio luz verde. Vamos, que no tuve más remedio, si no quería perder las amistades y hasta ver resentida mi relación de pareja, que terminar la novela en un corto plazo, suficiente para poder corregirla y entrar en imprenta en el plazo para que saliera publicada en septiembre.
Cosas del destino, el editor decidió incorporar el cuento como complemento de la novela, al final de la misma, con lo que el proyecto de fix-up ha terminado por hacerse realidad, aunque solo esté formado por dos historias.

En tus obras has usado narradores omniscentes y primera persona, pero esta es -si no me equivoco- la primera ocasión en que empleas distintos narradores. ¿Te has sentido cómodo en ese tipo de estructura?

Cómodo no, me cuesta mucho más trabajo escribir así. Para mí, la forma más cómoda de escribir es la narración ominisciente. En La última noche de Hipatia los personajes toman la palabra y exponen su opinión sobre lo que esta sucediendo. Para una novela con ambiente histórico que, además, mezcla puntos de vista contemporáneos y antiguos, es un recurso muy capaz. Supongo que en la evolución como escritor, llega un momento en que tienes que aprender a cambiar de recursos según lo requiera la historia. No como un tour de force virtuoso, o un capricho gafapasta, sino al servicio de la historia que, creo, debe ser el motor principal de una obra literaria.
A mí, cada vez más me interesa explorar en ese tipo de recursos, esas voces, anónimas o no, que parecen saber lo que va a pasar, que van mutando, personajes tambien de la obra aunque sin estar explicitamente detallados, capaces de fascinar, engañar y someter a la ficción tambien a esa voz supuestamente ominisciente que se revela a la postre en tan impotente y engañada como la de los pesonajes de la novela y, quizá, el propio lector.
Creo que es un debate interesante: hay autores que se conforman con una caja de herramientas sencilla y sus historias son eficaces, quizá porque esas pocas herramientas están adaptadas a lo que quieren contar. A mí me gustaría contar con una caja lo más repleta posible, quizá porque me interesan las historias muy variadas, con muchos registros.

Te apoyas repetidamente en la historia para escribir tu cf. ¿Evolucionarás hacia ese terreno, o es sólo un recurso?

No, ha sido un poco casualidad que las dos últimas novelas que he publicado tengan un trasfondo histórico. Es cierto que tocar la historia permite un contacto con la verosimilitud muy cómodo para escribir. Aquello que esta escrito en los manuales y los libros de texto es verdad con mayúsculas y jugar con esas verdades sirve muy bien al juego literario. En una sociedad como la nuestra, donde otros apoyos para la verosimilitud, tales como la ciencia, cada vez son menos fuertes, la historia te da un bastón muy útil.
En el futuro aún no sé muy bien por dónde seguiré explorando, pero cada vez tengo más claro que voy a saltarme muchas fronteras, o al menos lo intentaré. Los productos híbridos creo que son el futuro, hay que darle a los lectores, todos los niveles e intereses temáticos que se pueda. Es más dificil, pero también más satisfactorio

¿Crees que el viaje en el tiempo es un recurso del que aún puede la cf sacar partido?

El viaje en el tiempo ya no es un recurso de la cf, de hecho hace tiempo que diversos estudios técnico/cientificos lo han relegado al terreno de la fantasía más descabellada. Sin embargo su atractivo literario no pierde fuerza, todo lo contrario. Si en ciertas tendencias de la novela del siglo XX, el tiempo abandona sus raíles unilineales y se expande como una selva tropical, siempre lo ha hecho desde el punto de vista psicológico y/o del lenguaje. No hay más que leer algunas cosas de Burroughs, de Ballard, tambien Wolfe y Dick. Sin embargo, las máquinas del tiempo, o recursos similares, permiten abandonar la linearidad de la narración sin alterar nada más. Es un recursos fantástico que no ha sido muy bien usado hasta ahora. Recientemente hay un ejemplo del uso de los viajes en el tiempo de un modo muy hábil y fresco: La mujer del viajero en el tiempo de Audrey Niffeneger.

Con ya media docena de libros publicados, ¿qué balance haces de tu trayectoria literaria hasta el momento?

Que me queda mucho por aprender. Todo trabajo terminado, por definición, es insatisfactorio porque siempre tendrá fallos, errores, mejores formas de abordarlo, subramas mejorables, mejores estrategias narrativas. Se convierte, por tanto, en una oportunidad perdida de haber hecho algo mejor. Claro está que eso es ver la botella medio vacía. También es subir un escalón más de aprendizaje, una ocasión para darse cuenta de los errores y aprender de ellos.
Si atiendo a lo que he publicado desde aquel lejano cuento "RV", publicado en el fanzine Núcleo Ubik, allá por el 1995, sólo puedo decir: no sabía que fuera tan difícil, tampoco que fuera tan satisfactorio.
Si me fijo tan solo en las novelas, me he dado cuenta de que, tan solo obtener una narración de más de doscientas páginas, ya es difícil. Conseguir, además, que tenga ritmo, estilo, trama, personajes y que todo funcione como un mecanismo que no chirrié ni cojee, es una labor titánica. Creo que lo voy consiguiendo, aunque cada escalón es un paso difícil. Si a eso le añadimos que para publicar intervienen muchos otros factores externos al mero trabajo de escritor (mercado, oportunidad, suerte, concursos), que haya publicado seis obras (entre novelas y novelas cortas) me parece casi un milagro.

¿Cuál es tu visión del género en la actualidad, tanto en España como a escala internacional?
Atendiendo tan solo a la clasificación literaria, yo creo que el género ya ha trascendido, que es una forma elegante de decir que ha sido asesinado, desmembrado, deglutido y digerido. Los libros que aún quedan en el coto, las especies aún no hibridadas, están tan llenas de espinas defensivas, se han vuelto tan abstrusas y extrañas que no sólo son extremas, sino que hasta saben mal. Sólo así se explica que las mejores obras de género, y no hablo sólo de fantasía, se den mezcladas sin complejos con otros tipos de narraciones. Hasta le ha pasado al tecnothriller, la magia más desbocada, por supuesto la novela policíaca. Resumiendo, que el que quiera género puro, que se prepare a leer cosas muy oscuras y que requieran ser un experto para poder apreciarlas.

¿Qué puedes adelantarnos de tus próximos proyectos?
Incidir en dos cosas, por un lado seguir aprendiendo a hacer novelas, quizá trabajando más los personajes, sus diálogos, su psicología, que creo que es algo que no hago muy bien, pero sin olvidar el ritmo y la trama. Por otro, intentar seguir una vía de hibridación. Como decía antes creo que el futuro está en hacer novelas que sean de ciencia ficción, de prospectiva, y, a la vez, salgan del género, que trasciendan el callejón evolutivo en el que se ha metido el solito.
Esas son las intenciones genéricas. Tengo en el baúl, ya terminada y en espera de una revisión final, la segunda novela ambientada en el mundo de Danza de tinieblas. Con suerte saldrá publicada en los próximos meses.
Entre los proyectos sin terminar, está la reescritura de una novela policíaca con tintes de terror, otra novela, muy rara y compleja de escribir, la cual aún no sé muy bien cómo continuar, y un tecnothriller cientifista y con parafernalia cospiranóica y catastrofista (no, no es de zombies).
También he comenzado lo que quiero que sea una pequeña antología de relatos prospectivos sin concesiones, o sea, de una vez por todas en España usar las herramientas del género para darle un pequeño repaso a la triste actualidad social. Además, quiero camuflar lo tremendo de la crítica, dándole un tinte de humor perverso, no sé si lo voy consiguiendo. De los dos cuentos que tengo escritos, uno está dedicado a la Iglesia Católica y el otro a la injusticia social. Tengo previsto otro sobre políticos, una más sobre realities shows y algún otro dedicado a la igualdad de géneros y a los derechos de autor. Evidentemente no espero publicarlo en ningun lado, mi intención es convertirlo en un formato para lectura en tinta electrónica y ponerlo en internet.

2 comments

  1. ¿Cómo fue la presentación de la novela? Siento no haber estado allí (seiscientos kilómetros de distancia tienen la culpa).

    Abrazos a los dos.

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