Algunos apuntes sobre la historia reciente de la ciencia ficción alemana

por Michael K. Iwoleit.

Traducción de Juan Antonio Fernández Madrigal

La ciencia ficción alemana ha recorrido un largo camino desde los primeros años ochenta del pasado siglo, cuando se llegaron a publicar no menos de siete colecciones de género en tapa blanda y dos en tapa dura -entre ellas Heyne Science Fiction, una de las más importantes del mundo por entonces-. La mayoría de los libros publicados, por supuesto, eran de autores angloamericanos, pero eso no impidió a los editores el realizar una muy rica y diversa selección de lo que se hacía a escala mundial. Incluso la ciencia ficción escrita en alemán, que tradicionalmente había sufrido de muy poca demanda lectora y raramente celebraba un éxito comercial, tuvo un boom de corta duración. El extraordinariamente talentoso escritor de Colonia Rainer Zubeil (alias Thomas Ziedler) fue una especie de disparador del desarrollo de esa nueva ciencia ficción alemana: políticamente comprometida, ambientada en la nueva Alemania, que trataba temas políticos locales, interesada en la experimentación con los personajes y estilos, y con preferencia por la sátira y la ironía -incluyendo autorreferencias sobre el negocio de escribir ciencia ficción-. Escritores como Ronald M. Hahn, Horst Pukallus, Reinmar Cunis o Thomas Mielke estuvieron entre los más relevantes de esa época.

Por lo general, ya está bastante asumido que de entre los numerosos libros de ciencia ficción germana publicados durante esos años sólo unos pocos fueron de calidad relevante. Aún más: solamente un puñado de sus escritores están en activo hoy; algunos ya fallecieron.

Alrededor de 1984 la publicación de obras de ciencia ficción sufrió un fuerte retroceso en Alemania. El boom había terminado. Las colecciones de libros fueron dejando de ver la luz poco a poco, siendo Bastei y Heyne las únicas editoriales que continuaron teniendo una base económica aún suficiente sólida, aunque con mucha menor circulación. Las oportunidades de publicación para los escritores germanos de ciencia ficción disminuyó por tanto, sin perspectivas de recuperarse. Los editores se concentraron en las sagas compuestas de varios volúmenes, que garantizaban -o se creía que garantizaban- un conjunto de lectores fieles. Ese declive ha durado hasta hoy: el género más exitoso en la actualidad es la fantasía, seguida del terror. Después de décadas durante las que la fantasía se había considerado tan sólo un apéndice de la ciencia ficción, ésta última se convirtió en un apéndice de la fantasía…

¿Qué ha sucedido desde entonces con la ciencia ficción alemana? Desde el boom de los ochenta, sólo un escritor alemán de ciencia ficción ha tenido éxito comercial (aunque es discutible si es todavía un escritor de ciencia ficción en el sentido estricto de la palabra). Andreas Eschbach, ocasionalmente descrito como «el Michael Chichton alemán», ha destacado por una producción estable y continua que, empezando con su imaginativa space opera Die Haarteppichknüpfer (también publicada en los Estados Unidos [N. del T.: y en España como Los tejedores de cabellos, Bibliópolis 2004]), entra regularmente en las listas de bestsellers.

El contenido de ciencia ficción de sus novelas, sin embargo, disminuye con cada nuevo libro, hasta tal punto que podría ser considerado actualmente más como un escritor de thrillers ambientados en futuros cercanos. Ningún otro escritor de ciencia ficción alemán se ha acercado lo más mínimo a su éxito, ni siquiera Marcus Hammerschmitt, probablemente el más dotado desde Thomas Ziegler/Rainer Zubeil (quien murió demasiado joven, con 48 años). Los muchos talentos de Hammerschmitt -ya demostrados en su primera antología de relatos Der Glasmensch [El hombre de cristal]-, su maestría con el lenguaje, su inventiva, sus habilidosas caracterizaciones de personajes -especialmente en la descripción de dinámicas de grupo, en lo que ha llegado a ser su «marca de fábrica»- le han situado en una liga propia dentro del escenario alemán.

El tercer puesto en el liderazgo de la última década -aunque sea mucho menos prolífico que Eschbach y Hammerschmitt- es para Michael Marrak, asimismo portadista e ilustrador. Quizás se le podría considerar el mejor exponente del grupo de escritores alemanes que trabajan en ese lugar literario situado entre la ciencia ficción, el terror y la fantasía (aquí se podría señalar algún paralelismo con la new weird de la ciencia ficción y fantasía británicas). A este grupo también podemos añadir autores interesantes como Andreas Gruber, Frank W. Haubold, Malte S. Sembten o Michael Siefener, pero Marrak es probablemente único por su fuerte imaginería visual y la originalidad de sus escenarios.

Con la excepción de unos pocos escritores que se las arreglaron para publicar novelas de ciencia ficción en colecciones de libros de grandes editoriales (por ejemplo, Andreas Brandhorst con sus ambiciosas space operas publicadas por Heyne), el género germano en su conjunto se retrajo hacia proyectos de pequeña dimensión y magazines semiprofesionales, rara vez alcanzando tiradas de más de 500 ejemplares. Últimamente muchos escritores se han convertido en pequeños autoeditores utilizando las nuevas posibilidades de la producción barata de libros bajo demanda y la impresión digital, lo que ha mantenido una cierta producción independiente en Alemania. En los últimos años se ha publicado una media de 200 nuevos relatos de escritores alemanes anualmente. Aunque la mayor parte de estas publicaciones en antologías, colecciones de escritor y magazines son de calidad bastante baja, un pequeño círculo de 15-20 autores da esperanzas de llegar a ver un futuro versátil, creativo y vital para el género en este país.

Helmuth W. Mommers, nacido en 1943 en Viena, escritor, editor, traductor, ilustrador y uno de los pioneros de nuestra ciencia ficción, ha llegado a ser algo así como un mentor de esta joven escena. Cuando en 2002, despues de treinta años de carrera comercial, anunció su vuelta al género, se convirtió en el mayor soporte para los escritores del género en Alemania. Junto con Ronald M. Hahn y yo mismo fundamos el magazine Nova, casi exclusivamente dedicado a la ciencia ficción actual escrita en alemán, editado ahora por Hahn, Frank Hebben y yo.

En 2004, Mommers comenzó su serie de antologías Visionen, con el objetivo de alcanzar un mayor conjunto de lectores. Aunque los mayores escritores alemanes del género contribuyeron con sus relatos, esta interesante publicación, de gran calidad, no vendió suficiente y tuvo que ser interrumpida en 2007. Algunas otras iniciativas desaparecieron también, pero todo esto no impidió a los escritores más reconocidos continuar con su destacable producción. Algunos se merecen ser mencionados explícitamente: Thorsten Küper y el joven y talentoso Frank Hebben, influenciados por el cyberpunk cada uno a su modo, crearon sus propias clases de frenéticos thrillers del futuro cercano; con Heidrun Jänchen, científica de profesión, la ciencia ficción germana finalmente obtuvo lo que le faltaba desde hacía tiempo: una escritora ambiciosa y moderna con gran habilidad para contar historias con sólidos fundamentos científicos; también he de mencionar a Armin Rösler, autora de varias entretenidas aventuras espaciales y editora de Wurdack Science Fiction, una pequeña empresa que en los últimos años se ha convertido en fuente relevante de la ciencia ficción escrita en alemán. Prestando algo de atención a mi propia contribución a este desarrollo, podría decirse que he establecido alguna tendencia hacia la escritura de historias largas: comenzando por mi post-apocalíptica novela Wege ins Licht [Camino hacia la luz] (2002), todos mis libros consiguieron cierta aceptación por la crítica, y, parece ser, inspiraron a otros autores a intentarlo con novelas y novelas cortas.

Sin embargo, la falta del éxito comercial que sería necesario para que los escritores de ciencia ficción se ganaran la vida con su escritura es aún el gran problema del género en Alemania. De todas formas, considerando la calidad de los mejores autores, quienes en su conjunto han superado el nivel del boom de los ochenta, parece haber futuro.

Para cualquiera interesado en profundizar más en la historia del género en Alemania y sus desarrollos recientes existe una oportunidad que no debería perder: la antología histórica The Black Mirror, editada por Franz Rottensteiner y publicada por Weslayan University Press. Se trata de una colección de relatos de ciencia ficción de autores alemanes traducidos al inglés, bien comentada y documentada, escritos desde hace casi un siglo hasta la actualidad.

Michael K. Iwoleit nació en 1982 en Düsseldorf y vive actualmente en Wuppertal. Es escritor freelance, traductor, editor y redactor de publicidad y productos de software. Desde 1989 ha estado activo en la escena de la ciencia ficción alemana y publicado cuatro novelas, unos 30 relatos en antologías y revistas, traducciones de escritores británicos y americanos, ensayos y reseñas. Es co-editor de la revista de ciencia ficción alemana Nova y de su derivada internacional InterNova. Ha cosechado éxito especialmente con sus novelas, que han ganado tres veces el German science fiction award.

20 comments

  1. Recuerdo una novela publicada en la colección Nova (pero la de Bruguera) titulada Ypsilon minus y cuyo autor era un tal Herbert W. Franke.

    Alemán, o eso creí yo siempre. Y, de hecho, por aquel entonces (hablo de finales de los setenta, posiblemente), pensaba que sería un autor alemán importante de CF, visto que había conseguido llegar al mercado español.

    No sé si no se le menciona en el artículo por haber sido flor de un día o por haber publicado fundamentalmente antes de los ochenta. Pero, para un escritor alemán de CF que conozco (aparte de Eschbach, claro) me ha sorprendido un poco no encontrarlo aquí.

  2. Franke tiene otra novela en español: «La caja de las orquideas» en Martínez Roca Super Ficción. También se publicó una antología de relatos de CF alemana en Bruguera, Libro Amigo. Y, dejando aparte ediciones de antes de la Guerra Civil, ya está. Creo que esa es toda la cf alemana que hemos conocido antes de Eschbach.
    Me imagino que Franke ha muerto o se ha retirado, fue un autor de los 60-70, de ahí que no se le mencione en el artículo.
    De todas formas, me llama la atención los paralelismos con la CF española. Son más que notables.

  3. Impresionante. Visionen podría ser Visiones. Eschbach pasándose al tecno-thriller podría ser… ¿Somoza? La CF arrinconada por la fantasía y el terror. Y tanto que más que notables. Cosas de la globalización, supongo. ¿Hasta qué punto está influenciada la situación por el cine? Porque en los últimos diez o doce años, los éxitos de cine fantástico han sido siempre películas de fantasía (El Señor de los Anillos) o terror (Saw y demás).

    ¿Es el cine el que ha modificado los gustos de los escritores y lectores o simplemente se ha adaptado a ellos como la literatura fantástica?

  4. Tampoco se menciona a Thiemeyer, que es actual y con premios ganados (aunque su faceta de narrador sea muy inferior a la de ilustrador), así que supongo que el baremo a seguir quizás sea la calidad. Lo que sí me llama la atención es la ausencia de Frank Schatzing, cuyo El quinto día ha sido un superventas en muchos países.

  5. En Schatzing estaba yo pensando. Además, es un tío capaz de parir un ensayo interesantísimo, Noticias desde un universo desconocido, a partir del material que consultó para escribir El quinto día. No sé en Alemania, pero, desde luego, en España es el escritor de CF que más ha vendido.

    Tampoco habla de…, ejem ejem…, Perry Rhodan.

    El ensayo es muy interesante. Deja con ganas de leer unos cuantos de los títulos mencionados. Ahora bien, ¿quién los editaría aquí?

  6. Yo dejé a medio leer La república de los sabios, de Arno Schmidt, aunque ocurre como con Franke. Creo que es demasiado antiguo para meterlo en el artículo. Por otro lado, muy interesante. A ver si conseguimos alguno más que nos exponga cómo está la literatura prospectiva en otros países como Italia, Francia…

  7. Yo llevo pocos años viviendo en Alemania y todavía no le tengo muy tomado el pulso a la situación actual del género por estos lares, principalmente debido a la falta de librerías especializadas en Stuttgart: las normales están bien surtidas de títulos, pero la revista NOVA mencionada en el artículo, por ejemplo, ni la conocía.

    Tan sólo por apuntar una curiosidad que seguramente a más de uno le pondrá los dientes largos, si no lo sabía ya: en Alemania el precio de los libros se rige por la Buchpreisbindungsgesetz, o «ley del precio único». En realidad no existe la tarifa plana para los libros, claro, sino que se fijan unos límites rigurosos y se intentan mantener los precios dentro de esos márgenes a toda costa.

    Por ejemplo: ¿cuántas páginas tenía la última novela por la que pagasteis 30 euros? Aquí por 29,95 te llevas a casa el anuario de ciencia-ficción de Heyne, 1.600 páginas de nada que repasan todo un año de género en todas sus vertientes: entrevistas, reseñas, cine, cómic… Ahora sí lo puedes decir, Juanma: ¿Quién lo editaría aquí? :p

  8. Yo de lo que estoy seguro, Manuel, es de que no eres capaz de repetir tres veces seguidas Buchpreisbindungsgestz.

  9. Cuando volvamos a coincidir en alguna cena de Navidad de la TerSa lo intentamos, y con un polvorón en la boca (y te has comido una E, que lo sepas) :p

    Para no dejarlo sólo en off-topic: Muy interesante la columna, que se me había olvidado decirlo antes.

  10. Un breve comentario que me ha pasado el autor de la columna (lo traduzco debajo):

    «I could not cover all writers who are worth mentioning. Franke, for example, although still active, started writing and had his best years even before the German sf boom in the eighties. Schätzing, on the other hand, is a recent bestseller writer with liitle experience in sf. I’m not convinced of his qualities.

    Well, any selection is a matter of discussion…»

    Que traducido viene a ser algo como esto:

    «No podría hablar [N.del.T.: le pedimos un texto breve] sobre todos los escritores que merecerían ser mencionados. Franke, por ejemplo, aunque aún activo, comenzó a escribir y tuvo sus mejores años antes del boom de la ciencia ficción alemana en los 80. Schätzing, por otra parte, es un escritor reciente de bestsellers con poca experiencia en ciencia ficción. No estoy convencido sobre sus cualidades. En cualquier caso, cualquier selección es discutible…»

  11. Cachis, se me olvidó Arno Schmidt, que cabeza.
    Schätzing le veo más como un Crichton germano que como un auténtico escritor de cf.
    En cualquier caso sería interesante leer artículos similares de Francia, Italia y otros países.

  12. Herbert W. Franke es en realidad austriaco aunque afincado en Alemania.
    Leí recientemente el volumen La ciencia ficción alemana de Bruguera y es francamente flojo. Entretenido pero escaso de miras. Quizá la selección no era especialmente buena, no sé. Por lo que pude colegir de los comentarios y el prefacio del editor, se trata de una muestra bastante pulp, como si en España hiciéramos una selección de Lo mejor de la ciencia ficción española usando para ello lo más denostado de las novelas de a duro.

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