En 1954 no se concedieron los premios Hugo. ¿Cómo? Pero ¿no había sido una gran idea? ¿No era el eje alrededor del que giraban las Convenciones Mundiales de Ciencia Ficción (WorldCons)? La respuesta es fácil: no, ni de lejos. Hoy en día sí es así. A la mayoría de los aficionados sólo les interesa de la WorldCon de turno la lista de los premiados (aunque únicamente sea para hacer sangre) pero las cosas eran muy diferentes en los lejanos 50. En primer lugar, las WorldCons eran modestas; en aquellos años solían contar con unos setecientos participantes (a veces menos), el triple o el cuádruple de una de nuestras HispaCones, pero muy lejos de los 4.000 a 5.000 de las convocatorias actuales. Esto significaba que las convenciones funcionaban sobre todo como una reunión de aficionados irredentos, un lugar donde charlar sobre la buena ciencia ficción y, muy probablemente, hacer sangre.
Hal Lynch fue el aficionado que tuvo la idea de crear los Hugo en 1953. Se le ocurrió después de ver la ceremonia de los Oscar en la televisión (bastante obvio, todo hay que decirlo). La cosa tuvo su gracia pero nadie se imaginaba que los Hugo se debiesen de consolidar. De hecho, no parecían unos premios destinados a fijar la mejor producción del año. No había premios para relatos y, da la sensación, que la inclusión del apartado de mejor novela fue una idea más. La mayoría de los premios se centraban en revistas, ilustradores, fans, etc.
Además, no podemos olvidar el carácter cainita de todo miembro del fandom que se precie. Si creemos que aquí en España somos especialmente salvajes es que no conocemos cómo se las gastan nuestros primos yankis. La duodécima WorldCon se realizó en San Francisco en 1954. Quizá fuese por la cercanía de Hollywood pero el comité organizador no incluyó los premios Hugo entre sus actividades. Había voces críticas a la idea de Lynch: una gracieta, una tontería, una imitación de Hollywood, un mero truco publicitario. Increíble ¿verdad? Me imagino que dentro de cincuenta años nuestros actuales debates fandomitas sobre si la ciencia ficción es prospectiva o no nos parecerán igual de absurdos.
No hubo Premios Hugo en 1954 y fue una pena porque la producción del 53 fue realmente excepcional: Frederik Pohl y C. M. Kornbluth con Mercaderes del espacio, Charles Harness con Los hombres paradójicos, Jerry Sohl con La aguja del Dr. Costigan, Isaac Asimov con Bóvedas de acero, Ray Bradbury con Fahrenheit 451, Ward Moore con Lo que el tiempo se llevó, Arthur C. Clarke con El fin de la infancia, C. M. Kornbluth en solitario con El síndico, Clifford D. Simak con Un anillo alrededor del sol, John Wyndham con Kraken acecha, Theodore Sturgeon con Más que humano, Henry Kuttner con Mutante y Hal Clement con Misión de gravedad.
Realmente abrumador. Quizá la organización de la 12ª Worldcon simplemente tuvo miedo y prefirió abstenerse ante semejante despliegue.
En el 2004, en la Noreascon 4 (Boston) se otorgaron los Retro-Hugo de 1954. La novela ganadora fue Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, y los finalistas: El fin de la infancia de Arthur C. Clarke, Misión de gravedad de Hal Clement, Bóvedas de acero de Isaac Asimov y Más que humano de Theodore Sturgeon.
¿Hubiese sido este el resultado si los Hugo se hubiesen entregado realmente en 1954? Nunca lo sabremos pero, personalmente, lo dudo. Fahrenheit 451 es un gran libro, la última de las distopías clásicas. Pero, desde luego, no es lo mejor de Bradbury, un autor cuyos mejores logros están en el cuento y que nunca ha gozado del cariño del fandom estadounidense (no ha ganado ni uno de los grandes premios. Ni falta que le ha hecho todo sea dicho de paso).
Opino que el premio hubiese recaído en un autor más del gusto del público habitual de una WorldCon de los 50, alguien como Clement (¿por qué no?), Asimov o Clarke. Es posible que sus novelas no hayan envejecido especialmente bien, pero eso es algo que no se podía saber en 1954.
Ahora bien, y por enmendar la plana a los miembros de la Noreascon 4, creo que otros finalistas hubiesen sido posibles, especialmente en 1954, como Clifford D. Simak, Ward Moore o Jerry Sohl. Pero, especialmente, noto un gran ausente en su lista. Me imagino que todo el mundo se habrá dado cuenta. Efectivamente, para mí la mejor novela, y la que se hubiese merecido el premio con toda justicia, hubiera sido Mercaderes del espacio de Pohl y Kornbluth. La más acerba crítica contra el capitalismo hecha desde el fandom que se recuerde. Un libro que se adelantó a su tiempo y que, con la que está cayendo, sigue plenamente vigente. No ganó el Hugo del 54 ni el Retro-Hugo del 04 pero, en mi corazoncito, Mercaderes del espacio fue y será la gran ganadora de esos años y de cualquier año en que el feo rostro del capital deshumanizado siga presente en nuestro mundo.
Yo también retrovoto por Mercaderes…. una señora novela…
Los mercaderes del espacio, El fin de la infancia o Más que humano, cualquiera de ellas. 1953 fue un año excepcional.
Por cierto, es Frederik, no Frederick, que todo el mundo se confunde.
Un saludo
Muchas gracias por la corrección.
Fallo más achacable al autor del texto que al sufrido editor. Perdón, perdón.