Gente interesante

por José Ramón Vázquez

La gente joven ya no tiene novios. Está con alguien. Es muy diferente tener novia a estar con una chica. Tener novio es algo del pasado, da miedo tener novio. Estar con alguien es mucho mejor.

Cuando estás con una chica quedáis a solas para tomar un café, ver una peli juntos, meteros mano y, con suerte, follar. De hecho si esa misma chica queda con otro a solas te mosqueas, si va con otro al cine te enfadas, si se mete mano con esa misma persona te pones de muy mala hostia y si folla con él la vida te parece una mierda, todas las mujeres las descendientes de María Magdalena y la solución a todos tus problemas se reduce al alcohol o un proyectil que sale despedido a una velocidad suficiente a través del ánima de una pistola.

No trates de reflexionar con uno de ellos, de explicarle que en realidad eso que él tiene se llama novia. No tienes ni puta idea, no es lo mismo, es evidente. Cualquier ciego lo vería. Estáis hablando de conceptos diametralmente opuestos. Nada tiene que ver tener novio con estar alguien.

Supongo que se trata simplemente de dar otro nombre a un concepto que avergüenza delante de tus colegas. Así no les impresionas, si estás con alguien das la vaga impresión de estar por encima de esas ataduras morales impropias de gente interesante.

Por ese mismo motivo esta página se llama Prospectiva. Porque no va de ciencia ficción. Es evidente.

70 comments

  1. Interesante cuestión. En Sedice nos pasamos dos semanas discutiendo con Julián Díez (el padre del palabro) sobre eso.

    La verdad es que, como viene siendo habitual, no llegamos a ninguna conclusión.

    En fin…

  2. Voooy a explicaaarlo ooootra veeeez

    Primer punto: llevo 20 años en esto. Y no hemos conseguido avanzar prácticamente nada en lo que se refiere a la proyección de la cf en marcos culturales más amplios.

    Entiendo que esto no le interese a algunas personas. A mí, sí.

    Segundo punto: ciencia ficción es un término intrínsecamente malo. Debería ser «ficción científica». Está a estas alturas sobrecargado de connotaciones negativas, gracias sobre todo a su vertiente audiovisual.

    Tercer punto: el establishment de la cf ha desterrado a buena parte de sus autores más notables literariamente hablando: Ballard, Disch, Delany…

    Cuarto punto: hay gente escribiendo cosas que temáticamente pertenecen a lo que la cf se ha atribuido para sí -discutiblemente-, pero que dicen que no lo es. Son por cierto tipos de segunda, gente de poca calidad a la que podemos menospreciar fácilmente: premios Nobel como Saramago, Pulitzer como McCarthy, ese tal Philip Roth…

    En consecuencia: lo que hace esta gente, será «algo», puesto que no es cf. Y lo que hace esta gente se parece bastante a lo que hacen los apestados de la cf.

    Así pues, se propone una nueva denominación que englobe a todos los citados advenedizos, a ver si con esa etiqueta se consigue algo más que con la inadecuada y cargada de connotaciones negativas «ciencia ficción».

    No tenéis por qué comprarla. Ahora, creo que podría ser útil.

    Y por favor, para contestarme, nada de argumentos del estilo «es que a eso se le ha llamado siempre ciencia ficción». No puedo considerar «siempre» al periodo comprendido entre 1926 y hoy, puesto que antes a eso se le llamaba «literatura utópica», «romance científico» etc.

  3. Por cierto, para terminar con la analogía de Joserra. Puede que haya gente a la que le interese más decir que «está con alguien» a decir que «tiene novia». Por ejemplo, porque así pueda tener posibilidades con otras chicas…

    Eso es Literatura Prospectiva. Un intento de buscar promiscuidad de públicos; no queremos ser fieles solo a nuestro fandom de siempre (Y, por cierto, tampoco a él le pedimos fidelidad).

  4. El punto, Julián, es que a mí la semántica me da un poco igual, lo que valoro es el concepto. Me da igual como lo llamen los tipos de segunda para que los chicos de clase no los llamen encoñados y las excusas tras as que se escondan («es mucho más que una novela de ciencia-ficción» es mi favorita) o lo que consideren los irreductibles habitantes del ghetto. Por encima del nombre que le des el concepto está presente en las mentes de todo el mundo.

  5. Ey, ey! Que el tema lo habeis sacado vosotros…

    Sobre el primer punto: Sí hemos conseguido avanzar en la proyección cultural de la CF, hasta el punto de que gente como los Saramago, McCarthy, Roth… que citas se han puesto a escribir CF. ¿Os parece poco?

    Y, por cierto, a mí también me interesa.

    Sobre el punto 2: ¿Por qué el término ciencia ficción es intrinsecamente malo? ¿Así vamos a defender al género? ¿Avergonzámdonos incluso de como se llama? Ciencia Ficción es solo una palabra, una etiqueta. Cambiándola no se va a cambiar la realidad. El problema no es el palabro, sino la connotaciones negativas que mencionas. ¿No será mejor intentar cambiar esas connotaciones?

    Punto 3: No estoy de acuerdo. No sé quienes son esos que forman el establishment, pero a mí no me parece que se reniegue ni de Ballard ni de Disch ni de ninguno de estos. Yo por lo menos no reniego de ellos. Pero claro, yo sólo soy un currela, un soldado raso en las filas del Fandom.

    Punto 4: Ver comentario sobre punto 1. Me da igual lo que digan si escriben sobre temas que ha tratado siempre la CF, están escribiendo CF. Si tienen la mente tan estrecha como para no reconocerlo (o avergonzarse), es su problema. Y me da igual que tengan un Nobel o un Pulitzer. Los premios no libran a nadie del papanatismo.

    Conclusión: No tomeis esto como un enrocamiento. Me considero bastante abierto, no tengo problemas en leer a McCarthy (que me gusta mucho) o a Saramago (no tanto). Pero tampoco me avergüenzo de lo que leo. No escondo mis libros en el metro. La expresión Ciencia Ficción no es más que una palabra, una etiqueta. Puede ser más o menos afortunada, no lo discuto. Pero cambiando la palabra no cambias la cosa.

    Hala, el follonero puede estar contento. Habemus pollo.

  6. Ñieee… Me estoy dando cuenta de que este sosegado intercambio de opiniones es calcado a aquel de Sedice.

    A que adivino cómo acaba esto…

  7. 1. Niego la mayor. La cf no es una categoría «universal». No existía hace ochenta años; puede no existir en diez. No tiene una definición comprensible tan siquiera.

    Por tanto, lo de que esa gente está escribiendo cf lo dice la cf, que además no se pone de acuerdo en lo que es; no lo dice ni lo reconoce nadie más.

    2. El término cf no es intrínsecamente malo. Ningún término es intrínsecamente malo. Pero es una mala traducción, y ha demostrado -repetidamente- ser ineficaz.

    3. Lee la Guía de Lectura o algunas webs, mira los premios literarios de los últimos años.. .¿Sabes que Ballard, por ejemplo, no ha ganado jamás un premio de cf? ¿O que Disch no tiene ningún Hugo ni Nebula?

    Yo tampoco escondo mis libros en el metro. Llevo 20 años trabajando por la cf, caray: he dirigido revistas, coordinado antologías, escrito artículos en incontables sitios.

    No me avergüenzo de la cf. Dicho todo esto, la cf no rula. Aquí hay una idea. Se admiten otras.

  8. Allá va otra idea. Que no se diga:

    Yo siempre he pensado que el modelo a seguir es el de la novela negra, que de literatura de género tirando a pulp ha pasado a ser de lo más cool.

    No sé exactamente cómo lo han conseguido, pero es algo que me llena de envidia. Y me gustaría saber cómo ha pasado. Quizá con la Ficción Prospectiva (¡toma!) fuese psible un proceso similar de dignificación.

  9. Joer, Malenko, pues si con esta hay pollo no quiero pensar las siguientes…
    Igual es que la idea es la opuesta. Es decir: esto es lo que leo/escribo/me gusta, ponle el nombre que quieras que a mí me da lo mismo, es tan válido (o no, dependiendo de la obra) como lo tuyo. Quitarnos el prejuicio de patito feo y salir al mundo «mainstream» sin miedo a nada.

  10. Gran ejemplo: la novela negra abandonó la etiqueta «novela detectivesca» y «novela policiaca» para convertirse en un subapartado específico y al que se pudieron sumar connotaciones favorables.

    Joserra, no hay follón ninguno… sólo aclarando conceptos. Y llevamos intentando quitarnos el prejuicio y salir al mundo mainstream desde hace décadas, sin conseguir nada… Precisamente, esa es la cuestión.

  11. ¿Seguro que no hay quien ha salido al mundo mainstream? ¿No son Bradbury, Dick, Lem o el mismo Ballard reconocidos por la crítica? ¿No es Asimov reconocido por el metro (el lector típico, vaya)? Creo que no hay tanto problema en cómo nos perciben desde fuera como en como percibimos nosotros su visión.

  12. ¿Y no son reconocidos por la crítica con la famosa -y repugnante- muletilla de «trasciende…»?

    ¿Salen en suplementos culturales? ¿Se les dedica espacio en medios generales que no sea en términos folklóricos?

    Por cierto: sí, el problema es SUYO, no de la buena cf. Pero dado que llevamos décadas intentando cambiarles y no hemos podido, ¿por qué no planteamos el juego de otra manera?

  13. Algunas consideraciones adicionales:

    – La idea de cambiar la percepción pública del «género anteriormente conocido como ciencia ficción» mediante un cambio de nombre se diría inspirada por George Lakoff… Es más, ¡me parece profundamente cienciaficcionística! Es como un experimento a pequeña escala para probar la hipótesis de Sapir-Whorf… vamos, que parece sacada de las páginas de «Los Lenguajes de Pao».

    – Aún asumiendo que conviene un cambio de nombre, ¿es «literatura prospectiva» el substituto adecuado? Porque el término tiene resabios añejos y casi gernsbackianos, sugiriendo que la función del género es escrudiñar el futuro… una noción que creía desechada tiempo ha.

    – Quitar la mención a «ciencia» metería a cosas como el Apocalipsis de San Juan, «Left Behind» , «Lord of the World» de Robert Hugh Benson y otras obras similares en el saco del «género anteriormente conocido como ciencia ficción». Que conste que no me parece mal; los bordes del género siempre han sido muy difusos, y en realidad gran parte de sus mejores obras tienen un importante componente religioso, reconocido o no.

  14. Osea que la Ciencia Ficción se muere.

    Y yo con mi vida tan sencilla, como un tradicional darwinista más, que veía la evolución del género como el proceso gradual y natural de cambio, así era sencillo asumir las nuevas especies que iban surgiendo y situarlas dentro de la taxonomía de nuestras bibliotecas. Ahora nos cuentan que todo esto se acaba, que pasaremos a ser como paleontólogos, a no ser que cambiemos la nomenclatura.
    Pero, todo esto me suena a vieja historia.
    En el siglo pasado hubo intentos lamarkistas, por las hordas de Lo Nuevo, de cambio a Ficción Especulativa, pero, parecer ser que no cuajó. Ahora los neolamarkistas por la fuerza de “nuevos palabros” quieren una sistemática más acorde con los tiempos. Un sistema que asuma un proceso dirigido hacia otros mercados.

    Lo cierto es que considero que la Ciencia Ficción no ha muerto, porque no está viva y nunca lo estuvo. Simplemente es Otra Cosa.

  15. Yo no he dicho nunca que la cf esté muerta. Me resulta un poco fatigoso estar periódicamente leyendo cómo se rebaten mis argumentos a partir de una afirmación que jamás he escrito.

    Tampoco he dicho que toda la cf deba ser considerada literatura prospectiva. Digo que hay uno de los componentes temáticos de la cf, que esta se asumió para sí cuando se constituyó como género -algo que ni Huxley, ni Orwell tuvieron jamás en cuenta-, que posiblemente sea más útil definirlo de otra forma.

    Repito el ejemplo de la novela negra. Agatha Christie jamás ha sido considerada novela negra. La novela negra es un apartado del policiaco que, por incluir componentes sociales, ha conseguido una mayor repercusión fuera.

    La literatura prospectiva sería un desgajamiento de la cf más ocupado por nuestra realidad inmediata. Es lo que hacen los escritores de fuera del género cuando usan temáticas que la cf se apropió.

    ¿Por qué propongo «prospectiva»?. Véase buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=prospectiva.

    Es lo mejor que se me ocurre. Una vez más, acepto nuevas propuestas.

  16. Heinlein la llamaba «ficción especulativa». Pedigrí no le falta al término, y si alguien quiere renegar con entusiasmo atendiendo a quién lo usaba, puede. :)

    (En cualquier caso, llevo cuarenta años en esto de leer «ciencia ficción», y a estas alturas me da mucha pereza cambiar.)

  17. Efectivamente, esto acaba como en Sedice…
    En fin, como Julián, también me agota comentar afirmaciones que no entiendo de dónde ha salido. La más absurda de todas es la «increíblemente científica»: «os avergonzáis», realizada además por gente que por lo general ni te conoce en persona. Evidentemente, por eso se realiza tal afirmación, porque si te conociera bien se le caería la cara de vergüenza antes de soltar algo así.
    ¿Razones para el lector para cambiar el término?
    – Tener más distribución de sus novelas, mayor acceso porque se distribuye más y mejor, menos peleas innecesarias, más lugares de encuentro sociales sobre el género (esto conlleva, claro, menos protagonismo del ombliguismo fandomita y menos sensación de «soy miembro de una clase cultural exclusiva y molona que no entendéis, mamarrachos»).
    ¿Razones para el escritor?
    – Más acceso al circuito general: concursos, encuentros, congresos, atención mediática… (posibilidad que se puede o no tomar, pero que al menos estaría como posibilidad de rechazarla), más editoriales interesadas, más jurados de concursos abiertos de miras…
    ¿Razones para la sociedad?
    – Estudio en universidades con el correspondiente enriquecimiento del género, inclusión en los planes de estudio de Secundaria y Bachillerato de los cuales hoy están vedados, apertura de la sociedad hacia esta mirada de la literatura y del mundo…
    ¿Razones en contra?
    – Nostalgia.
    – Científicas. Las hemos discutido mucho en Xatafi, pero casi nadie de fuera ha presentado alguna mínimamente argumentada más allá de las ofensas, las descalificaciones y las burlas. Es decir, si tiramos ahí, ¿la división sería interesante? ¿Qué entraría? ¿De qué modo? Esta discusión me parece interesante. El rollo: «Os avergonzáis» me parece… Bueh…
    – Gueto (ver «Razones para el lector»).

  18. Ah, sí, se me olvidaba: ¿el mero cambio de término produce esas ventajas automáticamente? No. Pero el término antiguo, aparte de inapropiado (estoy del todo de acuerdo con Julián en esto) las bloquea automáticamente. Y, por otra parte, se trata de una división terminológica que aclara, no desvirtúa nada, pues la cf ya está desvirtuada de por sí. Al menos, salva una parte.

  19. Si hay gente no se siente identificada con una etiqueta (supongo que aceptaréis que otros lectores y otros autores tendrán también alguna mínima autoridad y cultura para opinar sobre esto), habrá que vivir con ello y seguir discutiendo mucho. Mucho y bien. Porque decir que si algo no te convence es por «guetismo», nostalgia o ingnorancia, pues tampoco es increíblemente científico, ya que estamos…

    En cualquier caso si la idea de hablar de literatura prospectiva es «salvar una parte»… pues no lo veo. Por ejemplo, en las «razones para los escritores»: lo peor que puede hacer un escritor es enrocarse en la defensa y promoción de una etiqueta, por muy correcta y precisa que sea, y no salir de ella. Vamos, exactamente lo mismo que si te declaras «escritor de ciencia ficción». No veo cuál sería la mejora. ¿Sólo una palabra?

    Aparte de que referirse sólo a una «literatura prospectiva» parece que da un ‘rango de acción’ incluso más limitado para el debate, la lectura y, por supuesto, la creación.

    ¿Mi alternativa? Muy simple: «literatura a secas». Acabamos antes y leemos más.

  20. ¿Has dado alguna razón en contra que no sea «nostaliga» o «guetismo»? de ignorancia no he hablado. Pero nos ponemos cuando quieras… Las razones científicas o -si o prefieres- terminológicas, taxonómicas, teóricas- las dio Julián y tú sí dabas otra: «Hablamos de Literatura para no poner muros al mar…». Bueno… Aparte de lo bonito y demagógico que queda, no veo cómo solventa los problemas inherentes a la etiqueta.

  21. Respecto a lo de «sólo una palabra»… Sí, sólo una palabra. Tienen fuerza las palabras.

  22. Yo no he dado una razón ni a favor ni en contra: he dicho que esto es jugar al mismo juego con una pelota de otro color. Y como creo se puede discutir sin «falacias ad hominem» voy a obviar lo de «guetista» y «demagógico», voy a ser pragmático: lo primero que necesita la ‘ciencia ficción’ o como se quiera llamar para dejar de estar marginada es verse a sí misma más como literatura que como género. No veo otra.

    Porque aquí no se trata de hablar de literatura prospectiva o no, sino de que se piense que simplemento eso llevaría a una solución. Y no. Lleva a más de lo mismo porque se presenta en plan tablas de la ley. Y ese rollo de «no me dais alternativas ni argumentos…» Pues mira, uno muy simple: Fernández Porta. Dos palabras.

  23. Yo, la verdad, leo bastante de todo tipo de etiquetas… De hecho, las etiquetas me ayudan a decidir qué leer. A veces me apetece novela negra, a veces novela contemporánea… las etiquetas me orientan a satisfacer mis apetencias como lector.

    Además, si esta web no tuviera etiqueta, ¿cómo habrías podido, Javier, saber que tienes que venir justo aquí a decirnos que no usemos etiquetas? ¿Cómo es que opinas regularmente en webs con esta etiqueta, si no es gracias a emplearla como información?

    En fin, que ciertas ideas son chupi, pero el mundo real tiene sus cosas.

    En cuanto a la mejora que supone otra denominación, si el ejemplo de «novela negra» vs. «novela detectivesca» no te orienta, realmente me es difícil aportar más argumentos.

  24. 1. En efecto, no has dado ni una razón a favor ni en contra. Sólo hablas, hablas, hablas… No obvies lo de «guetista» ni lo de «demagógico», por favor. Argumenta, da razones a favor o en contra, no seas demagogo, no te escaquees, argumenta en vez de hablar, hablar, hablar… Haz algo o sólo escribe, pero hablar, hablar, hablar…
    2. ¿Cómo vamos a hacer que se vea la «ciencia ficción» como literatura. ¿Cómo? Propón. ¿Sólo escribiendo o sólo mareando la perdiz durante más décadas? Sólo hablas, hablas, hablas…
    3. Ya he explicado cómo eso lleva a una línea de soluciones, pero no has argumentado en contra de ninguna. Sólo hablas, hablas, hablas, sin contenido, sin argumentos, mareando la perdiz y soltando frases.
    4. Fernández Porta. No me interesa. Cuéntamelo tú. Porque por nombres te cito aquí cien, doscientos sobre lo que estoy diciendo y que han expresado argumentos y contradicciones y teorías mucho más interesantes, potentes y argumentados que estas frasecitas populares sobre la literatura: Lázaro Carreter, Tomashevsky, Benedetto Croce, Briunetiere, Eco, Genette… Pero prefiero expresar sus argumentos para que me des argumentos tú. Ejemplo:
    Los géneros son áreas diacrónicas y sincrónicas en las que grupos humanos diversos, por acción de determinados artistas, han sintonizado sus gustos y sus ideales estéticos por encima o a pesar de las fronteras nacionales. No de sobrevalorar más allá de lo literario la fuerza de unos u otros (Lázaro Carreter, 1979: 114).

    Y ahora cito a Benedetto Croce:

    Es cómodo, más bien indispensable, referirse con estos nombres a las obras y a los grupos de obras al hablar o escribir sobre ellas. Pero también aquí hay que declararlo inoportuno, así como se debe negar el traspaso de estos conceptos clasificatorios a las leyes estéticas de la composición y a los criterios estéticos del juicio, como sucede cuando se pretende que la tragedia esté obligada a tener tal o cuál argumento, este o aquel tipo de personajes, éste o el otro desarrollo de la acción… y ante una obra, en vez de intentar juzgar la poesía que le es propia, se plantea la pregunta de si se trata de una tragedia o de un poema, y de si obedece a las «leyes» de uno u otro «género» (Croce, 1913: 207-208).

    De este modo, es fácil concluir, el académico debe limitarse a destacar cómo una serie de obras pueden agruparse según unos patrones definidos a los que se acercan una y otra vez el lector y el autor. En realidad, desde este punto de vista, los géneros son maneras de escribir literatura, reconocibles y con patrones inmediatos que facilitan en vez de constreñir.

    O las vertientes de Iser respecto a que los géneros son horizontes de expectativas que sirven para aconsejar al lector que, por cierto, no es gilipollas y no se va a cerrar el mundo porque un crítico le diga o le deje de decir. Nadie aquí espera que todo Dios ahora se constriña a una etiqueta, sino que quiere compartir afición con un montón de aficionados que han sintonizado sus gustos en un mismo área sincrónica (obras de esta época, lectores de esta época) y diacrónica (disfrutando las ventajas de seguir una tradición de décadas y dejándola cuando quieran en favor de lo sincrónico).

    O la teoría de Bloom respecto a que la historia de la literatura es una lucha de influencias entre lo que queremos imitar y la seña de identidad -y de inquietudes propias- que queremos trabajar. En este sentido, los géneros son geniales, porque son el campo de acción de un diálogo fructífero en el que entramos y salimos constantemente.

    Por supuesto, quizás bastaba con el comentario de Julián, que suscribo.

  25. Ah, sí, si quieres que concrete las citas de los libros, las incluyo en forma de bibliografía.
    Por cierto, sustentando tu teoría está Víctor Hugo en el prólogo a Crowwell y alguno más, pero ya han sido más que respondidos a lo largo de décadas y décadas. Es una idea nacida en el Romanticismo, con cierta influencia del Sturm und drang que ahora se discute un poco más con la deconstrucción (ya sabes: De Man, Culler, Derrida…), pero sin grandes divergencias respecto a lo establecido.

  26. Sé que el mail queda un poco excesivo paras el tono medio de la conversación, pero es que, Javi, de verdad, sería la respuesta a numerosas intervenciones tuyas una y otra vez en diez mil sitios donde sólo pareces querer marear la perdiz.

  27. Lo curioso del asunto es que Javi reconoce esos sitios en los que puede realizar sus comentarios gracias a que tienen una etiqueta de género, esa cosa inútil…

    Por cierto, a ver si en alguna ocasión en vez de citar a autores al tuntún para mostrar que los lee, hace una reseña que nos abra el apetito de leerlos. Porque yo, la verdad, el único libro que me he echado a la cara de Fernández Porta lo dejé al cuarto de hora por puro aburrimiento, e igual se me puede convencer de que me equivoqué y lo debo intentar de nuevo.

    Siempre, claro, que el objetivo sea de veras aportar, no ejercer la vieja táctica española de dar citas como arma vacía para destacar.

  28. Tengo una cerveza y palomitas y he de reconocer que estoy disfrutando, francamente.
    Yo desconozco autores y soy incapaz de citar a nadie con idea de teoría de la literatura, así que paso de la guerra de nombres. No me parece descabellado de todas maneras afirmar:
    «Me gustan los libros que tienen como tema la extrapolación de sucesos que pasan hoy en dia a escenarios ficticios de forma verosímil»
    «¿Y qué lees?»
    «Libros, ¿no me has oído?»
    Vamos, que las etiquetas son útiles, de acuerdo (y si gente que no conozco pero suena increíblemente erudita dicen que necesarias podría reflexionar sobre el tema, pero tampoco es que me vuelva loco). Pero la etiqueta es una etiqueta, algo accesorio, para mí. Puede guiarme, quizá, pero no es lo básico.

  29. Te lo vuelvo a decir, tronco: levantas pasiones :p

    A los demás:

    Si comento en este post es porque su autor es amigo y porque me hace gracia el debate.

    Segundo, yo he citado a un tío por un motivo, no para marcar paquete. Y he leído a Hugo, a Lázaro Carreter y, por supuesto, a Bloom (todo el mundo a leído a Bloom): hice una carrera de letras con muchas optativas. A mí las citas no me impresionan mucho en una discusión de estas, la verdad. Son muy maleables. Eso sí, con Croce creo que me has pillado….

    A esto me refería más arriba con lo de «si no aceptas esto es por ignorancia». O mala fe. Hablando de viejas tácticas españolas, uno se acuerda de Unamuno en situaciones como esta.

    Agur.

  30. Reconozco que intentar buscar el término más adecuado para definir el género -o parte de él- tiene su valor (académico, comercial, como referencia para entenderse) y desde luego el nombre de esta web ya es toda una declaración de intenciones (aunque imagino que a muchos viejos aficionados nos sigue atrayendo por nostalgia la antigua denominación, imperfecta, parcial y ya no tan válida, de ciencia ficción).

    Sin embargo, a nivel personal, este debate sobre etiquetas no me interesa. Creo que en el fondo subyace la idea de dignificación del género, o parte de él, y yo creo que esto debe lograrse de otra manera: mediante material de auténtica calidad en librerías al alcance del lector general. Qué importa cómo se le llame a esto. Ejemplos hay, aunque en los últimos años prácticamente todos procedentes de fuera del género.

    Lo dejo ahí, pues esta idea creo que merece una Reflexión.

  31. Dice Joserra: «Puede guiarme, quizá, pero no es lo básico.»
    Eso es lo único que pretenden. Bueno, también provocar para superarse.

    Por cierto, me parece genial el diálogo ese que propones en tu último mensaje. Creo que es la idea.

  32. Dice Javier: «A mí las citas no me impresionan mucho en una discusión de estas, la verdad. Son muy maleables.»
    ¿Eso es todo? ¿Esa es la gran contraargumentación? ¿Decir que «existe la posibilidad de que malees la cita y entonces ni la planteo»?

    Dice Javier: «A esto me refería más arriba con lo de “si no aceptas esto es por ignorancia”. O mala fe. Hablando de viejas tácticas españolas, uno se acuerda de Unamuno en situaciones como esta.»
    Empezaste citando tú, pero sin el argumento explícito de la cita. Y vuelves a hacerlo de nuevo: «uno se acuerda de Unamuno».
    Y de nuevo: ¿dónde están aquí los argumentos?
    ¿Es esta la táctica de muchos de vosotros? ¿Cuando se os argumenta con criterio respondéis que se os ataca desde la prepotencia? ¿Es así como empiezan ciertos calificativos contra quienes estudiamos? ¿Jamás podremos responder con criterios, desde nuestras lecturas, sin que alguien nos insinúe que vamos de «prepotentes»? ¿Dirías que te acusa de «ignorante» un Premio Nobel de Química que te responde a una inconsistencia sobre química a partir de estudios básicos?
    Yo no he llamado aún «ignorante» a nadie, como ya te he dicho. Te he presentado contraargumentos a tus cuatro frases y te he dicho que hablas, hablas y hablas en vacío, y lo mantengo porque sigues sin contraargumentar nada.
    Y más aún: ¿Has leído las fuentes de referencia de estos autores? ¿Cómo desarrollan estos criterios? Y más aún: puedes quitar el nombre que hay delante o detrás de las citas. ¿Qué respondes a cada uno de esos argumentos? Porque son unos cuantos… De todos modos, hay más, si los quieres.

    Resumo las razones en contra de la nueva etiqueta y contra las cuales todavía no he leído otras:
    – Nostalgia.
    – Gueto.
    Escribís alguno: «Debería ser de otro modo. Deberían bastar las obras.» ESo no es una razón en otra más que en una cierta idea de… ¿»Justicia divina»?
    Resumen de otras posibilidades para que el género alcance cuanto no tiene en la sociedad:
    – Deberían bastar las obras por sí mismas. Bien, ya hemos visto que no es así. No basta. Desde 1925 no basta. ¿Y ahora?
    Silverberg está casi perdido para la historia, por ahora, y tiene textos comparables a obras magníficas de su tiempo citadas una y otra vez (Muero por dentro no tiene nada que envidiar a Auster).. Farmer es inencontrable hoy, como ha ecsrito Julián, y A vuestros cuerpos dispersos es desconocida para casi todo el mundo, y me parece una magnífica novela a reivindicar. Le Guin se lee, pero en España no se estudia, no se conoce apenas… Y si hablamos de autores españoles… Pufff… A mí me encanta La sonrisa del gato, pero sé que jamás estará en un libro de texto ni la conocerán las futuras generaciones si no es por sus padres aficionados. No es diferente el caso de Mundos en el abismo.
    ¿Hay escritores malditos olvidados? Muchos, pero los de cf tienen que combatir -además de con el gusto de su tiempo o con un sistema político- contra un prejuicio de etiqueta que existe.
    Existe.
    Y hacer otra etiqueta no constriñe obligatoriamente, como ya he argumentado.
    Seguid dándole la espalda al problema y pensando que se resolverá solo o sólo con buenas obras. Yo no lo veo, la verdad.
    Lo siento, soy ateo materialista hasta la médula. Y me preguntará alguno: ¿eso qué tiene que ver? Pues que no creo que nada ocurra porque sí o que las cosas sean jamás como deberían ser o que haya justicia para la literatura ni nada de eso. O las movemos nosotros o ahí se quedan.

  33. Pregunta (de buena fe):

    ¿Y no creeis que el prejuicio hacia la vieja etiqueta se trasladará automáticamente hacia la nueva?

    Quiero decir: Si hay gente que prejuzga a la ciencia ficción, ¿por qué no va a prejuzgar a la literatura calificada de prospectiva? No son gente objetiva, recordémoslo, están llenos de prejuicios. Nada les impedirá decir: «El mismo perro con otro collar. Sigamos ignorándoles.»

  34. He estado siguiendo esta discusión desde el principio y, aunque confieso mi pereza a la hora de entrar últimamente a ciertos temas, no puedo por menos de apuntar algunas cosas.

    De las razones que Fernando Ángel apuntaba para el cambio de término de “ciencia ficción” a “literatura prospectiva”, confieso que no veo muy claro la segunda, la que apunta como “razones para el escritor”. No estoy muy seguro de que la supuesta respetabilidad que pudiera dar ese cambio de enfoque implicase más oportunidades para el escritor. Mucho menos cuando veo en estos momentos que editoriales generalistas publican sin ningún problema novelas que podemos considerar de ciencia ficción, de fantasía y de terror. Lo único que hacen es no publicarlas con esas etiquetas. Así pues… parece que comercialmente no es el género lo que tiene un problema, sino la etiqueta. Se puede crear una etiqueta nueva menos problemática, sin duda, pero parece que la opción de, simplemente, prescindir de ella está funcionando.

    Las llamadas “razones para la sociedad”… las comprendo y quizá puedo decir en términos generales que me parecen razonables. A nivel estrictamente personal, sin embargo, me la trae al pairo, si perdonáis mi francés. Como autor no siento el menor deseo por un reconocimiento académico. Ni me interesa ni aspiro a ello: mi único interés es ser leído y disfrutado, y cuanto más mejor. Si un reconocimiento académico va a implicar una mayor difusión de mi obra, adelante con ello. Pero, de nuevo, no tengo tan claro que ambas cosas vayan necesariamente unidas.

    Respecto a las primeras razonas apuntadas, las “razones para el lector”, si bien no las comparto del todo, creo que Fernando Ángel apunta a un lugar interesante y además delicado: y es el miedo de un cierto sector de aficionados activos a dejar de ser “importantes” (aunque sea una importancia de pacotilla en un mundito endogámico que apenas si es notado por el mundo real). Y quizá, sólo quizá, buena parte de la resistencia a algunas iniciativas (resistencia que, a menudo se produce con el solo anuncio de la iniciativa, antes de que ésta haya echado a andar y sea, por tanto, legítimamente criticable) parte de esa actitud, de ese miedo.

    Dicho lo cual, no acabo de ver claro que ese intento de volver “respetable” a la ciencia ficción (del que, asumo, esa nueva clasificación y terminología sería solo un primer paso) vaya a ser culminado por el éxito. Lo cual, por supuesto, no es motivo para no intentarlo, pese a todo. Aunque confieso que el término “literatura prospectiva” me parece más bien poco eufónico, lo que podría ser un obstáculo, quizá sí sea un término afortunado para cierto entorno académico donde vender la idea de un “Congreso de literatura prospectiva” es mucho más viable que vender la de un “Congreso de ciencia ficción”.

    Por otro lado, seamos sinceros, el ser humano rara vez se mueve por la fuerza de la razón. Para buena parte de los lectores el término “ciencia ficción” tiene una carga emocional y unas connotaciones sentimentales que van a hacer que ni de coña quieran desprenderse de él. Y creo, además, que están en su derecho. Si para ellos esa etiqueta describe acertadamente lo que leen (aunque lo acertado de la descripción sea por matices emocionales y no porque realmente lo describa bien) están en su derecho a mantenerla.

    A un nivel estrictamente personal (como lector y como autor) tengo que confesar que todo esto me da un poco de lado, la verdad. Comprendo, eso creo, el por qué de la iniciativa y entiendo que puede ser beneficioso. Pero desde un punto de vista, repito, totalmente personal y subjetivo, no consigo sentirme demasiado interesado por ello.

    Como lector, en tanto se sigan publicando libros de género (con esa etiqueta, con la otra, con veinte etiquetas distintas o sin ninguna etiqueta) de verdad que me importa bien poco que el género se vuelve respetable, los intelectuales se peleen por él y los académicos se den de bofetadas a ver quién escribe el mejor estudio. Para mí, en primer lugar, y ante todo, la literatura siempre ha sido una opción de ocio: leo porque es divertido, porque me entretiene y me produce placer. Mientras sigan publicándose libros que me divierten, me entretienen y me producen placer… que esos libros sean considerados basura para adolescentes pajilleros me la trae bastante al pairo, la verdad.

    Y, como escritor, como ya apuntaba antes, tres cuartos de lo mismo. Escribo, al igual que leo, por motivaciones puramente hedonistas: escribir me causa placer —qué narices, es la cosa más placentera que hay en el mundo, después del sexo—, un placer que aumenta cuando lo que escribo encuentra su público. Y mientras siga pudiendo escribir, publicar y encontrar un público al que mis obras lleguen y les hagan disfrutar, que se me considere un escritorucho del tres al cuarto que escribe literatura barata para adolescente pajilleros me la trae igualmente al pairo.

    Repito, una vez más, que es mi actitud personal. Y que ni de lejos tengo la intención de que el resto del mundo la comparta.

    Y todo ello no quita para que, en cualquier caso, os desee la mejor de las suertes.

    Ah, antes de que se me olvide: no, no todo el mundo ha leído a Bloom, ni tiene el menor interés en hacerlo. Presente. Y a algunos Ballard nos parece un coñazo pretencioso, pero eso ya sería meterse en otros berenjenales.

  35. La verdad es que esta discusión en términos tan elaborados se me escapa un poco.

    Existe un término para denominar «esa literatura que leemos», nos gusta y no nos gustaría verlo desaparecer. Sin embargo, el problema no es tanto si el término es adecuado o no lo es, sino lo que lleva asociado.

    Las etiquetas nos sirven para asociar/clasificar y casi automaticamente decidir y opinar; y “aquello” que se asocia al término es el resultado de muchos años de uso del mismo – yo estoy bastante harto de que la gente me pregunte por OVNIS y cosas de esas-.

    Si se pretende una asociación diferente, la única forma es usar un término diferente.
    Un buen ejemplo es la novela negra, que ha conseguido “mejorar la imagen de las novelas detectivescas/policíacas y además aumentar las ventas”.

    Pero si no existe un interés en otros ámbitos “culturales/comerciales”, no parece que la propuesta pueda llegar a buen fín.

  36. La verdad, creo que las posibilidades de que esta propuesta cuaje son… como diría… prácticamente nulas.

    Y todos los inconvenientes puestos aquí por vosotros en los últimos mensajes me parecen, pura y simplemente, ciertos.

    Ahora bien, hay cosas que también son verdad: ciencia ficción es un término espantoso, una mala traducción. Tiene connotaciones negativas. Y en el actual contexto, habría que buscar soluciones para, como digo siempre, «salvar a Silverberg».

    Si la cf no evoluciona en su consideración como género, si no consigue repercusión académica etc… Autores como Silverberg serán, dentro de treinta años, tan famosos y reeditados como hoy lo son Nelson S. Bond o Henry Kuttner. Y eso, francamente, como persona interesada por esta literatura, me da mucha pena.

  37. Pues sí, los inconvenientes son esos.
    En cuanto a los comentarios de Rudy respecto a las razones para el escritor, sí me ha obligado a dudar de lo que he escrito antes. Especialmente lo de: «En estos momentos que editoriales generalistas publican sin ningún problema novelas que podemos considerar de ciencia ficción, de fantasía y de terror. Lo único que hacen es no publicarlas con esas etiquetas. Así pues… parece que comercialmente no es el género lo que tiene un problema, sino la etiqueta. Se puede crear una etiqueta nueva menos problemática, sin duda, pero parece que la opción de, simplemente, prescindir de ella está funcionando.»
    Poco que responder ahí.
    El tema académico evidentemente se encuentra muy distanciado del lector común y esa es una batalla personal que tengo porque considero que no debería ser así. Es un tema peliagudo, porque no estoy seguro de que el mundo académico deba adaptarse al lector, pero desde luego el lector no tiene por qué adaptarse al mundo académico. Sí considero que el mundo académico debe enriquecer y propiciar y tener un fructífero diálogo porque, delo contrario, ¿para qué sirve?
    No creo que todo el mundo deba leer a Bloom ni a ningún teórico. Vuelvo a estar de acuerdo en esto con Rudy. ¿Para qué? A míme parece que enriquece y hace reflexionar, pero lo importante son los textos literarios, sin ninguna duda.
    Por desgracia, no todos mis compañeros académicos tienen la misma opinión, aunque sí muchos más que los que pudiera parecer en un primer momento. Hay ganas de meter la cf en las universidades y estoy convencido de que, aunque no lo vea el lector común, la influencia a largo tiempo es muchísima. Muchísimos grandes escritores han sido teóricos o han tenido fuertes vinculaciones con el mundo académico, crítico, teórico…, además de editores, críticos literarios, asociaciones culturales…
    No puedo estar de acuerdocon rudy de ningún modo en que una etiqueta se mantenga por criterios emocionales, aunque sí -por supuesto- en quecada cual llama a las cosas como quiere. Tampoco discutiría con alguien que a una mesa la llamara: «tupamercio» por motivos emocionales. Allá él.
    Tampoco estoy de acuerdo con la insinuación -no sé si meramente humorística- de que los académicos estudian o analizan o se pegan por prestigio:
    «los intelectuales se peleen por él y los académicos se den de bofetadas a ver quién escribe el mejor estudio».
    Esa idea se encuentra alejadísima, es absolutamente falsa respecto al mundo investigador en que me muevo. No la conozco en mi entorno, no conozco a ningún compañero mío que s emueva por ello y, desde luego, yo como académico no me pego de bofetadas con nadie por conseguir el mejor estudio. Ese no es mi objetivo y ralla lo ofensivo la apreciación que, de nuevo, la tomo como relajada, al hilo…
    Lo voy a escribir de otro modo, deconstruyendo las palabras de Rudy:

    «Para mí, en primer lugar, y ante todo, la discusión teórica de la literatura siempre ha sido una opción de ocio: leo teoría sobre géneros y témrinos y personajes y estructuras porque es divertido, porque me entretiene y me produce placer. Mientras sigan apareciendo estudios que me divierten, me entretienen y me producen placer… que esos libros sean considerados «gafapasta», «intelectuales» (curioso calificativo) o «prepotentes» para buscadores de prestigio me la trae bastante al pairo, la verdad.

    Y, como investigador, como ya apuntaba antes, tres cuartos de lo mismo. Investigo, al igual que leo, por motivaciones puramente hedonistas: consensuar teorías, aprender de otros investigadores, de escritores, de críticos… me causa placer —qué narices, es la cosa más placentera que hay en el mundo, después de escribir (de acuerdo con Rudy) y del sexo—, un placer que aumenta cuando lo que investigo encuentra correcciones y matices bien argumentados.»

    Pero lo hacemos todos. Es lo que hacemos ahora en este sitio y lo que hacemos en las tertulias y en las revistas, sólo que el investigador lee a personas que han intentado profundizar mucho, mucho más y además el investigador lo pone por escrito. ¿Qué diferencia hay? ¿Que por ello somos «intelectuales»?
    Errr… No sé bien qué decir…
    ¿Gracias?
    Por eso me gusta discutir la validez de ese término no eufónico (esa ha sido una preocupación de algunos de nosotros respecto al término).

    Y me encanta Ballard.

    Y la verdad es que lo estoy pasando bien con esta discusión: es teoría de la literatura.

  38. Evidentemente (y si no era evidente, lo aclaro ahora), la frase “los intelectuales se peleen por él y los académicos se den de bofetadas a ver quién escribe el mejor estudio” era deliberadamente hiperbólica.

    Y sin duda, a mi modesta manera (sí, ya sé que los términos «mi» y «modesta» chocan cuando se los ve juntos), comparto lo que dice Fernando Ángel acerca de la reflexión y el estudio puramente teórico d ela literatura, en cuanto al disfrute que proporciona y lo placentero que puede ser. De otro modo, difícilmente dedicaría parte de mi tiempo a reflexionar sobre libros o escritores que me gustan o me parecen interesantes,

  39. Dice Fer:
    (…hace ochocientos mensajes…)
    Yo no he llamado pedante a nadie, más bien ha sido al contrario.

    Y voy a dar otro no-argumento de esos que no tengo, aunque también coincido con bastate de lo dicho más arriba:

    Lo que podríamos llamar una ciencia ficción (o sus temáticas) aceptable en la última literatura española no tiene mucho que ver con vuestro concepto de prospectiva (a no ser que aceptemos cyberpunk como prospectiva y creo recordar que alguien escribió en cierto artículo que el cyberpunk «no iba en serio») y sí con una suerte de combinación entre el reciclaje de elementos ‘pop’ o ‘pulp’ (Sánchez Piñol, pero también Merino) y tecnófilos como se puede apreciar en la obra de Fernández Mallo, Manuel Vilas, Vicente Luis Mora, Jordi Carrión y, por supuesto, en los ensayos de Fernández Porta, que buscan proyectar en un análisis crítico y/o satírico sobre la sociedad actual, también teñidos de ribetes fantásticos.

    No sé si habré sido lo bastante fandomita en mi respuesta, pero me sorprende que esto se ignore, sobre todo cuando se trata de hacer algo respetable a los ojos de la Gran Literatura, y no creo que todo esto lleve a otro sitio que no sea una nueva marginalidad. Aparte de que Ishiguro, Roth y MacCarthy posiblemente no harán más novelas slipstream.

    Ah, y no reseño a esta gente porque ya hay personas que lo hacen mucho mejor que yo. Y les pagan.

  40. Javier: todos esos autores, a los cuales en efecto en algunos casos no conozco -algún otro, como Fernández Mallo, me parece con todo el respeto simplemente el sabor de helado de moda de la penúltima temporada-, ¿crees que se ignoran deliberadamente o se desconocen?

    Si se desconocen, ¿por qué no haces algo útil como dárnoslos a conocer, en lugar de mencionarles una y otra vez a modo de arma arrojadiza?

    Ah, porque no se te paga. Pero hijo mío, con las líneas que gastas en poner posts, podrías en cambio hacer algo positivo como compartir tus conocimientos con los pobres friquis…

    Pero claro, eso exige un periodo de reflexión, una dedicacion, una exposición a las opiniones ajenas etc. En cambio, soltar nombres al tuntún, se hace en cinco minutos, e igual te parece que quedas hiperchachi y moderno porque sabes cosas que los demás -según tu línea argumental- ignoramos.

    Quiero decir, cuando te ofrezcas u otra persona se le ofrezca a alguien -por ejemplo en esta web- a escribir un texto sobre esos autores y se te rechace, podrás argüir que «se les ignora». Entretanto, simplemente, les desconocemos.

    O la parte que conocemos no nos interesa: a mí, como te digo, Fernández Mallo me dejó gélido -me refiero a Nocilla Dream, no he leído más-. Y el sumar elementos pop de todas las procedencias no me parece que convierta a su obra en cf, no más que en otros géneros cuyos elementos icónicos emplea.

    Entre tanto, una vez más, no-argumentos: mucho griterío de converso entusiasta y poco más.

  41. Para terminar de aclarar…

    Buena parte de la gente que Javier Esteban menciona reiteradamente como nuevos adalides de la cf «aceptada fuera» es reseñada o colabora -caso de Vicente Luis Mora- en La Tormenta en un Vaso, un blog de críticas coordinado por Care Santos, en el que yo también escribo de cuando en cuando.

    Bien, si entramos en textos sobre libros de esos autores vemos que no hay pista alguna de que se trate de obras de temática emparentada con la cf, aunque sus autores sí cuenten con el género como uno de sus referentes. Y esto sin descartar, por supuesto, que como lector sí me puedan parecer interesantes. Véase por ejemplo

    latormentaenunvaso.blogspot.com/2008/01/circular-07-las-afueras-vicente-luis.html

    latormentaenunvaso.blogspot.com/2009/02/solo-con-invitacion-espana-manuel-vilas.html (este incluso me lo he comprado).

    Otra cuestión bien distinta es que estos escritores se sientan interesados por las tecnologías actuales y el mundo que se desarrolla ahora mismo, ya, a partir de su uso, como en

    latormentaenunvaso.blogspot.com/2007/07/afterpop-la-literatura-de-la-implosin.html

    latormentaenunvaso.blogspot.com/2006/11/solo-con-invitacin-vicente-luis-mora.html

    Por cierto, aunque Javier Esteban no pueda hacernos reseñas sin cobrar -para explicar a los lectores de cf por qué sí deberían sentirse interesados por estas obras que no tienen ningún elemento de cf-, estos autores que reiteradamente menciona como significativos sí lo hacen. Porque en La tormenta en un vaso no cobramos ninguno…

  42. Fernando Ángel decía «No puedo estar de acuerdocon rudy de ningún modo en que una etiqueta se mantenga por criterios emocionales».

    Supongo que me expliqué mal. No pretendía afirmar que el procedimiento correcto para mantener algo sea usar un criterio emocional, sino que el criterio emocional es el procedimiento habitual que se usa… en este ámbito y en casi todos los demás de la vida. Si por suerte o por desgracia (creo que en la mayoría de las veces por desgracia) que lo decida cada uno.

  43. A Rudy:

    Ah, te interpreté mal. Mea culpa.

    Cambio radicalmente: Estoy de acuerdo con Rudy.

  44. Julián, antes de que sigas haciéndome la autocrítica, algunas cositas:

    — Yo no he dicho que quiera cobrar por hacerte esa reseñas que con tanta insistencia me pides, pero es que como crítico literario no llego ni a mediocre prefiero leer los trabajos de otros que escriben otros que me parecen más competentes y profesionales de lo que pueda ser yo. Mis ‘aportaciones propias’ van por otro lado. Y tampoco suelo cobrar.

    — Esos autores ‘desconocidos’ tienen copados los suplementos culturales de El País y el ABC, por no hablar de El Mundo, donde se acuñó lo de ‘generación nocilla’. Luego está también Quimera (ahí tampoco cobran, o no mucho, por lo que me han dicho).

    — Sobre lo que dices de que no género, te recomiendo que te leas España (al menos el primer capítulo) y, si cae en tus manos, la antología Mutantes de Berenice. El género lo tratan, lo que pasa es que no son escritores de género. Ahí está el matiz para mí.

    — «Pero claro, eso exige un periodo de reflexión, una dedicacion, una exposición a las opiniones ajenas etc…» Bueno, eso es lo que hago en mi trabajo una media de diez horas al día. Me perdonarás que no tenga muchas ganas de jugar al periodismo literario cuando llego a casa y me remito a lo que he dicho antes. Será que practicar el imbecilismo literario improductivo me divierte más.

    — La fase de converso gritón la superé ya hace un par de años, gracias. La medicación ayudó.

    Hale, puedes seguir:

  45. Naaa, vamos a dejarlo. Me da pena que el poquísimo tiempo que tienes, y en el que no puedes escribir un artículo explicando estas cosas, debas consumirlo en estar aquí…

    Además, es un poco inútil. Quiero decir: afirmas que estos escritores «tienen copados» los suplementos culturales. Pongo sus nombres en el buscador de El País y me salen cuatro menciones para Mora, tres para Carrión -los mismos artículos, por cierto-, dos para Manuel Vilas… Jo, díríase que para ti «copar» son unos números francamente bajos.

    Ojo, sin desdoro del valor de estos escritores, que los suplementos culturales, la verdad, sé cómo se hacen y me impersionan bastante poco.

    A lo que voy es que yo compruebo y busco argumentos, tú te limitas a soltar ocurrencias, y cuando se te responde, sueltas la siguiente ocurrencia como si no pasara nada. Siempre que tenemos un intercambio de pareceres es igual. Muy cansino, francamente.

    Por lo demás, te agradezco que al fin hagas una recomendación concreta y, ya que tengo comprado «España» porque me gustó la reseña que citaba más arriba, pues le echaré un vistazo a ver si es cf o no. Porque del resto, por lo que yo sé, y salvo que consideremos las cosas del intenné como siensiafisión como haría mi abuela, ná de ná. Sólo cultura digital contemporánea.

  46. En primer una pregunta, ya puestos a cambiar la etiqueta, y teniendo en cuenta que hablamos de un término mal traducido, ¿qué tiene de malo el término «ficción científica»?. No es mi intención defenderlo frente al de «literatura prospectiva» pero me parece una contradicción bastante evidente defender con unos criterios científicos el empleo de una terminología, y luego huir de la palabra ciencia como si produjese algún tipo de sarna.

    Por otro lado, a día de hoy es imposible plantear ningún tipo de prospectiva sin tener en cuenta las ciencias, sean naturales, sociales o formales. Cualquier tipo de documentación para escribir una novela que no sea fantasía pura requiere del empleo de conocimientos vinculados a las disciplinas científicas. Evidentemente hay una ficción que tiene estos aspectos mucho más en cuenta que otra, y esa sería la que necesitaría de la etiqueta.

    A mí no me vale el argumento de que entonces muchas obras de ciencia ficción no encajarían, es algo irrelevante. Yo no voy a dejar de leer algo porque se llame o no ciencia ficción, y quién lo hace así debería de madurar un poco sus hábitos lectores. Si se trata de buscar una clasificación con criterios científicos lo de menos es si puede entrar 1984 de Orwell o no.

    Lo que quiero decir es que la ciencia ha de rendirse a la objetividad y la taxonomía ha de tener una lógica y una estructura coherente. Deberían de obviarse razones como lo que el «ámbito académico» de tal o cual especialidad considera como de interés o no. En primer lugar porque académico no es lo mismo que científico, en función de qué escuela de filosofía de la ciencia consideremos, y podemos tener dentro de un mismo colectivo gente que obra con una metodología científica y otros que tratan de vender como ciencia lo que no es más que un simple opinión o cháchara vacía de todo interés.

    Es decir, que hay que pasar olímpicamente del reconocimiento cuando se considera que se está trabajando con rigor y una metodología científica. Si consideráis que el término literatura prospectiva es el más adecuado desde el punto de vista de la teoría de la literatura debéis defenderlo sin hacer mención alguna a la respuesta que pueda tener en los ámbitos académicos.

    Lo que me lleva al tema de que la ciencia ficción, al menos en el ámbito anglosajón, siempre ha estado en las universidades. Me estoy refiriendo al campo de la enseñanza de las ciencias. Yo tengo vistos artículos del American Journal of Physics de los años setenta en donde se comentan programas de enseñanza de Física a partir de análisis de películas de ciencia ficción. A día de hoy la ciencia ficción es un medio más para analizar el papel de la ciencia en la sociedad, hay montón de estudios CTS sobre el tema, etc. Por no mencionar que es una constante en la divulgación científica mencionar tal o cual novela o cuento, a veces como ejemplo en positivo y otras en negativo.

  47. Quisiera aclarar un punto. Creo que en ningún texto «formal» -es decir, en ningún artículo, no chateando aquí- Fernando o yo hemos sostenido que «literatura prospectiva» deba sustituir a «ciencia ficción» como denominación conjunta del género.

    La idea que comentamos es que hay una parte de la cf, que coincide con las temáticas que están siendo empleadas por los escritores de mainstream y que está siendo a su vez abandonada por «el corpus oficial» del género, a la que le beneficiaría tener una denominación propia y distinta. Y que es, en general, la parte de la cf que me parece más relevante.

    Os recuerdo que mi primer artículo sobre el tema se llamaba «Secesión», no «Nombre nuevo».

    Insisto en la palabra «relevante». Nunca, nunca he dicho que la cf esté muerta. Pero sí creo que se ha vuelto «irrelevante». Habla de cosas demasiado lejanas, demasiado complicadas, demasiado metarreferenciales, que no le importan a la sociedad -por mucho, ojo, que a mí me pueda gustar a veces leerlo-. Los temas cercanos, los directamente prospectivos para el lector medio, se los ha quedado el slipstream.

    Otra cuestión es por qué este sitio se llama literatura prospectiva, aunque hable de toda clase de cf. En resumen, porque nos mola el término y porque creemos representa el tipo de cf que nos gusta más.

    En otro orden de cosas, el término «ficción científica», en efecto, me parece mucho mejor que cf, pero la verdad es que lleva pululando por ahí décadas -creo que ya se empleaba en la antología de Labor de 1961- y mira, ni caso. De cualquier modo, «ficción científica» serviría para sustituir a «ciencia ficción» y «literatura prospectiva», no.

    En cuanto al rol de la cf en la universidad, creo verdaderamente que lo sobreestimas. No digo que no existan iniciativas, y son muy apreciables -también aquí, con Jordi Jose, Manuel Moreno o Miquel Barceló-, pero siguen siendo contadas, tanto aquí como en el ámbito anglosajón.

  48. Esa última réplica me la guardo, Julián. Muy buena. Lo del buscador de El País pasará a los anales y la cultura digital pasarán a los anales. Está claro que si un día de estos publico un ‘artículo de verdad’ sobre estas cosas serás el último en saberlo.

    Y mis excusas no deberían darte tanta pena: son muy parecidas a unas que usaste tú no hará mucho en Sedice.

    Pero bueno. Como yo también me sé tu sofística internetera de memoria (notienesargumentos yosínotienesargumentosyosínotienesargumentos yosínotienesargumentosyosínotienesargumentos yosínotienesargumentosyosí) y esto se está convirtiendo en una conversación privada, por mí parte se acabó.

  49. Jo, es verdad: tú dices que unos escritores tienen copado Babelia, y a mí no se me ocurre otra cosa que buscar sus nombres en la web donde está Babelia.

    Madre mía, en vez de aceptar simplemente tu palabra… es que, de verdad, voy provocando.

  50. «La idea que comentamos es que hay una parte de la cf, que coincide con las temáticas que están siendo empleadas por los escritores de mainstream y que está siendo a su vez abandonada por “el corpus oficial” del género, a la que le beneficiaría tener una denominación propia y distinta. Y que es, en general, la parte de la cf que me parece más relevante.»

    Eso lo tengo más o menos claro, porque me leí el artículo de Hélice. Lamento que aquí no lo hayáis dejado suficientemente claro, aunque para mí es suficiente.

    Sobre estos dos niveles de la ciencia ficción me parece que en el artículo citabas, entre otros autores clásicos del género que se podrían incluir ahí, a Stanislaw Lem. Me parece un ejemplo relevante por dos razones. Una es puramente subjetiva, y es que para mí la ficción científica es este autor. Si tuviese que definir lo que es para mí me limitaría a citar su nombre y recomendar su lectura. Si bien puedo argumentar por qué considero que es el autor paradigmático, en base no ya a su obra sino a las propias entrevistas y ensayos en los que Lem expuso sus ideas, nos desviaría un poco del tema.

    La otra razón es que a pesar de todo considero que lo que representa Lem va en otra onda diferente al slipstream que ha adoptado temas de ciencia ficción. Entiendo que Lem sigue una tradición literaria no basada en la ciencia ficción como tal sino en autores como Voltaire, por ejemplo, esa tradición de la ciencia ficción utópica y satírica y por tanto estaría más cerca de autores como los que citáis que se inspiran esas fuentes más clásicas que en los autores del fandom.

    Sin embargo Lem se mueve en cuanto a temática a otro nivel, un nivel que sólo se encuentra en autores propios de la ciencia ficción, aunque los supera. Es un caso único en el género no ya por la temática que plantea sino por su filosofía general que en general es muy consistente y con una carga filosófica muy profunda. Generalmente se habla de su humanismo crítico y la crítica al antropocentrismo, pero es algo mucho más profundo a nivel epistémico y ontológico.

    Pero lo más importante es que siempre lo hace desde un conocimiento bastante profundo de la cultura científica general. Y hay buenos ejemplos de cómo ideas que en su momento eran excéntricas en la ciencia y aparecen en obras de Lem luego fueron tratadas en la literatura científica. En este sentido creo que es un ejemplo de autores que no pueden reducirse a una literatura prospectiva, como heredera de esa literatura utópica, frente a los que la siguen en sus planteamientos.

    Sobre la cercanía de los temas, es algo discutible. Evidentemente si hablamos del space opera militarista coincido al cien por cien en lo que comentas. Pero hoy mismo aparecen noticias en los informativos que me hacen recordar a algunos cuentos de «Axiomático» de Greg Egan. Los dilemas de la ingeniería genética son un tema candente y son tratados por los autores mainstream que formarían parte de esa nueva clasificación. Pero lo que hace Egan es un análisis más profundo de la propia naturaleza humana empleando la ciencia pura y dura, construye metafísica. Y aún así a mí me producen una reacción emocional, y creo que a cualquier persona sensible al tema también.

    De todos modos me parece que es todo resultado de las modas. Esos temas que ahora nos parecen lejanos pueden luego parecernos cercanos, y al revés. Ahora estamos inmersos en una crisis social profunda, no sólo económica, y no está claro que saldrá de ella. Ahora temas como la vida extraterrestre no importan un pimiento, pero quizá dentro de diez o veinte años puedan ser atractivos. Temas que parecían desfasados para la literatura de ciencia ficción retornarán, otros que nos parecen actuales desaparecerán, y otros que ahora no imaginamos o consideramos secundarios serán los determinantes.

    Y sobre el papel de la ciencia ficción en la universidad y la sociedad en general debo reconocer que a veces me dejo llevar por mis deseos. De lo que estoy seguro es que la literatura fantástica es algo así como el equivalente de los temas sexuales en las sociedades puritanas al estilo de la victoriana, se mira muy mal hablar de ello pero luego todo el mundo tiene revistas guarras y películas mudas pornográficas cuando apenas se ha comenzado a desarrollar el cine. Es mucha más la gente que lee estos géneros, aunque sea ocasionalmente, de lo que parece. Me gustaría que salieran del armario, pero lamentablemente no lo hacen, y quizás estime que la influencia de la ciencia ficción que se muestra abiertamente sea mayor que la de la oculta.

  51. Sobre la similitud que comentas entre pornografía y cf… podría contarte cien mil historias. Recuerdo la de una chica que conocí que afirmó sorprendida que no recuerdo qué cosa no podía ser ciencia ficción «porque es buena».

    Evidentemente, la equivocada es ella. Pero dado que llevamos décadas luchando con ellos -que soy mayoría inmensa- y no les convencemos, lo que planteamos con esta propuesta es un cambio de estrategia.

    En cuanto a Lem, es un tema delicado. Me sorprende que nadie ha señalado -y mira que se ha escrito ya bastante sobre el tema- que la debilidad principal de mi argumentación es que sitúa la separación de géneros que propongo en el terreno de lo intencional.

    Es decir, creo que Lem podría ser considerado prospectivo puesto que su objetivo es reflexionar sobre la condición humana y sobre temas de primer orden, a partir del uso de la imaginería que consideramos como característica de la cf. Esto entronca a la prospectiva con el utopismo y distopismo, o con las obras de escritores contemporáneos próximas al género -McCarthy, Roth etc.-

    En cambio, la ciencia ficción actual es lo que es: me resulta muy difícil -por decir algo- encontrar cuáles son los propósitos extrapolativos de Bujold, Stross o Brin. Juegan con la tecnología, narran una aventura… Todo eso me parece muy respetable, pero creo que si eso es lo único que puede hacer la cf con las enormes posibilidades temáticas del género, es bastante limitado.

    Sin embargo, es lo que hace la cf dominante hoy, desde los tiempos del ciberpunk: usar su imaginería para crear puzzles científicos más o menos sofisticados, o bien para narrar aventuras en un marco agradecido. Lo cual, vuelvo a decir, es lícito, pero resulta en obras irrelevantes.

    Dicho todo esto, esta distinción tiene un defecto básico: es un juicio de intenciones. ¿Cuántas cañas me he tomado yo con Lem, a ver, para saber qué era lo que él quería decir realmente, qué le guiaba a escribir? Obviamente, juzgo a Lem como simple lector, que intenta realizar un análisis con paciencia y atención. Pero, ¿es ese juicio de intenciones suficiente para establecer una frontera?

    Sinceramente, no lo tengo claro, pero es lo mejor que tengo para ofrecer como una solución al estancamiento de la cf.

    Como he repetido incontables veces, aguardo para escuchar mejores propuestas.

  52. No sé si voy a marear más el asunto, pero sí me gustaría comentar un par de cosas.
    La primera, y espero que como muestra de loq ue deben ser las cosas, yo estoy usando ya el término prospectivo tanto en las clases como en todos los artículos que escribo y, no obstante, no comparto con Julián la misma visión sobre dónde habría que realizar el corte. de la secesión. Lo hemos discutido largo y tendido y temo que nos moriremos ambos sin estar de acuerdo. Pero voy a la polémica.
    En efecto, el primer problema está en ver la intención del autor, la cual ya no se tiene en consideración en casi ningún estudio teórico desde hace al menos 50 años. Como ya ha escrito Julián, lo que puede opinar el autor es imposible y además nisiquiera suele concordar con lo que escribe. Prácticamente todos los escritores de ficción que además han escrito teoría se han quejado siempre de esta problema: lo que he escrito no es lo que pretendia escribir exactamente y, además, no se entiende como quería que se entiendera. Os recomiendo muchísimo un librito ya descatalogado, muy sencillo y ameno, de Umberto eco: Apostillas a El nombre de la rosa, donde da razones muy contundentes para pasar del autor.
    Pero considero que ese escollo se salva con la intención del texto, como exigían los formalistas. El texto toca ciertos temas y no otros, insiste en unas líneas y no en otras… Desde este punto de vista, la literatura prospectiva en mi opinión estaría centrada en las inquietudes culturales, sociales, filosóficas… antes que en el puro entretenimiento (sin renegar de él, me refiero al «puro») o a la mera especulación científica.
    Esto me lleva a volver una y otra vez a repetir que no me gusta, no me gusta nada la idea de «ciencia» en la ciencia ficción. No es el centro del género ni mucho menos ni siquiera de sus mejores novelas. decir que el centro de A vuestros cuerpos dispersos, por ejemplo, o de La mano izquierda de la oscuridad o de Muero por dentro es la ciencia implica desviar muchísimo la atención de los verdaderos temas tratados en esos libros. En Cronopaisaje o en algunos cuentos de robots de asimov, por ejemplo, la idea de la ciencia está muchísimo más tratada, en detrimento de los personajes o de reflexión social. Por eso los llamamos: Hard. Nadie ve problema en usar la etiqueta hard, ¿no? En realidad se usa constantemente y nadie se ha visto encorsetado y todos tenemos en mente híbridos, libros de difícil definición… Pero cuando decimos: «Una novela hard» o «Te va a gustar/No te va a gustar esta novela porque es muy hard», todos nos entendemos. ¿O no?
    Siento extenderme, pero esto da para mucho.
    En cuanto a la mención -unos mensajes más arriba- de que esto ha sido tratado académicamente porque se ha estudiado desde la física… Creo que queda claro, pero matizaré: el problema de la ciencia ficción es que no se suele estudiar desde la literatura, QUE ES LO QUE ES: LITERATURA. (No quería gritar, peor es que no sé poner la negrita; perdón).
    Y eso me lleva a otro sitio: tan literatura es la ciencia ficción hard, como el space opera o como la prospectiva. Aquí nadie denigra nada. Pero no veo problema en poder hablar así:
    «Te va a gustar/No te va a gustar esa novela; es más prospectiva que esa otra, que es más hard.»
    Y he aquí uno de los motivos de amable discordia con Julián: yo tomaría la prospectiva como una variante de la ciencia ficción y no como un género aparte, pues comparte conella el tipo de pacto de ficción que el lector establece con el exto y que es diferente del de la literatura realista y del de otros tipos de literatura especulativa (Espada y Brujería, Fantástica, Realismo Mágico…).

  53. «El autor debería morirse después de publicar la novela, para allanarle el camino al text», dice, de hecho, Eco en las Apostillas.

    Y no le falta razón, en cierto modo.

  54. Ver, por otro lado, el asunto como una subclasificación más de lo que es la CF, más que una secesión (una subclasificación que quizá fuera susceptible de ser «vendida» con más facilidad en aquellos sitios donde el término «ciencia ficción» despierta recelo inmediato cuando no desprecio directo) me parece quizá más adecuado.

    Quizá es hilar muy fino, pero en todo caso, las connotaciones que despierta en mi mente el término «secesión» son bastante más tajantes, más terminantes (implica una separación, al fin y al cabo) que el hecho de que hablemos de una clasificación, como puede ser el hard, el space opera o cualquier otro subgénero de la CF.

  55. Bien, en mi concepto de ciencia ficción, la ciencia es indispensable. Tanto, que su presencia es lo que incluye a una narración en el género. El problema aquí es que todos los que tratan este problema lo acometen desde el mismo punto, el de su influencia en la trama. Y no, no es así. La ciencia ofrece la base sobre la que se va a construir algún elemento de la ficción, sea este crucial o no. Y quiero subrayar esto último porque me parece lo más importante. La ciencia (o mejor dicho, la ficción científica) puede aparecer en muchos de los aspectos de la narración. Quizás en el escenario, quizás en el mcguffin, quizás en las anécdotas que presente la historia. Para calibrar lo decisivo o la orientación de esa presencia en el relato existe el subgénero.
    La ciencia ficción no es mas que literatura fantástica cuyo elemento irreal parte de algún concepto estudiado por la ciencia. A diferencia de la fantasía, que no tiene agarre alguno a la realidad. Si el centro de la novela es la explicación de ese hecho científico, se trata de cf hard, si no, soft. Si la presencia de la ciencia es un mero escenario, dependiendo de él estaremos hablando de space opera, de ciberpunk, de utopía, de ucronía, etc. pero el hecho diferencial con la realidad lo proporciona, siempre, alguna materia estudiada por la ciencia, sean drogas inexistentes (química), el espacio (astrofísica), el tiempo (física)…
    Decía Sanchez Piñol en una entrevista reciente que él no hace ciencia ficción porque no siente la necesidad de explicar los elementos fantásticos, pero es que la cf jamás ha exigido tal cosa, que es lo que teóricos como Barceló no entienden. «Neuromante» era, según él, una pésima novela porque los conceptos informáticos eran de risa. Pasados veinte años, resulta que se parece más a la realidad que cualquier otra cosa. ¿Ahora es buena? «Nunca me abandones» es cf porque lo que cuenta la novela sería imposible si los personajes no fueran clones. «Flores para Algernon» no tiene más detalle científico que la sustancia química que permite al retrasado llegar adonde llega, sin explicación alguna de en qué principios se basa esa droga para funcionar, y sin embargo nadie dudó jamás de que se trata de cf.
    Miréis a la novela que miréis, el elemento extraño siempre será de carácter científico. Esa es la definición que engloba a todas, absolutamente todas las novelas que podemos definir como ciencia ficción. Así que, Fernando, ya lo hemos discutido amigablemente alguna vez, en mi concepto del género la ciencia es insustituible. Personalmente, veo la idea de cf prospectiva como un subgénero más para definir algo que está pasando, no como un sustitutivo de ciencia ficción. Hay un hecho evidente, y es que desde que empezó esta oleada, las novelas de cf están siendo definidas por las editoriales y autores y crítcos generalistas por sus subgéneros: thriller científico, ciberpunk, ucronía… Eso no les da miedo. No me parece mál hacerlo. Si no se quieren referir al género padre, puedo dormir con ello, porque sé que a pesar de que no lo mencionen, esas novelas son tal cosa.
    Esta iniciativa es buena porque ofrece al que quiere eludirlo una nueva definición a la que aferrarse, otro tipo de subgénero que además da nombre a una forma determinada, más preocupada por su naturaleza literaria, de hacer ciencia ficción. Ojalá triunfe y dentro de 10 años haya muchos autores generalistas haciendo literatura prospectiva.

  56. Comparto bastante de lo que acaba de definir Kaplan. Y de hecho, en la definición que siempre he manejado de la diferenciación entre CF y fantasía siempre lo he visto en el sentido de que la CF es fantasía «racional» y la fantasía, fantasía «irracional», en cierto modo (por eso, en parte, Lovecraft me parece CF mientras que Dick lo veo como fantasía, pero eso ya sería otra historia).

    La «ciencia», creo, es imprescindible para comprender lo que es la ciencia ficción, aunque sea una ciencia de pacotilla o sea ciencia asumida y no explicada. Es la visión científica frente a la visión mágica del universo, en cierto modo (de ahí lo de «racional» frente a «irracional») lo que marca la diferencia entre CF y fantasía.

    Es un ejemplo que ya he puesto varias veces:
    -En la fantasía, cruzas un portal y pasas al país de las hadas.
    -En la ciencia ficción atraviesas la membrana interdimensional y cruzas a un universo alternativo.

    Estás diciendo lo mismo. Pero la simple elección de términos (términos «mágicos» frente a términos «científicos» -o que suenan a tal aunque no lo sean-) hace que parezcan distintas, que en la mente del lector causen un efecto distinto y, por tanto, la percepción -que es al fin y al cabo lo que define la realidad- sea totalmente distinta.

  57. Exacto. Una narración de dioses griegos lanzando rayos por las manos, es fantasía; eso mismo en Ilión y Olympos, de Simmons, es cf, porque los rayos no tienen un origen mágico o divino, sino que provienen de la tecnología, de la ciencia.

  58. Uff… Ahora no abandoneis, que el hilo empieza a cobrar sentido.
    Disfruto leyendo vuestros argumentos, no tanto con las disputas.

  59. También estoy absolutamente de acuerdo con esa visión de la ciencia de Kapaln. Para eludir algunos problemillas que van surgiendo con la filosofía de hoy, contraria a la «ciencia» (Feyerabend y Lyotard, sobre todo, si algunos seguís cosas de estas), en clase suelo hablar de «pensamiento científico de fondo» o incluso de «no romper con lo que nuestras pautas epistemológicas actuales mantienen». Sé que suena pedante en este contexto, pero lo comento también porque insisto en que el término: «ciencia» despista muchísimo y además le añade ese matiz profético que tanto me esfuerzo por quitarle a los análisis literarios del género.
    Pero, en el fondo, estoy de acuerdo con vuestros últimos comentarios.
    Y, sí, Rudy, esa es una de las frases que más me gustan de las Apostillas. Y añado una sacada de las teorías actuales: «El autor muere tras acabar la novela y sólo queda otro lector». Es también un poco exagerada, pero me parece que va por ahí la idea.

  60. A Sky: Yo también. Esto es lo que me parece interesante de la discusión.
    Aprovecho para estar de acuerdo con un comentario tuyo de hace no sé cuántos mensajes: sobre que estás hartod e que te confundan con OVNIS. Hace tiempo una compañera de trabajo quedó a cenar conmigo porque «Fer, tú vas a entender mi interés por los viajes astrales y las energías del alma». Reconozco que en ese caso lo de «ciencia ficción» debería haberle puesto sobre la pista, pero no.

  61. No, en realidad, la frase de que, una vez terminada la novela el autor se convierte en un lector más, no me parece exagerada.

    En realidad, me parece, por hacer un juego de palabras fácil, que se convierte en un lector «menos». Es un lector que tiene demasiada información sobre lo que había en la cabeza del autor cunado escribía, sabe lo que éste quería poner en el texto, lo que a menudo no le deja ver lo que hay en el texto.

  62. Esto que dice Rudy es como el principio de incertidumbre de Heisenberg…una vez involucrado en algo, ya no puedes «verlo» desde fuera por mucho que lo pretendas- interpretación libre-.

  63. Puedes, con el tiempo, tomar cierta distancia respecto a lo que has escrito, pero pese a todo seguirá habiendo cosas que no «cuadran». Digamos que cosas que tú ves evidentes porque sabes lo que querías poner, nadie más lo ve. Y viceversa, cosas que la gente ve, te dejan de piedra porque ni se te había pasado por la cabeza todo eso cuando estabas escribiendo.

    Por citar de nuevo a Eco: «una novela es una máquina de generar interpretaciones». Y, añadiría que, cuanto mejor es, más interpretaciones genera y más diversas son.

    De hecho, de las cosas que más me gustan como autor (aparte de que me doren la píldora y me inflen el ego, por supuesto) es que me den una interpretación de lo que he escrito que a mí ni se me había pasado por la cabeza. Alguna vez me ha pasado y al principio te quedas de piedra. Luego, te pones a pensar, recuerdas ese momento concreto de la novela al que se han referido y te dices «pues sí, claro, se puede deducir eso de ahí, pero por mis muertos que yo no lo pretendía».

  64. Sobre Lem, estoy de acuerdo que puede considerarse como prospectivo, pero es mucho más, ya que plantea problemas epistemológicos de calado. Y lo mejor de todo es que fácil seguir sus fuentes, o al menos a los autores que mantiene un punto de vista similar al suyo.

    Por ejemplo los argumentos finales de «La fiebre del heno» son similares a las ideas sobre el determinismo en mecánica estadística de Frazn Exner y que Schrödinger desarrolla en su conferencia «Qué es una ley de la naturaleza» (ideas similares a las de Charles Peirce sobre el tema). La interpretación del análisis que hace el científico de los casos en «La investigción» es similar a la que se emplea en la formulación estadística o de colectividades de la mecánica cuántica, y tal como se plantea en la novela al estilo de lo que Einstein pensaba sobre el tema. Es decir Lem no se queda en la prospectiva hace filosofía de la ciencia, consciente o inconscientemente.

    Por no hablar que la búsqueda SETI mediante neutrinos de «La voz de su amo» ahora es objeto de literatura científica seria, o que en uno de sus cuentos plantea un escenario razonable para un universo que se crea a sí mismo mediante un bucle temporal, idea que sería empleada por Richard Gott ya en el ámbito de la ciencia.

    Sobre la ciencia en la ciencia ficción estoy bastante de acuerdo con lo planteado por Kaplan sobre su papel. Es más parece que se tiene un concepto muy restrictivo y pobre de la ciencia, la sociología, la economía y la historia son ciencias. No puede crearse una sociedad creíble como las imaginadas por Le Guin sin conocimientos de dichas ciencias, y esta autora demuestra un buen conocimiento de la ciencia de la antropología.

    De hecho buena parte de la crítica que se hace a la filosofía de la ciencia formalista proviene el ámbito de las ciencias sociales, y buena parte de los defensores de esa crítica se consideran a sí mismos científicos. El programa fuerte de sociología de la ciencia se consideraba científico, y qué decir de tantos autores posmodernos que han empleado la terminología científica. Y Feyerabend sostenía que había de renunciarse al dogmatismo metodológico y que habría que aplicar en ciencia un «todo vale», un «anarquismo epistemológico» pero no pone en duda que las ciencias sociales sean ciencias.

    Por lo tanto no veo el problema con la palabra ciencia. Entre otras cosas porque la prospectiva es científica, si no sería mera adivinación mística, por ejemplo.

  65. Permitidme sólo un apunte.

    Todo lo que estáis comentando me parece francamente interesante, y me daría lugar a otra extensa respuesta.

    Sin embargo, creo que hay algo ineficaz en continuar aquí la discusión… ¿a quién no le asustan los posts con 60 comentarios? Me temo que hay bastante gente que a estas alturas no sigue la conversación.

    Cuando planteamos esta web, una de las cosas que decidimos incentivar fue que las respuestas extensas se convirtieran a su vez en entradas. Es decir, que el mismo esfuerzo que hace alguien aquí en comentar, lo invirtiera -y cinco minutitos más- en desarrollar un texto de 500 palabras. Y así, contribuir a seguir alimentando la página.

    Me parece fenómeno que sigáis comentando, pero os invito a que hagáis en cambio el pequeño esfuerzo de refinar vuestros argumentos y contribuir con nuevos textos para la sección Reflexiones, que puedan dar pie a nuevos comentarios y mantener el debate más vivo y la web más actualizada.

    Por mi parte, y sin que eso tenga que ver con que os siga leyendo aquí si continuáis con ello, es lo que voy a hacer.

Comments are closed.