Yellow Blue Tibia, de Adam Roberts

En 1946 cuatro escritores de ciencia ficción fueron convocados por Stalin con el objetivo de cumplir una misión fundamental para la supervivencia de la Unión Soviética. La guerra fría estaba comenzando pero los americanos serían derrotados a su vez, como lo habían sido los alemanes, estaba en la lógica dialéctica de la lucha de clases. Pero la guerra era el esfuerzo supremo que permitiría el triunfo del proletariado, la lucha continua garantizaría el esfuerzo en el fin de la lucha de clases y el mantenimiento de los logros de la Unión Soviética. Los cuatro escritores fueron encargados de trazar un escenario para la guerra futura, una guerra que iba más allá de los límites del planeta, una guerra contra extraterrestres que amenazaban invadir la Tierra. Los escritores debían trazar un escenario verosímil para esa confrontación futura. Su escenario incluirá extraterrestres invisibles y radiactivos que comenzarían su ataque a la Tierra destruyendo Ucrania con un rayo cósmico. Ninguno de aquellos escritores tenía ni idea de en qué consistía la radiación por entonces, aparte de los rumores que llegaban de los resultados de Hiroshima y Nagasaki, pero encerrados en la dacha del dictador trataron de sacar adelante un proyecto de invasión galáctica que no cayera en la simplicidad de los escenarios de Wells. Inesperadamente Stalin decidió poner fin al proyecto y, en lugar de eliminarlos físicamente, les ordenó olvidar que aquellos meses habían existido, que nunca habían conocido a Stalin, y sobre todo, olvidar el escenario que habían trazado.

Cuarenta años después, dos de ellos, Konstantin Andreiovich Skvorecky y Jan Frenkel van a volverse a encontrar de nuevo en torno a ciertos acontecimientos inquietantes que están ocurriendo en un lugar de Ucrania llamado Chernobil, donde el escenario pergeñado cuarenta años antes parece estar a punto de convertirse en realidad.

Yellow Blue Tibia es una novela brillantemente conseguida en la que nada es lo que parece, o quizás sí, y en la que uno acaba no sabiendo del todo efectivamente qué es lo que ha ocurrido, incluso con la impresión de que hay hilos que se han quedado sin atar por el camino. La fuerza de la novela está en su estilo, lleno de un humor irónico y distante, y en la ambientación magistral de la Rusia soviética. También en el homenaje a los maestros de la ciencia ficción comunista, una ciencia ficción empeñada en una cruzada prospectiva por identificar el futuro de la humanidad bajo la guía del poder soviético, una ciencia ficción que uno termina con ganas de conocer mejor.

También encuentra su interés en la consistencia de los personajes, el irónico Skvorecky, el impredecible Frenkel, el lunático Saltykov… Uno tiene la impresión de encontrarse sumido en una auténtica novela rusa, en un Dostoievsky de principios del siglo XXI con su galería de personajes algo desquiciados e impredecibles, incluido algún desliz en la cursilería. Porque, curiosamente, como decía alguien en una reseña, Yellow Blue Tibia es, contra toda evidencia inicial, al fin y al cabo una inesperada e inusual historia de amor.

Dicho esto, Roberts podría haberse ahorrado la nota final, en la que declara que la clave de la novela “es un intento de sugerir una manera de conciliar los dos hechos aparentemente contradictorios relativos a los OVNI, que por un lado han afectado la vida de millones de personas, a menudo directamente y, por otro, claramente no existen”. La originalidad de la novela pierde mucho si se la presenta como una hipótesis realista y no como una brillante invención. Aunque, en ciencia ficción, como saben los escritores que se reúnen en la dacha, la verosimilitud es sólo una cuestión de coherencia.

En cuanto a qué significa el título, hay que leer la novela para entenderlo.

5 comments

  1. Esto… no está traducida, ¿verdad?. Resulta que me interesa mucho este libro/autor/temática y se lo he pedido al librero y….

  2. He comenzado a leer varias novelas de Adam Roberts y mi impresión siempre ha sido la misma: las ideas son originales e interesantes, pero el desarrollo es forzado. Recientemente me he leído esta _Yellow Blue Tibia_ hasta el final por puro interés en confirmar la hipótesis… y la confirma. Creo que Roberts está vendiendo ideas de relato o de novela corta en forma de novela porque es la única forma de hacerlas rentables, pero eso no quiere decir que sean buenas novelas.

  3. Quizás porque comparto la opinión de Borges de que, en general, es un «desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos», y considero que hay pocas o ninguna novela que no caiga en esa definición, no acabo de ver la objeción de Luis.
    Para mí, como queda claro en la reseña, la idea de partida es muy buena, los diálogos son brillantes, la trama está bien llevada, la ambientación está muy conseguida y los personajes son muy atractivos. Cada uno tiene sus preferencias, obviamente, pero para mí todo eso junto constituye una buena novela.

  4. Si no te entiendo mal, tu argumento es que, como ninguna novela puede ser buena, esta novela es tan buena como puede llegar a serlo una novela. Como no estoy de acuerdo con la premisa, no puedo estarlo con la conclusión.

    Aunque la boutade de Borges que citas me da pie para expresar de otra forma mi opinión sobre _Yellow Blue Tibia_: es como un cuento de Howard Waldrop malamente estirado hasta la longitud de una novela.

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