Stargate Universe, una agradable sorpresa

La gran aceptación que tiene en estos momentos el género de ciencia ficción tuvo su origen en las space opera audiovisuales. La saga familiar de Star Wars abrió la lata, y series catódicas y cinematográficas como Star Trek y la misma Stargate lograron hacer popular la imaginería espacial. La cuestión de si su influencia en el público general ha sido beneficiosa o no podría ser asunto de debate, pero lo que es innegable es el papel que han ejercido como embajador del citado género. Estas franquicias televisivas se han ido dividiendo a su vez en diversas series de varias temporadas, las cuales han ofrecido resultados de calidad dispares. Curiosamente, es un hecho que cuanto más oscuro se ha vuelto el tono, algo que en teoría supone una pequeña traición a la esencia de las respectivas series, más interesante ha sido ese resultado.

Si la cima del universo Star Trek se encuentra en los episodios Borg repartidos por sus distintas series y, especialmente, en la magnífica tercera temporada de ST Enterprise, la mejor cara de la franquicia Stargate, compuesta por Stargate SG-1, Stargate Atlantis y Stargate Universe, la ofrece sin duda esta última, que ya ha dado muestras de gran calidad en apenas una temporada. Si entramos en el juego de las comparaciones, podemos decir, basándonos en su idéntica premisa, que SGU es lo que debió ser ST Voyager y no logró ser. En SGU se narran las peripecias de una tripulación formada por militares y civiles humanos a bordo de la Destiny, una milenaria nave fletada por la raza de los Antiguos para abrir nuevas vías en lejanas galaxias, a millones de años luz de la Vía Láctea.

La serie sitúa sus prioridades tanto en el devenir de los personajes como en el escenario, dividido éste entre los parajes planetarios que visitan y el claustrofóbico entorno de la nave. Sin energía, sin alimentos, sin agua, sin aire, los episodios hacen honor, uno tras otro, al lema con el que el primer tráiler anunciaba la serie: “La única misión es la supervivencia”. Los conflictos interpersonales y la tensión entre pasaje civil y militar son foco de atención continuo, y buscan intencionadamente, junto a los rápidos movimientos de cámara, la estética de otra serie de reciente éxito, Battlestar Galactica. Aunque es cierto que, en la segunda decena de capítulos, la serie ha sabido encontrar su propio lenguaje.

El tratamiento de personajes es excelente, particularmente en el caso del doctor Nicholas Rush, al cual interpreta muy acertadamente el escocés Robert Carlyle. El capítulo titulado “Human”, dedicado por completo al pasado del irascible físico, es una buena muestra de las bondades de esta serie y de la preocupación que muestra en la caracterización de sus personajes. Las relaciones entre los tripulantes rayan continuamente el conflicto, siempre motivado por cuestiones de singular importancia. Se trata de un entorno cerrado, asfixiante, carente de comodidades y en el que todos se saben víctimas de un futuro incierto.

El tono oscuro, denso, es uno de los responsables de que estemos ante una buena serie televisiva, pero el hecho distintivo que le añade la coletilla “de ciencia ficción” es también sobresaliente. Contra el habitual predominio de la space opera, en esta serie se da también una presencia extremadamente importante de ciencia ficción dura. Al menos tal como era entendida ésta en la literatura anglosajona de los años 50. En uno de los episodios la nave se interna en la cromosfera de una estrella para cargar energía; en otro se maneja la idea de una desconocida especie constructora de sistemas solares enteros; una de las más peligrosas misiones en el exterior de la nave tiene lugar en las cercanías de un pulsar y en otro de los capítulos se suceden varias paradojas temporales. Es decir, la serie no se mantiene atenta sólo al más que bien llevado factor humano, sino que también muestra interés en perseguir el sentido de la maravilla.

La serie funciona tan bien con sus dos principales bazas, los misterios cósmicos y la interrelación entre los personajes, que su único pero reside precisamente en el lazo de unión con la franquicia a la que se debe. El artificio de las piedras que intercambian conciencias a distancia, mostrando al espectador lo que sucede simultáneamente en nuestra querida Tierra, hace posible cumplir débitos tales como el obligado cameo de viejos personajes conocidos, protagonistas de las series hermanas, o el continuo recordatorio de que estamos en el universo Stargate, con sus viejas facciones en lucha. Sin embargo, cada uno de los episodios en los que las piedras se han utilizado se corresponde con los momentos más bajos de la serie, pues suponen una ruptura del creciente nivel de angustia que se vive en la nave.

Aún así, la serie luce incluso en los aspectos menos llamativos. El acompañamiento musical ejerce un gran protagonismo, en consonancia con el resto del conjunto. El score compuesto por Joel Goldsmith resplandece desde el fondo de muchas escenas. SGUniverse se atreve, incluso, a apuntarse a la moda de ambientar con canciones el principio o el final de cada capítulo, con piezas tan maravillosas como el» English Rose», de los míticos The Jam. Los efectos infográficos también destacan, tanto a la hora de mostrar el entorno de la nave como en la creación de las distintas criaturas que acosan a los protagonistas en cada mundo, dinosaurios incluidos.

Buen reparto, buenas interpretaciones, buena historia, buenos guiones, buena música y mucha ciencia ficción. Eso es Stargate Universe, una serie hecha para disfrute del buen aficionado a este maravilloso género. O al menos de aquel al que las franquicias televisivas no le provoquen rechazo. El 28 de septiembre, más.

7 comments

  1. Más que el factor humano, estilísticamente la serie es una copia de Galáctica, con esos zoom a los FX, a las naves en pleno vuelo, esa paleta oscura de colores, ese tratamiento realista de los personajes… en fin, que visualmente es una copia del trabajo de Ronald Moore para Battlestar. Pero está bien. Me gusta menos que Atlantis, porque llega a ser un poco coñazo cuando quiere basarse demasiado en las relaciones humanas, pero es loable que quieran hacer algo más «adulto» dentro de lo que son las series modernas de CF.

  2. Y a nivel de CF hard, la serie tiene varios fallos gordísimos: Se supone que la nave protagonista es lo suficientemente invulnerable como para zambullirse en la zona de convección de una estrella (toma ya) para recargar sus generadores (!), pero luego es muy frágil cuando los aliens la atacan con sus baterías de rayos. Yo quiero esas baterías para instalarlas en mi coche…

  3. A mi tanta tensión personal me pone nervioso. Prefiero más el aspecto space-opera que tenía Atlantis, con un universo más verosimil que el de SG-1.
    Y respecto a ST Enterprise, yo prefiero la cuarta temporada, en la cual se suceden numerosos conflictos en el cuadrante donde surge la federación y hay numerosas tramas, con los romulanos siempre detrás.
    Pero es cuestión de gustos.

  4. Bueno, Víctor, más que un fallo en el componente hard, yo lo veo directamente como un fallo de guión. Aunque se podría defender la teoría de que las armas estén basadas en otras cuestiones. El parecido formal y de fondo con BG en la primera tanda de capítulos es innegable, sí, pero creo que a partir de mitad de temporada va desapareciendo. Curiosamente, lo que a mí me gusta es precisamente que no se trata de la típica space opera basada en las relaciones interespecies, con disfraces y demás, sino que trata de explotar más el misterio, la maravilla. Y los personajes están creados en plan moderno, con problemas actuales. Hay una relación lésbica, un embarazo problemático, adulterio…
    En cuanto a Enterprise, la tercera temporada juega con las leyes de la franquicia deformándolas. Una vulcana que se transforma en una yonqui de las emociones, un capitán que comete un claro acto criminal contra otra nave. Además, es una temporada autoconclusiva, uniforme, que cuenta de principio a fin una misión en una zona desconocida. La cuarta no tiene esa uniformidad. Tiene momentos buenos, sí, como el del reverso oscuro de los personajes, pero también hay capítulos muy flojos.

  5. pues entre que yo la vi con doblaje con acento sudamericano y las tramas flojitas de los tres o cuatro capítulos que aguanté, me pareció la peor de todas las series.

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