Entrevista a Santiago Eximeno

Condenados no es sólo la nueva obra de Santiago Eximeno. También es la primera novela que se publica en España siguiendo las pautas del crowdfunding. A tres semanas de que se cierre el plazo para lograr la financiación necesaria, ya ha cubierto la cantidad inicial propuesta y se acerca, poco a poco, a la frontera de los 1000 euros. En esta conversación, el autor nos cuenta las claves de detrás de Condenados y las posibilidades que abre el micromecenazgo como manera de financiar todo tipo de proyectos.

¿Qué es Lánzanos o, lo que es lo mismo, qué es el crowdfunding?

Es una forma alternativa de financiar la creatividad. El crowdfunding permite a los creadores ofrecer su obra para que sea financiada directamente por los consumidores, sin intermediarios. A través de esa financiación la obra ve la luz y los colaboradores que se han implicado en ella invirtiendo, en menor o mayor medida, su dinero, reciben a cambio regalías.

El crowdfunding permite un contacto directo entre el autor y el lector y un nivel de implicación que va más allá de simplemente adquirir el libro en una librería. Lánzanos es la primera apuesta española por este formato de recaudación, y estoy francamente contento con el resultado.

¿Cómo surgió la idea de financiar Condenados gracias a esta iniciativa?

Quería buscar alternativas a la edición tradicional. Ya lo he hecho con mis últimos libros, publicándolos directamente en formato electrónico o confiando en editoriales que ofrecen otros caminos para la publicación que encuentro más atractivos, como 23 Escalones, Saco de huesos o Torre de Marfil, pero quería dar un paso más, comprobar si era posible contar con el apoyo de los lectores para liberar una novela al gran público.

Además esta iniciativa me permite ofrecer el libro en Internet para su descarga gratuita, algo que me permitirá llegar a más lectores, sin duda.

Siempre has apostado por esta doble vía: proyectos más tradicionales en papel y, por otro lado, creaciones que sólo se conciben gracias a las posibilidades que ofrece Internet. ¿De dónde surge esta inquietud?

Siempre he sentido la necesidad de innovar, de formar parte de movimientos que revolucionen las pautas establecidas, de crear sin atarme a los caminos comerciales trillados. De ahí que gran parte de mi obra se mueva por caminos poco habituales, ya sea por el formato, ya sea por la temática. Además adoro participar en las aventuras de otros creadores que arriesguen con su propuesta, como por ejemplo Nanoediciones. Experimentar, no anclarse y producir una y otra vez lo mismo, eso es lo que más me gusta.

¿En qué te has basado para fijar la cantidad inicial para que el proyecto saliese adelante?

Debo reconocer que en un primer momento me pudo la pasión y qué mejor número que 666 € para una novela que narra el día del Juicio Final. Después lo medité e hice las cuentas, claro. En una primera aproximación ese dinero me permitía cubrir todos los gastos, pagar (modestamente) a los ilustradores, al maquetador, etc. y reservarme un pequeño beneficio simbólico para mí como autor del libro. Así que una vez preparadas las regalías definitivas, y viendo que no me alejaba demasiado del presupuesto inicial, dejé esa cifra como válida.

Cuéntanos un poco de qué va la novela en sí

Condenados es una novela que nos presenta a cuatro seres humanos que, a pesar de haber sobrevivido al día del Juicio Final, saben que están condenados. Recorreremos con ellos las calles de Madrid en busca de respuestas, y en el camino nos encontraremos con ángeles, con resucitados y con una ciudad devastada por la Mano de Dios. En Condenados quería hablar, sobre todo, de la miseria humana, de la falta de empatía, del odio y de la venganza. El día del Juicio Final me parecía un escenario perfecto para hacerlo.

Aunque en el pasado has escrito todo tipo de narraciones desde una perspectiva que podía tildarse de ciencia ficción o fantasía oscura, el terror siempre acaba protagonizando tus obras. ¿A qué se debe esa inclinación?

Siempre he creído que el motor que mueve el mundo es el miedo, y por lo tanto es una de las constantes que forma parte de mi obra. El miedo está siempre con nosotros, condicionando nuestros actos. Explorar el mundo desde esa perspectiva me agrada. Observar las reacciones de los personajes, del entorno. Crear una atmósfera opresiva, incómoda para el lector, que le invite a reflexionar sobre sus propios horrores.

Has publicado tu última colección de relatos, Obituario privado, con 23 escalones. Primero en una edición electrónica más asequible acompañada poco después de una edición en papel (con la que se regala la edición electrónica). ¿Está el futuro de la edición a medio plazo en estas propuestas híbridas que aúnan ambos formatos?

Es una apuesta, y como todas las apuestas, puede ser el camino. Yo creo que la edición electrónica debe acompañar al libro físico, ya sea anticipándolo o como sustituto a la edición de bolsillo. La decisión de 23 Escalones de dar el salto al papel no traiciona su espíritu: ofrecer el libro en un nuevo formato a nuevos lectores. Otras editoriales como Torre de Marfil o Viaje a Bizancio comparten esta filosofía y yo, como autor, me siento más inclinado a participar en estas editoriales que seguir caminos más tradicionales.

Aparte de Condenados, ¿qué otras novedades nos aguardan en los próximos meses?

Lo cierto es que este año tengo varios libros pendientes de edición. Con Viaje a Bizancio, ya anunciados por la editorial junto a otros libros de Sergio Parra o Daniel Pérez Navarro, tengo pendiente dos libros de relatos: Bilis (ficción mínima) y Umbría (un fix-up que podría funcionar perfectamente como una novela). En Francia se publicará ¿Quién es el Cruciforme? también este año. Además sigue pendiente la edición de mi juego de mesa Invasión con Edge, por ejemplo.

También quería mencionar Crisantemos con Torre de Marfil. A este libro en particular le tengo mucho cariño ya que se trata de un libro de ficción mínima que en realidad son libro-juegos mínimos.

No me puedo quejar, la verdad.