Durante dos kilosegundos decenas de miles de copias nuestras han estado explorando todas las ramificaciones. En un 46,8% de los casos la conversación, y con ella nuestra relación, acaba de forma abrupta, tal vez por un malentendido, quizá por simple incompatibilidad de carácter. El 21,7% de las veces bailamos, lo pasamos bien y no volvemos a vernos nunca más. Un nada despreciable 18,5% de nuestros yoes respectivos acaban la noche desnudos, sudorosos y satisfechos, pero sin ganas de repetir la experiencia. Un 5,9% de afortunados tiene varios encuentros similares al primero, y un 3,4% del total de parejas disfrutan una breve relación más seria que no llega al año. Un 2,5% de las instancias llegan a compartir piso, y un 0,8% incluso pasan por la vicaría, para acabar sellando el traumático divorcio en un juzgado.
Pero el hecho de que haya un 0,1% de probabilidades de ver juntos a nuestros nietos jugar bajo el domo terraformado del Mar de la Tranquilidad es lo que hace que mi voz tiemble ligeramente y tenga que aferrar fuerte el botellín de cerveza cuando me acerco para decirle:
—Hola, ¿qué tal?
4 comments
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Fantastico, pero en este multiverso me da que se liga bastante. Un escuálido 46,8% de rechazo, no está mal… Saludos desde el 01 (también es mala suerte)
Qué preciosidad de relato. Casi siempre me gustan, pero este ha sido tan bonito que no podía dejarlo sin comentario :)))
Muchas gracias, Cos. Es muy halagador que hayas roto tu mutismo sólo para comentar un micro mío. Esperamos seguir viéndote por aquí ;)