Discos conceptuales y óperas-rock: creatividad e imaginación (II)

Saludos, rockeros infatigables y simpatizantes en general.

Nuestra tenaz onda surca ya su noveno período, sin interferencias ni absorciones de mención, y (como dicen mucho por mi tierra) no da muestras de querer reblar. Así que un humilde servidor, emulando su impulso y predicando con el ejemplo, se dispone de nuevo a unir la palabra a la oscilación.

Como ya indiqué en la anterior entrega, nos hallamos inmersos ahora en un recorrido por las diversas obras conceptuales prospectivas y de cf de nuestros músicos, y os aseguro que semejante viaje da para mucho. Y no hay mejor prueba que los dos discos de hoy, los cuales despertarán en vosotros, como siempre, gratos recuerdos si su música os es ya familiar o intensas sensaciones si os resulta un hallazgo. En esta ocasión nos vamos a quedar con estilos más suaves, menos metálicos, aunque que no se alarmen los heavies: en próximos artículos regresará la caña, pura y sin contemplaciones.

Empecemos con la Electric Light Orchestra, formación inglesa que gozó de amplia fama en los años 70 y 80. Más conocida por adeptos y detractores por su acrónimo, la ELO fue una banda de rock sinfónico surgida de las calles de Birmingham (cuna también, por cierto, de Black Sabbath) al frente de la cual estaba el excelente compositor y multiinstrumentista Jeff Lynne. Su sonido se caracterizaba por ser bastante ecléctico e incorporaba con acierto instrumentos poco habituales como cellos y violines. Llegó a flirtear incluso con la música disco, como en el álbum Discovery (1979) y en la banda sonora de la película Xanadu (1980), con Olivia Newton John. Sin embargo, la obra que nos interesa es su segundo disco conceptual (el primero sería Eldorado, en 1974, muy recomendable también) llamado Time. El lanzamiento tuvo lugar en 1981 y concedería a Lynne el último platino en su país; de hecho, justo después de cosechar el éxito rotundo con este álbum comenzó la decadencia del grupo hasta su separación en 1986.

El argumento de Time es uno de los más recurrentes (y delicados) de la ciencia ficción: los viajes en el tiempo. En esencia, la historia nos presenta a un hombre perteneciente al siglo pasado (años ochenta) que es arrastrado por viajeros del tiempo al siglo XXI. En él encuentra una gran cantidad de maravillas, pero cuando la novedad y el asombro se difuminan empieza a echar de menos su época y sobre todo a la mujer que quiere. Para mitigar su nostalgia, le proporcionan una compañera robot que obedece todas sus órdenes; sin embargo, resulta evidente que no se puede amar a una máquina por muy solícita que se muestre. Desea entonces volver a su tiempo pero no se lo permiten. Aunque intenta escapar utilizando el mismo medio de transporte que usaron sus guardianes, es atrapado. Es en ese momento cuando le confían la razón por la cual esta ahí: el futuro no es tan bonito como parece y debe aprender lo necesario para que, cuando regrese a su tiempo, pueda rectificar los errores que ha cometido el ser humano. Por último, tras esta “enseñanza”, es devuelto al año 1981.

Si bien no es el colmo de la originalidad, la trama funciona muy bien amparada por las voces y la instrumentación, y canciones como “Ticket to the Moon”, “Twilight”, “Yours Truly, 2095” y la rocanrolera “Hold on Tight” se han ganado el corazón de muchos de sus fans.

Mi segunda propuesta se refiere a un personaje todavía más famoso que la banda anterior, ni más ni menos que el camaleónico (y también británico) David Bowie.

Como muchos de vosotros sabréis, en su carrera musical Bowie ha hecho prácticamente de todo. Solo fijándonos en el aspecto estilístico, el abanico desplegado por el inglés es de auténtico vértigo: pop, folk psicodélico, glam rock, funk, soul, rap, música electrónica… Década a década se ha erigido como un innovador nato, rompiendo moldes y clichés sin parar, y aunque sus excéntricas composiciones han recibido con frecuencia (especialmente en los inicios) reacciones de perplejidad e incomprensión, pocos niegan en la actualidad la enorme relevancia del artista en la historia de la música.

Centrándonos en el rock, y en discos conceptuales, no podíamos olvidar su genial The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders of Mars (Surgimiento y caída de Ziggy Stardust y Las arañas de Marte) de 1972. La obra navega entre el hard rock y el pop-rock experimental practicados en discos anteriores, y la mayoría de los temas están cantados en primera persona; eso sí, la identidad de dicha “persona” varía a lo largo del elepé, tomando ese papel a veces el propio Ziggy, otras los miembros de su grupo o incluso el público de sus actuaciones. En lo que a las letras se refiere, los textos están impregnados de grandes conciertos, naves espaciales, desvaríos de estrella de rock y erotismo a flor de piel.

El argumento es directo y sencillo. Ziggy Stardust, un extraterrestre llegado de un rincón indeterminado del espacio exterior, aterriza en la Tierra con su nave espacial. El forastero es portador de una noticia tan concisa como devastadora: a nuestro planeta le quedan solo cinco años de vida. Tratando de paliar la dureza de su anuncio con mensajes de esperanza y amor, Ziggy se convierte en una estrella de rock, junto a su banda Las arañas de Marte. Sus canciones, conmovedoras y provocativas, le ganan multitud de seguidores que pronto se convierten en auténticos fanáticos. Su ego se infla hasta autoproclamarse mesías del rock y creerse el salvador del mundo. Sin embargo, los continuos excesos (alcohol, drogas…) y el arrebato de fama acaban por acarrear su propia perdición. Como colofón a su caída, el mismo público que le había encumbrado termina asesinándole.

Si bien el corte que tuvo más éxito (y permanece en la memoria colectiva) fue el single “Starman”, yo me quedo con el tema que inicia el disco, “Five Years”. Aquí os dejo las primeras estrofas:

Pushing through the market square
So many mothers sighing
News had just come over
We had five years left to cry in

News guy wept and told us
Earth was really dying
Cried so much his face was wet
Then I knew he was not lying

Y con estas líneas tan alentadoras, amigos míos, concluye mi entrega. Deseando, como no podría ser de otra manera, que os haya gustado, os emplazo a la próxima; en ella continuaremos con álbumes conceptuales, pero nos pondremos más duros. Y es que es bien sabido que la cabra tira al monte…

Hasta otra.

4 comments

  1. Ahhhh, «Time», de ELO… joder, cuantos recuerdos: «remember the good old ninety-eighties / where things were so uncomplicated». Je.

    Por cierto, que no es el único álbum de la ELO que tiene elementos de CF: recordemos la portada de «Out of the blue», por ejemplo.

  2. Musicalmente, los ochenta fueron años dorados para la música en general y el rock en particular.

  3. Y los 90. Y los 70. Según con lo que estés familiarizado, te molará más una década u otra.

Comments are closed.