Douglas Preston es particularmente conocido por ser el coautor (junto a Linclon Child) de la serie de novelas protagonizadas por el agente Pendergast, un armonioso híbrido entre Andy Warhol, Sherlock Holmes y Fox Mulder cuya trayectoria literaria va ya por la novena entrega. Aparte, ambos han publicado otras obras de idéntico éxito, ya en solitario, que en el caso de Preston incluye títulos como El códice Maya, Tiranosaurio o Blasfemia, además del que ahora nos ocupa.
Impacto arranca con la caida de un meteorito en la costa de Maine, un fenómeno en apariencia natural pero relacionado de forma misteriosa con otro hallazgo en una mina de Camboya y una inexplicable emisión de rayos Gamma en el planeta Marte. A partir de ahí los protagonistas se embarcarán en una peligrosa carrera contrarreloj para intentar encontrar la respuesta a los diversos enigmas que se les van planteando y que el escritor desgrana con la precisión de un mecanismo de relojeria para atrapar el interés del lector y mantenerle en vilo hasta el sorprendente (o al menos, eso es lo que se pretende) final.
Quien ya haya leído alguna obra de estos autores (o del propio Preston en solitario) ya puede tener un atisbo de por dónde van los tiros y de lo que se puede encontrar a lo largo del camino. No se puede decir que Preston y Child hagan literatura de alto estandar, pero son dos narradores eficaces que saben cómo escribir una historia según las pautas ya comentadas en el párrafo anterior: un misterioso punto de partida, secretos y enigmas que se van acumulando a lo largo de la trama, personajes un tanto tópicos pero bien construidos, diálogos ágiles y eficaces, y un acertado equlibrio entre las escenas de acción y las de suspense que actúan a la manera de una escalera mecánica, empujando al lector página a página camino del más o menos inesperado desenlace. Un desenlace que, como es marca de la casa, resulta un tanto precipitado y deja más preguntas que respuestas, quizás con vistas a que el autor retome el argumento en una posible segunda parte.
Puede que la obra de Preston en solitario sea la que más recuerda a sus trabajos conjuntos. Hay un poco de ese gusto por mezclar géneros, combinando en la misma historia elementos de las novelas de espias, del género fantástico e incluso de la más añeja ciencia ficción, que recuerda en parte al recientemente fallecido Michael Crichton. Sin embargo, en la obra de Preston y Child el interés por la ciencia y sus últimas novedades se combina con un sólido conocimiento de la cultura popular y el género pulp, como ocurre con El idolo perdido y su secuela, que recuerdan a «El extraño» y otros relatos de H.P. Lovecraft acerca de la regresión evolutiva humana; mientras que Los asesinatos de Manhattan (2002) no deja de traernos a la mente esa deliciosa obra menor del género que era Kolchak, the Night Strangler (1973), escrita por el gran maestro de lo fantástico Richard Matheson. Impacto, por su parte, debe más a aquellas entrañables películas de ciencia ficción de serie B en blanco y negro de cine de sesión continua típicas de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, obsesionadas por los primeros contactos y siniestras amenazas extraterrestres que ponen en jaque la supervivencia de todo el planeta.
Impacto no es un libro destinado a hacer historia. En muchos aspectos, es el típico bestseller destinado al consumo fácil y rápido, que se lee y disfruta de un tirón y luego se deja a un lado sin problemas, aunque con la reconfortante sensación de que después de todo no has desperdiciado tu tiempo ni tu dinero. Porque (justo es decirlo) ahí radica también en buena medida el encanto de este libro. Preston da exactamente lo que sus seguidores esperan de él: 426 páginas de suspense y entretenimiento en estado puro, garantizados para evadirte mientras pasas un buen rato leyendo a orillas del mar u otro rincón exótico por el estilo, pero que tampoco decepcionará a quienes se le acerquen por primera vez o hayan leído algunas de sus colaboraciones previas con Lincoln Child y quieran ampliar horizontes o ir haciendo boca hasta la próxima entrega de las aventuras del agente Pendergast.
Soy muy aficionado a Preston y Child, o más bien debería decir que antes era muy aficionado y ahora símplemente aficionado. He leído todas sus novelas conjuntas (menos la última) y casi todas las que han escrito en solitario.
Creo que, escribiendo por separado, Child es mucho más sólido. Preston, a mi entender, va perdiendo con cada novela que escribe. La penúltima, «Blasfemia» era bastante decepcionante y además un pelín pretentenciosa. Se mete en un berengenal ético-religioso del que no sabe salir. En cambio, «Tormenta», de Licoln Child, es un technothriller salido de madre bastante entretenido.
El personaje de Pendergast era fascinante, pero creo que lo han sobreexplotado después de «Los asesinatos de Manhattan». Hasta esta novela, entrecruzaban los diversos personajes de su universo, algunos de los cuales eran realmente simpáticos, como Vincent D’Agosta. Pero desde que se centraron en Pendergast y metieron elementos sobrenaturales sus novelas han perdido interés. Yo antes las compraba en cuanto salían, en tapa dura. Ahora me espero a que salgan en bolsillo.
Estimado Mario: por lo que los propios autores comentan en el epílogo a «Pantano de sangre», van a darle un cierto descanso al agente Pendergast publicando una nueva serie de Thrillers protagonizados por otro investigador llamado Gideon Crew, el primero de los cuales se publicaría este año en los EEUU, por lo que supongo que en breve lo podamos ver en nuestras librerías. Un saludo cordial y hasta pronto.
Pues creo que hacen muy bien; no he leído la última, pero Pendergast estaba ya muy gastado.
Saludos.