La oficina de objetos perdidos

Me gusta mi trabajo. Llevo casi diez años en la oficina de objetos perdidos y no podría decir que sea una tarea monótona ni aburrida. Cada día llegan nuevas entregas y me sorprenden. Como aquella temporada en que nuestros jóvenes se suicidaron en masa y poco después nos llegaron diecinueve ganas de vivir. Es que estos chicos deberían tener más cuidado con sus pertenencias.

Read more on La oficina de objetos perdidos…

Continue reading »

La Pila – Abril de 2009

Como dije el mes anterior esto engancha, y más si tenemos en cuenta que tanto nuestros colaboradores como una servidora nos vamos coordinando con más facilidad. Si el mes pasado fue un placer, este, ni os cuento. Las votaciones van sobre ruedas y, definitivamente, recibirlas, archivarlas, y componer el cuadro final resulta de lo más divertido.
En cuanto a curiosidades, el primer comentario lo aprovecho para explicar por qué he vuelto a incluir los títulos del mes pasado. La primera razón es sencilla: había quien ya estaba inmerso en la lectura de alguno de estos títulos y, como consecuencia, han votado en abril cambiando algún que otro resultado. En segundo lugar, los incluí para demostraros que, a pesar de los votos y de los nuevos títulos, La carretera se sigue llevando la palma.
También me gustaría destacar que, a pesar de las quejas, y siguiendo una mínima lógica así como los parámetros de la votación, observaremos que más del cincuenta por ciento podrían considerarse títulos más que aprobados. Cierto, hay muchas reediciones, pero aun así…
Según los resultados entonces, ¿se escribiría ciencia ficción apta, sí o no?
Por último, al finalizar la tabla, observaréis algo nada habitual: esto es una votación que no es tal, pero que no podía quedarse fuera por lo curioso. Seis de los once votantes han decidido que, definitivamente, no leerán el quinto título de La herejía de Horus. Más del cincuenta por ciento… ¿Por qué? Por parte de algunos, sé que han probado títulos anteriores y parece ser que han salido escaldados, pero, ¿qué hay del resto? ¿Los seis han tenido la misma experiencia, o sencillamente opinan que mejor no mezclar juegos de figuritas con literatura?
Sea como fuere, por segundo mes consecutivo tenéis la opinión de nuestros ávidos lectores. Con sus manías y predilecciones, pero también con toda su sinceridad.

Read more on La Pila – Abril de 2009…

Continue reading »

20.030 A.D.

Después de morir, el hombre abrió los ojos, pestañeó varias veces, miró a su alrededor y sonrió satisfecho. El plan, una vida entera dedicada a la virtud cristiana, había funcionado. Una hueste de ángeles le dio la bienvenida y lo condujo ante el Altísimo.
            —¿Es esto el Cielo? —preguntó el hombre.
            —Lo es —respondió Él.
            —¿Eres tú Dios?
            —Lo soy.
            Dicho esto, la Presencia Divina alzó ambos brazos.
            —Nada has de temer. Tus actos en la Tierra te han hecho merecedor del Paraíso. A partir de ahora vivirás aquí. En paz. Eternamente.
            —Eternamente… Sí, sin duda. ¿Pero aquí? —El hombre alzó su rostro hacia Dios y sonrió—. Permíteme dudarlo.
            Un complejo conjunto de sonidos escapó aceleradamente de entre sus labios hasta completar el código de balizamiento fonético. Mientras el desconcierto comenzaba a traslucirse en el rostro divino, a varios universos de distancia el localizador interdimensional construido bajo el desierto de Nueva Teherán hizo contacto y trasladó las coordenadas al teletransportador. En menos de un nanosegundo, una brillante esfera de apariencia metálica apareció de repente sobre la cabeza de Dios.
            Al verla, el hombre profirió un alarido gozoso.
            —¡Allahu Akbar!
            Antes de que el grito llegara a su fin, la bomba D, diseñada para eliminar dimensiones enteras, estalló sumergiendo al Cielo en la nada.

Read more on 20.030 A.D….

Continue reading »

Runas

Jamie aprieta con fuerza la mano de su abuelo mientras el anticuario da vueltas a la esfera metálica y pasea la lupa por su superficie. “No es oro”, concluye tras unos minutos, “pero las runas que tiene grabadas son interesantes, tal vez aztecas o mayas…” El anticuario, un hombre menudo y miope, acaricia el metal ajado, arrancando débiles destellos. Jamie guarda silencio y el abuelo carraspea, incómodo. “¿Dónde la encontraron?”, inquiere el anticuario. “El chico la descubrió”, responde el anciano, “estaba cavando en el patio trasero del rancho. Iba a enterrar a su perro, ¿sabe? Anoche un coyote se coló por nuestra valla”.
      El hombrecillo sonríe forzadamente a Jamie, luego se dirige al anciano. “Si no les importa, me gustaría quedármela unos días para estudiarla…”, un grito le interrumpe. “¡No!”. El niño trepa sobre el mostrador y arranca la esfera de las manos del anticuario. Éste lo observa boquiabierto. “¡Es mía! ¡Yo la encontré!”. El abuelo emite un profundo suspiro. Lleva la barba gris mal afeitada y sus gestos son lentos, como si le pesaran todos los huesos del cuerpo. Tras una pausa tensa, toma al niño del brazo y abandonan el local.
      El sol lanza sus últimos rayos anaranjados cuando regresan al rancho. Jamie sube corriendo las escaleras del porche y se tumba sobre su camastro. El abuelo pasea por el patio, atendiendo a los caballos. Dentro, el niño acaricia la esfera y pasa el dedo por cada una de sus muescas doradas. En la penumbra del cuarto, la bola emite un resplandor cálido, como si disfrutase de las caricias.
      Cae la noche, y una brisa fresca agita las hojas de los árboles. El viejo vacía su pipa y se dispone a entrar en la casa, cuando uno de los caballos emite un relincho nervioso. “Shhh, tranquilo, chico…” El anciano agarra instintivamente la escopeta. No tarda en escuchar el primer aullido. Después otro, y otro más. Sus ojos escrutan el patio, tratando de distinguir cuántos son esta vez, pero la oscuridad es densa como la brea.
      En el interior, Jamie abre los ojos, sobresaltado. Se ha dormido abrazando la esfera. Reconoce los gritos de su abuelo. Sin soltar la bola, se incorpora y sale al porche. Uno de los caballos agoniza en el suelo con el cuello desgarrado. Tres coyotes rodean al viejo, que sangra abundantemente por el brazo. De pronto ve a Jamie, inmóvil frente a él. En sus manos, la esfera emite un brillo blanco, cegador. El niño abre la boca para gritar, pero en su lugar el aire vibra con un sonido inhumano. Varias ventanas estallan, los caballos enloquecen. Y los coyotes aúllan aterrados como si alguien les arrancara la piel. Intentan retroceder, gimiendo, antes de desplomarse sin vida en el suelo.
      Luego, silencio.
      A la mañana siguiente, el anticuario descubre un paquete redondo y arrugado abandonado en la puerta de su negocio. Lo acompaña una nota escrita con letra temblorosa. “Quédesela”.
      A varios kilómetros de allí, Jamie camina silbando por el sendero polvoriento que conduce al valle. No es un valle natural, ahora lo sabe, sino la huella de un enorme y antiguo impacto. Lleva una pala y sonríe con una mueca extraña. Mientras camina, el viento agita su camisa descubriendo la sombra de extrañas runas en su piel blanca. Jamie canturrea y el aire enrarecido del valle parece vibrar con él, acompañando su melodía. Algunas aves emprenden el vuelo, agitadas. Los insectos enmudecen. El silencio, un silencio amenazante, envuelve las colinas.
      Los coyotes serán los primeros en huir.

Read more on Runas…

Continue reading »

La píldora roja resultó no ser una estúpida gominola, después de todo, y así mi suicidio por CPM (cultura popular de masas) llega a su término y ahí te quedas, nena, yo qué sé, que te jodan

El celador te silba una réplica:
            —Por suerte, aquella tarde nuestros técnicos andaban cerca.
            —Por mala suerte, querrás decir.
            —Si no lo hubiésemos trasladado aquí enseguida…
            —Ahora estaría tranquilo.
            —No. Ahora no estaría, como está, donde en realidad quería.
            Se hace un silencio que dura lo que tardas en sacar el monedero del bolso y enseñarle una foto nuestra a los dos tipos cetrinos con los que mantienes este diálogo yermo. Dices:
            —¿Es esta la pinta que tiene ahí dentro?
            Ambos examinan la imagen. El más locuaz pregunta:
            —¿A qué se refiere?
            Y el otro matiza:
            —¿Con ahí dentro quiere decir la habitación de confinamiento o dentro, dentro?
            Bufas:
            —Quiero decir en ese otro lado de mentira que le habéis programado.
            El primer celador se encoge de hombros y dice:
            —No. Dentro tiene el aspecto que sus patrones neuronales han elegido por él.
            —A eso me refería.
            —No le entiendo.
            —El Paciente os ha estado vacilando desde el principio.
            Suena una alarma y las cabezas de los celadores se yerguen. Una reacción eléctrica, inconsciente, te hace correr detrás de ellos cuando salen disparados hacia la habitación crítica de esta Capilla Peligrosa en la que ya no estoy. Les ordenas:
            —¡Dejadle en paz! ¡Qué le den por el culo! ¡Que se marche a su piojoso espacio interior!
            Los tres cruzáis la puerta. Ellos pulsan conmutadores y tiran de cables y me frotan la piel herida con esponjas impregnadas en líquido superconductor. Me ves. Sé que me estás viendo. 
            En tu ojo, Fátima, guardo mis sueños.

Read more on La píldora roja resultó no ser una estúpida gominola, después de todo, y así mi suicidio por CPM (cultura popular de masas) llega a su término y ahí te quedas, nena, yo qué sé, que te jodan…

Continue reading »

Literatura Prospectiva

Prospector 500mg en cápsulas

Denominador literario alegórico y predictivo.

Para qué se utiliza Prospector 500mg
Cura la indeterminación nomenclativa y recupera las células literarias perdidas en el mainstream sanguíneo.

Cada cápsula contiene:
Como principio activo, 450mg de Predictina.

Excipientes: sulfato de alegoría, extracto de futuro concentrado, microcristales de ubik, ballardina de disch, vacuo de pulp y esencia de naranja.

No tomar Prospector 500mg en caso de
:

-Alergia o hipersensibilidad a la sesudez.
-Si padece vértigo existencial.
-Si se encuentra en tratamiento a base de Nuestro Fandom®. 

Read more on Literatura Prospectiva…

Continue reading »

Zombis

Como cada mañana, me levanté cuando aún el amanecer solo era una predicción con muy escasos decimales en contra. Sin darme casi cuenta, estaba en la calle, vestido para ir a trabajar, con un café recalentado en el estómago, pero aquel día noté algo extraño, había otros que caminaban en la penumbra, en esa débil luz cenicienta que dejan las farolas al apagarse. Arrastraban los pies, la cabeza baja, tropezaban con los cubos de basura, parecían caminar sin rumbo. Bajaban la cuesta en dirección al metro como una riada de pequeños pedruscos inconscientes, menos que animales, poco más que objetos. La palabra me hizo dar un sobresalto al corazón: zombis. 

Read more on Zombis…

Continue reading »
1 3 4 5 6 7