Sé que Literatura Prospectiva no es un blog (¡Picard nos libre!), pero también sé que merece la pena la siguiente reflexión dado que, ¿quién nos dice que no es precisamente la manera de comunicarnos la que nos está hundiendo en el hoyo de la incomprensión? ¿La que nos empuja contra el muro de los frikis? (A saber qué es esto) ¿La que alimenta el gueto de los raros? (¿Y esto?)
Evidentemente, este hecho, como todo, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Las ventajas son de lógica, así que no comentaré nada (al fin y al cabo aquí no hemos venido a hablar de idiomas, sino de ciencia ficción…). Los inconvenientes también son de cajón de pino, pero como me convienen, voy a repasarlos de una tacada:
En primer lugar, siempre, SIEMPRE, estás solo frente a tu profesor (en este caso profesora), lo que significa que no hay excusas ni despistes que valgan. Las clases por tanto tienen que ser productivas y lo van a ser sí o sí. Te pongas como te pongas, tu profesor está dispuesto a que aprendas a hablar inglés, y una vez empiezas, no hay vuelta atrás: hay que comunicarse como sea, y si no sabes o no te apañas, tendrás que buscarte la vida. De nada sirve estudiar gramática y leer un libro sobre Cómo se hizo Star Wars: La amenaza fantasma, si luego no puedes explicar nada de él. Esto último es patético, ¿no os parece? Por lo tanto, para hacerte hablar, lo mejor es preguntarte, sonsacarte, y mira tú que aquí llegamos al meollo de la cuestión: mi profesora es una persona normal y corriente: inteligente, intuitiva, divertida, abierta, sí, pero “normal”. Con gustos normales, vaya. Desgraciadamente, ha topado con una alumna que, además de hablar inglés jau (el castellano de los indios americanos en las películas del oeste), está alucinada con las naves estelares y los robots. O sea que éramos pocos y parió la abuela.
Como todos sabemos, afortunadamente existe algún que otro idioma universal. El principal: la mímica, los gestos… pero el más básico de todos es el de los sentimientos. ¿QUÉ? Sí, sí, como lo leéis.
Como dije más arriba, mi inglés es pésimo: me faltan palabras (no sólo vocabulario; las expresiones y uniones entre frases realmente se me pierden por el camino), me sobra imaginación, y soy un tanto monotemática (ahora me doy cuenta), pero aun así, he sido lo suficientemente hábil como para saber transmitir a una persona “normal” qué es exactamente la ciencia ficción: clase a clase, como hay que hablar sí o sí, todos mis gustos han ido apareciendo y la cifi ha ganado la partida. ¿Cómo? En alguna que otra estúpida redacción, Superman ha salvado a un par niños e incluso a la redactora (es decir, a mí), a esta última porque le faltaba vocabulario y recursos, y, ¿qué mejor solución que terminar de golpe con aquello de… What’s that? Is it a bird? Is it a plane?
Por lo tanto, si tras un mes y medio de conocerme y luchar conmigo para que me comunique como sea, he sido capaz de transmitir a mi profesora –vale, lo reconozco, poniendo los “to” y los “from” donde me ha parecido- qué es la ciencia ficción: cómo podría llegar a ser el futuro o describir el amor existente entre un par robots, ¿no será entonces que no es tan importante el idioma con el que nos comuniquemos sino la forma en que lo hacemos?
Para mí está claro: no importa si algo está In the desk u On the desk, como decía la canción; la cuestión es que esté y se haga notar: que se comunique de forma adecuada, dejándose si es necesario de frikeríos y yendo al fondo; a todo aquello que la ciencia ficción nos puede ofrecer. Arrebatando sobre todo sentimientos al lector y/o telespectador más lejano y extranjero.
En lo que respecta a las series de Star Trek, yo me las miro en versión original. Con subtítulos, claro. Si no, la cosa se complica. ¿Has intentado leer sin subtítulos el texano de la capitana Janeway?
No, no lo he intentado aún… ¿es peor que Riker? XDDD
… Y, bueno, lo malo de esto es que en el caso de TNG, por ejemplo, como uno aprenda mucho de Data, mal vamos… si ya te miran raro cuando dices que te gusta la ciencia ficción (siendo chica, en fin…), cómo no te mirarían si te desenvuelves al más puro estilo «robótico». :-P
Bueno, el 80% de la comunicación es no verbal. Y no me refiero sólo a gestos, que también, es muy importante el precontexto (los conocimientos del tema que tienen los hablantes). La selección de palabras claves, la connotación frente a la denotación,,,, Es por eso que gente con mucho nivel de inglés se comunica peor con un inglés que uno que va con el pitinglish y todo justito… y que le echa morro. Aviso, por lo general funciona con Europeos, americanos y africanos, con asiáticos y rusos no tanto. Es por eso que la conversación con un marciano sería realmente difícil. Para empezar un brutal porcentaje de conversación es giro lingüistico, analogías y tal….
Creo que llevas más razón que un santo, Naruto, pero si a todo eso, le sumamos que además intentamos comunicar qué es la ciencia ficción a una persona que no entiende de este género, y hasta el momento no ha tenido el menor interés…
En fin, que no es por echarme flores, pero me parece todo un mérito. :-P
Eslo, eslo… Habla de un inteligencia emocional (al menos) considerable, querida columnista
Tendrías que heberme visto hacer de master en una partida de rol… en inglés… durante las clases de la empresa. A la profesora le parteció bien hacer una partida (ella también jugaba) si yo la dirigía íntegramente en inglés…
Nunca había sudado tanto para hacerme entender sobre pasadizos, elfos, cimitarras orcas y «fauces rojas» (esas encomiables pirañitas que saco de vez en cuando…) ;-)
Creo recordar que la profe sobrevivió… y lo que se me pegó de forma permanente fue:
throw the dies!
JAJA, lo bueno es que sale la pasión, y los idiomas no son una barrera.
;-)
Throw the dies! ¡Mola la expresión!
A veces cuando los sentimientos están en medio no son necesarias las palabras, pero no me imagino explicar lo que es la ciencia ficción con más sentimientos que palabras. Sí, tiene mérito, tiene mérito.
;-)