Dicen que en aquellos tiempos de los manantiales brotaba sangre y que en las aguas de los ríos y los mares, teñidas de un manto bermellón, yacían los peces agonizantes.
Dicen que en aquellos tiempos la lluvia, ausente durante meses, brillaba con el color del orín y su sabor era el del vinagre.
Dicen también que en aquellos tiempos, cuando los hombres tenían sed, castigaban a sus hijos con dureza y después, con sumo cariño, lamían de sus rostros las lágrimas que vertían.