por Des Frankenstein
Tom Dreyfus es prefecto de campo, el equivalente al Jack Bauer de 24 en el universo literario creado por Alastair Reynolds. Trabaja para una organización conocida como Panoplia, creada para defender el sistema político que impera en el anillo brillante, una comunidad orbital compuesta por 10.000 hábitats en torno al planeta Yellowstone (donde está Ciudad Abismo). De cara a cumplir sus objetivos ha de hacer sacrificios. Incluso se dan ocasiones en las que hay que tomar decisiones imposibles, puesto que optes por una o por otra morirán ciudadanos. La cuestión es decidir en cual mueren menos.
El prefecto se inicia con una misión rutinaria. En uno de los hábitats se ha modificado ilegalmente el sistema de voto y sus ciudadanos se han visto beneficiados irregularmente. Para hacer frente a este problema menor, Dreyfus y su equipo, usando los látigos cazadores (una de las mejores armas jamás imaginadas, sobre todo en cuanto a la crueldad con que pueden llegar a administrar dolor), han de impartir justicia en nombre de la democracia y la libertad. Inmediatamente después de finalizar su misión, y finalizar significa que detrás quedan cadáveres desmembrados, otro hábitat con 900 personas en su interior es completamente destruido. Así comienza la mayor de las crisis ocurrida en la jurisdicción de Panoplia.
Torturas, espionaje, batallas estelares… En el fondo El prefecto funciona con la mecánica de la space opera más clásica, pero urdida de un modo muy ingenioso con técnicas de bestseller. Reynolds es hábil, muy hábil. Desde luego no es un gran literato, pero imprime a sus novelas un ritmo trepidante. Además, al ser él mismo científico (es astrofísico y ha trabajado como tal en la Agencia Espacial Europea), dota a las historias del entramado de alta tecnología innovadora necesario para asombrarnos mientras leemos.
La Factoría de Ideas ha publicado todas las novelas escritas por Reynolds adscritas al ciclo de Espacio revelación. El prefecto es la quinta y última de ellas (espero que sólo de momento). Curiosamente es la más mundana de todas: carece de grandiosos artefactos, viajes a singularidades o las ideas extremas a las que nos tenía acostumbrados.
Como dije al principio, Dreyfus y sus colegas el hipercerdo Sparver y Thalia NG me han recordado mucho a los personajes de una serie policiaca/de espías actual transplantados a un ambiente de ciencia ficción. Y la novela funciona, es muy divertida y se lee de un tirón.