A la infanta no le gustó su nueva mascota, traída con tanta ilusión y tanto peligro desde la lejana Arcadia.
—Me da miedo, madre.
Entonces el rey ordenó a su pintor que lo retratara antes de sacrificarlo y que no volvieran a aceptarse más animales mitológicos en rincón alguno del Reino.
El unicornio miró al pintor, a la monja, al curioso, al enano, a la enana, al perro aterrorizado por su nueva condición de favorito, a la infanta, a las meninas, estúpido, sin entender que era la primera víctima del nuevo orden.
10 comments
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«sin entender que era la primera víctima del nuevo orden»
XDDDD. Gran final.
Gracias!!!!
Un nuevo orden que nació pareciendo viejo.
No te refieres a la política, ¿verdad?
Supongo que haces referencia al fin de una época llena de dragones y unicornios.
Las meninas dan para mucho…
No solo para un estudio de la representación.
La ambigüedad final forma parte del juego: me refiero a todo, evidentemente simbolizado por dragones y unicornios.
Y sí… Las meninas han dado para mucho, incluso para enormes pajas mentales. Recuerdo en particular un estudio sobre sus propuestas geométricas basadas en la biblioteca de matemáticas y esoterismo que tenía Velázquez. Aquello era más demencial que los unicornios. ;)
Pero, en fin, esto es solo un relatillo que espero que resulte al menos simpático. Gracias por el apunte.
De nada Fernado,
que algunos damos sin recibir.
Pd: ¡no me refiero a las hostias, claro!, sino a los comentarios.
Ese estudio es digno de ver.¡Qué cosas! (lo que descubre una).
Anuska, lee el principio de «Las palabras y las cosas» de Foucault y mirarás el cuadro de otra manera.
Gracias por la recomendación,Josep :)
Buena recomendación, en efecto, Josep.
Un buen micro. Somero y preciso.