por Fernando Ángel Moreno y Mariano Martín Rodríguez
Lugar de celebración: Facultad de Humanidades de la Universidad Maria Curie-Sklodowska
Entre los días 7 y 10 de julio de 2011 asistimos como ponentes en Lublin, ciudad de Polonia, al congreso de la SFRA, la asociación de investigadores de ciencia ficción. Era la primera vez que se celebraba en un país de lengua no inglesa y la segunda vez en Europa. Lublin es una ciudad mediana, reconstruida tras el fuerte castigo de la Segunda Guerra Mundial, con dos universidades y con simpáticos y educados habitantes.
Ante todo, hay que dar la enhorabuena a la organización, que hizo un trabajo extraordinario en el que nada falló. Además la amabilidad y buena disposición de los diversos miembros del equipo polaco fueron merecedores de todo elogio. Debemos reconocer especialmente el trabajo del coordinador: Pawel Frelik, quien con permanente buen humor solucionó siempre cualquier cuestión que nos surgiera a los conferenciantes. Como sabemos cuantos nos hemos movido por congresos y convenciones, la buena organización se contagia enseguida a los participantes y, sin duda, fue importantísima en este caso para el éxito del encuentro.
Efectivamente puede afirmarse que se trató de un evento de gran nivel tanto humano como profesional, donde la mayor parte de las intervenciones habían sido muy trabajadas y se sustentaban sobre trabajos previos y sólidas propuestas intelectuales. No es fácil encontrar un congreso con este nivel de calidad investigadora, acompañado además por un ambiente muy jovial y divertido entre los participantes. También llamó la atención la generosidad de todos ellos puesto que el intercambio de información e ideas no es tan frecuente en los encuentros de la universidad española.
Para explicar estas cuestiones se debe entender que la totalidad de los participantes se encontraba dividida de dos maneras diferentes. Es decir, por un lado, podemos clasificarles entre americanos y europeos. Por otra parte, podemos distinguir entre grandes pesos pesados de la academia y jóvenes doctorandos.
La primera división responde al tipo de estudios que en Norteamérica se siguen desarrollando, incluso en el campo de la ciencia ficción. Gobiernan allí las teorías queer, las feministas y los estudios post-coloniales. Casi todas las participaciones norteamericanas se mantuvieron dentro de esos ejes, que para el gusto europeo caen demasiado a menudo en lo extra-literario y en lo apologético. Pese a esta tendencia, se pudieron disfrutar algunas intervenciones muy interesantes, como las de grandes autoridades como la de Joan Gordon, presidenta de la SFRA, quien analizó —quizás un tanto superficialmente, pero con aportaciones útiles— los cómics con animales humanizados. John Rieder, por su parte, ahondó en las líneas ya apuntadas en su magnífico libro Colonialism and the Emergence of Science Fiction. La simpatía del profesor de la Universidad de Hawaii fue una de las muestras del buen ambiente que se pudo disfrutar. Por otra parte, Veronica Hollinger, una de las mejores investigadoras actuales y, desde luego, junto a Gordon, la gran cabeza visible de la SFRA actualmente, presentó un interesantísimo trabajo sobre el motivo del archivo histórico en la literatura de ciencia ficción.
Por el lado europeo, se contempló una mayor sustentación histórica y más análisis, donde lo formal se combinaba con lo social. Roger Luckhurst, autor del interesante Science Fiction (Cultural History of Literature Series), no fue quizás de los más afortunados, pues su intervención no aportó demasiado. Al hablar de los europeos debemos referirnos a la segunda división entre grandes figuras y doctorandos. Entre las comunicaciones europeas se debe destacar la buena formación y el buen criterio de los doctorandos europeos, todos con edades entre los 24 y los 28 años. Saben expresarse con bromas y buen humor, son serios en su recogida de datos, estructuran perfectamente su discurso y aportan numerosas propuestas interesantes. En este sentido despuntaron especialmente los alemanes. Entre todos ellos destacamos como ejemplo de brillantez la intervención de Lars Schmeink, de la universidad de Hamburgo, un investigador al que se debe prestar atención. Realizó un impecable y divertidísimo análisis sobre la transformación actual del vampiro desde la literatura fantástica hacia la literatura de ciencia ficción. La aparente trivialidad del tema no transmite todas las ideas que aportó ni la solidez de la bibliografía en que se apoyaba.
Se habló, como siempre, de muchas cuestiones. Como decía uno de los miembros del equipo polaco, más o menos profano en el tema, impresiona cómo la ciencia ficción atrae tal cantidad de estudios desde tan diferentes y fascinantes disciplinas. Se habló de la homosexualidad en Firefly (con la simpatía de la sueca Josefine Wälivaara) y de las implicaciones sociales de los enfoques postapocalípticos (por parte de la muy eficaz inglesa Marlies Bailey). De las teorías cognitivas aplicadas al género (compleja y profunda propuesta de Jason B. Ellis) y de la ciencia ficción tras el telón de acero (interesante aproximación de Sonja Fritzsche). Del rico y desconocido cine argentino de ciencia ficción (una buena recogida de datos de nuestros compañeros de panel, los jovencísimos brasileños Alfredo Suppia y Lúcio Reis) y de la película Avalon y sus implicaciones (en una de las mejores intervenciones, por parte de la veterana Ewa Hanna Mazierska).
Entre las figuras más importantes del panorama actual debemos también señalar la figura omnipresente de Arthur Evans, director actual de Science Fiction Studies, quien por cierto preguntó a Fernando Ángel Moreno por qué no citaba a más escritoras de ciencia ficción, y el director de Foundation, Andrew Sawyer, un tipo simpatiquísimo y culto que se interesó especialmente por el concienzudo trabajo de Mariano Martín Rodríguez. Se echó en falta la anunciada presencia de Darko Suvin, que finalmente no pudo asistir.
Por otra parte, hay que reconocer lo mal que funcionan la mayoría de los congresos en España, al menos los filológicos. Tras haber asistido ya a muchos de ellos y haber estado en este, podemos certificar la estupidez y la hipocresía de la mayor parte de los encuentros académicos de literatura, donde los doctorandos buscan solo el papelito de asistencia para engordar su currículum. En todos ellos la gente llega, lee su aborto intelectual casi siempre de un modo aburrido, se levanta y se va. Solo en algunos casos se establece un debate y casi nunca este resulta interesante. La costumbre americana, al menos en esta SFRA, parece muy diferente. A menudo las ponencias parecen simples apuntes para propiciar el debate entre colegas investigadores. No hubo ni un solo panel que no disfrutara de, al menos, treinta o cuarenta y cinco minutos de interesante y muy agradable discusión posterior. De este modo, se aportaron muchas ideas, se intercambiaron propuestas y se enriquecieron las intervenciones. Desde luego, tanto la tradición universitaria española (inflada por su ñoñería y su pedantería injustificable) como las exigencias de los sistemas de acreditación académica parecen una podrida base para este tipo de desarrollos científicos. Nos referimos, por supuesto, a nuestra experiencia con los congresos universitarios sobre literatura.
En fin, no caeremos en el fácil recurso de atacar lo propio y defender lo foráneo como única explicación de una buena experiencia, sino que atribuimos el éxito a diversos factores. En primer lugar, un encuentro de ciencia ficción siempre es mucho más familiar y entretenido que uno sobre otras cuestiones académicas, como descubrimos también en el organizado en 2008 en la Universidad Carlos III de Madrid. En segundo lugar, la organización animó muchísimo el encuentro con su buen humor, su ambiente familiar y sus constantes bromas durante las intervenciones públicas. Por último, la gran cantidad de doctorandos jóvenes con grandes inquietudes y excelente formación contribuyó especialmente al éxito del congreso.
En cuanto a lo demás, hubo las pertinentes excursiones agradables, las cenas con buen ambiente y las copas nocturnas entre chascarrillos e intercambios de correos electrónicos. En definitiva, aunque el próximo tendrá lugar en Detroit, esperamos que vuelva a celebrarse pronto en Europa y ojalá se escoja en algún momento España, pues se trata de una experiencia satisfactoria que, sin duda, enriquecería el ambiente académico de la ciencia ficción.
Interesante, me llama la atención que en USA estén tan centrados en temáticas ¿new wave-setenteras?. Visto desde fuera, y a tenor de las pinceladas que das, parece un tanto obsoleto. Uno hubiera imaginado, por un lado, más efervescencia en aspectos de filosofía cognitiva, filosofía de la ciencia, memes, implicación de la tecnología en etc… campos en los que son bastante punteros (creo).
Por cierto, ¿qué tal lo vuestro? ¿De qué hablasteis?
No estuvo del todo mal lo norteamericano. Son muy competentes en sus cosas. Solo que nosotros estamos formados en otro sistema.
Mariano Martín expuso lo que fue la cf española de principios de siglo, muy importante y muy aceptada por casi toda la sociedad.
Yo expliqué la situación de la cf española en los últimos diez años: líneas, autores más representativos (a quién hay que seguir y eso…) y algunos pocos títulos.
(Lars Schmeink) Realizó un impecable y divertidísimo análisis sobre la transformación actual del vampiro desde la literatura fantástica hacia la literatura de ciencia ficción.
Sería interesante leer esa ponencia.
Querría conseguirla para Hélice, pero primero hay que conseguir reactivar la revista y después traducirla. Es muy larga para esta web.
Por mi parte, también me pareció estupenda, entre otras que también lo fueron el nivel fue muy alto) la ponencia sobre los vampiros y el transhumanismo. Si el autor, se deja, podría traducirla al español yo mismo. Al fin y al cabo, ese es mi oficio, y eso es más agradable que los rollos que traduzco todos los días… Por otra parte, también podría salir en inglés en Hélice. Sería un buen paso para la internacionalización. Pero me imagino que a esa ponencia le habrán salido ya otros novios…
«los vampiros y el transhumanismo»
Seguro que a Peter Watts le interesaría :)
¿Y de la cf en otras literaturas no inglesas se trató algo?, supongo que en polaco y en alemán (aparte de vuestra aportación a la española), pero de la francesa, rusa, serbia (je, je), etc..?
Poco, realmente… Sí de la cf del antiguo bloque del Este.
Por cierto, lo de la cf serbia me interesa, porque podría quizás mirar posibles futuras traducciones. ¿Me recomiendas cosas?
Tendrías que haber ido tú a hablar de cf árabe, experto. Por cierto, sigue en pie lo de que saques algo más en Hélice, ahora que pasamos a formato científico. ;)
Pues sí que me hubiera gustado haber participado, la verdad. Oye, no sabía lo de Helice, pues seguro que preparo algo. Ahora estoy liado con algo para «angulo recto», a ver si lo termino en agosto. Pero para Helice seguro que presento algo, tengo bastante material para trabajar. Por cierto, algunas preguntas sobre lo que se puede presentar a Helice:
– ¿traducciones?.
– ¿Entrevistas a autores?.
El hecho de que no se pueda encontrar cf en árabe o israelí, por ejemplo (o india o pakistani), en castellano, hace que parezca que uno hace un ejercicio casi esteril, si se pudiera al menos presentar traducciones, sería interesante ya que permitiría un conocimiento más directo (obviamente no vas a traducir novelas, pero relatos sería interesante). De todas formas, ¿cuando anunciaréis lo de Helice?.
En cuanto al serbio, creo que el departamento de Literatura y lenguas Comparadas de la Universidad de Miskatonic (dirigido por el célebre Abraham Tepesi) escribió un interesante artículo en la revista «Tekstovi i Krv» en el que hablaba de un autor llamado Vuk Cosic de la época de Tito, que escribía novelas de ciencia ficción en prosa rimada en serbocroata. Tras la caida del régimen y la escisión de la lengua en serbia por un lado, y croata por otro, sus obras fueron divididas por una orden judicial en: los impares consideradas serbias, y los pares croatas, y es así como actualmente se encuentran en ambos países. Lo curioso, según Abraham tepesi es que:
a) La división, por el tema de derechos de autor, obligó a que se siguieran imprimiendo con todas sus páginas, quedando en blanco las pares o impares, dependiendo de la edición, y el número de páginas seguía siendo el mismo.
b) Las dos editoriales (srbia y croata) por separado, para evitar el gasto, se negaron a pagar los derechos de las páginas en blanco, y un juez dictaminó que ya que había gasto en papel y ningún beneficio, el coste de impresión por un lado anulaba el de escritura, de manera que el pobre autor Vuk Cosic no cobra derechos desde hace años, siendo uno de los autores más vendidos.
c) Según la crítica, las páginas pares eran de ciencia ficción, pero las impares no mencionaba nada de tecnología, sino que era literatura fantástica, por lo que la obra dividida dio lugar a dos géneros diferenciados. Tanto serbia como croacia perdieron a un autor clave en la literatura de género, respectivamente.
d) Pese a la división, las páginas pares e impares tenía coherencia, de manera que eran novelas perfectamente legibles y con sentido completo.
La verdad que el tema de la literatura serbia da para un rato.