En la cima de su carrera, el Autor comprendió que el momento había llegado.
Recordó sus inicios; aquellos cándidos relatos sobre simetría y transitividad. El reconocimiento; circularidad y campanas de Gauss vertidas al texto. Recordó la edad oscura; los poemas godelianos y la incomprensión de la necia masa. La locura y la lucidez recobrada con la fractalidad de “Autobiografía de Fichte”…
Meras etapas. El Autor comprendió que la forma del mundo le salía al encuentro (frontal, inapelable). Ignoró el vértigo; se sabía preparado. ¿Cómo no estarlo? Era como si el silencio se le desvelara. El absoluto. La nada al fin. Solo tenía que encajar la última pieza.
De modo que desplegó los dedos sobre el teclado y escribió:
“La consistencia consiste en consistir”.
Luis Besa, periodista, autor de Metaversos e Insula Avataria.