Ya se puede contemplar la conversación que mantuvieron William Gibson y Rodrigo Fresán el pasado sábado en Bilbao.
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Ya se puede contemplar la conversación que mantuvieron William Gibson y Rodrigo Fresán el pasado sábado en Bilbao.
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Minuto 38: Fresán insiste una vez más en una especie de falacia: la del «escritor futurista», «de ciencia ficción», que mide su «exito» en función de lo acertado de sus «predicciones».
¿Alguien se cree eso hoy? Quién se lo crea es que no tiene ni $%&!! idea de lo que es la ciencia de la ficción.
Rodrigo Fresán sabe un huevo de ciencia ficción, macho.
Gibson le contesta de algún modo del minuto 45 al 46.
Seguro que sabe un montón, más que yo seguro. Pero siempre que habla de ello la habitación empieza a apestar a «superioridad literata». Siempre hay algún chascarrillo, siempre alguna pullita despectiva.
Para alguien que sabe tanto y a quien tanto parece gustarle la ciencia ficción, no tiene ningún escrúpulo en meter a todo el mundo en el mismo saco. Parece que todos fueran unos Hubbards y unos Campbells. Y haberlos haylos, incluso hoy, pero es como si uno mirara a la narrativa española actual, por poner un ejemplo, y sólo hablara de Sanchez Dragó. Una mirada sesgada que denota que Fresán se piensa que sus heces huelen mejor porque sabe juntar cuatro vocablos, y no hay nada que me espante más: el escritor, el autor, el literato.
Ojo, no digo que sea así, digo que es lo que se filtra, es la sensación que me da, cuando lo oigo hablar.