por Manuel de los Reyes. Cuando comencé mi andadura como traductor literario, hace diez años, tardó poco en llamarme la atención el curioso hecho de que se preste tanta atención a las traducciones dentro del fándom, en ocasiones con una meticulosidad disectiva rayana en el sadismo. Y digo «curioso», porque estas críticas se dividen casi invariablemente ...