Watchmen, de Zack Snyder

En la segunda mitad de la década de los 80 se publicaron dos cómics de superhéroes que contribuyeron a conseguir para el género un reconocimiento que no siempre había obtenido (ni merecido).  El regreso del Señor de la Noche de Frank Miller y Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons fueron dos series limitadas que sorprendieron a los lectores por su enfoque adulto y oscuro, y por estar protagonizadas por unos personajes más complejos de lo habitual, cuyas personalidades escondían facetas realmente inquietantes. Unos alabaron lo que entendieron como un profundo análisis de los personajes y otros criticaron lo que vieron como un despliegue de psicología barata, pero lo cierto es que, desde entonces, ambos títulos encabezan las listas de los mejores cómics de todos los tiempos.

Resulta curioso que, dos décadas más tarde, sean esos mismos personajes (Batman y los Watchmen) quienes actúen como revulsivo del mismo género de superhéroes, ahora en su versión cinematográfica, cuando éste corre el peligro de acomodarse en adaptaciones tan planas, infantiles y poco estimulantes como las basadas, por ejemplo, en Spiderman o Los 4 Fantásticos. Los dos Batmans de Christopher Nolan, la última de ellas considerada por muchos críticos la mejor película del 2008, así como el esperadísimo Watchmen de Zack Snyder, que acaba de estrenarse entre nosotros, añaden profundidad e interés al género, demostrando que aún tiene mucho que ofrecer.

Watchmen es una película compleja y estimulante, pero que presenta varios defectos, algunos derivados de su complejidad, y otros del respeto, tal vez excesivo, que el director ha manifestado hacia el material original. Se trata de una historia de superhéroes disfrazada de película policíaca, que hace suyos algunos de los códigos del cine negro clásico. La voz en off, los callejones oscuros, las noches lluviosas, y los métodos expeditivos para obtener información de los peores individuos del hampa, salpican el inicio de la trama en la que Rorschach, un peculiar detective (con gabardina, cómo no), investiga el asesinato de uno de sus antiguos colegas.

A lo largo de su investigación irá interactuando con otros vigilantes enmascarados de modo que el espectador pueda ir conociendo sus particulares personalidades y biografías. Pero este hilo conductor (la investigación policíaca), que parece en un principio que nos va a acompañar a lo largo de toda la película, se rompe en muchas ocasiones, y estos cambios de “protagonista” y de punto de vista contribuyen a que la narración pierda fluidez e inercia. La historia detectivesca se diluye y se pierde en la exposición de personajes y situaciones que no siempre están relacionadas directamente con la trama central, lo que afecta al ritmo del guión. Una novela (aunque sea gráfica), puede divagar sin que ello afecte a su eficacia narrativa, pero, a mi entender, al igual que un relato corto, una película tiene menos margen de maniobra y debe ir al grano. De lo contrario se corre el riesgo de desorientar al espectador, sobre todo si se trata, como en este caso, de una película larga.

Todo esto hace que Watchmen no resulte demasiado entretenida, sobre todo para aquellos espectadores poco informados que confían en que, al tratarse de una cinta de superhéroes, la acción será la auténtica protagonista. Zack Snyder ha intentado satisfacer también a este público incluyendo varias escenas de acción (nuevas o muy alargadas respecto a sus referentes en el cómic), escenas muy bien rodadas y coreografiadas, coherentes con el estilo que el director desplegó abundantemente en 300, pero que dudo mucho que hayan resultado suficientes para esos espectadores.

Por otro lado, no estoy seguro de que aquellas personas no familiarizadas con el cómic en el que se basa la película entiendan correctamente el argumento. Existen algunos momentos confusos, como por ejemplo, el viaje del Dr. Manhattan a Marte (no se sabe dónde está hasta minutos después), o la exposición final del plan maestro de Ozymandias, donde el personaje habla durante largo rato sin que quede claro lo que hace ni por qué. Todos estos problemas narrativos pueden ser explicados (aunque no justificados) por esos cortes que Snyder ha tenido que hacer para ajustar la duración de la película; es obvio que el director ha respetado tanto el material original que ha intentado incluir todo lo posible en el filme, encomiable propósito que, tal vez, se haya vuelto en su contra, ya que tal vez el material fuera excesivo para la duración habitual de una película.

Pero estos defectos, sin ser menores, no impiden que la película resulte realmente interesante, sobre todo por el novedoso enfoque del género. La acción transcurre en una realidad alternativa en la que los superhéroes viven, y que, de hecho, han contribuido a moldear: su presencia es la que ha originado esa distopía. Y ésa es una de las interesantes reflexiones del filme: la de estudiar cómo la presencia de superseres puede afectar a la humanidad en general. Podría pensarse que esta influencia es positiva, pero no siempre es así. Sobre todo cuando nos encontramos con personas de moral tan ambigua, con facetas siniestras, vicios, debilidades, y oscuros pasados. Superhéroes, sí, pero humanos, al fin y al cabo, lo que les hace tan interesantes… y tan peligrosos. Sabemos que Peter Parker entiende que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero ¿y si no todos los enmascarados lo tienen tan claro?

Las inquietantes psicologías de los personajes se ven claramente reflejadas en la parte final, en el enfrentamiento entre los antiguos compañeros. Por un lado tenemos a Ozymandias, un egocéntrico megalómano que valora el fin por encima de los medios, y que se arroga la misión de salvar a la humanidad, incluso a costa de millones de vidas. El planteamiento del, supuestamente, hombre más inteligente del mundo, contará con el frontal rechazo de Roschach, y es lógico; tan maniqueo como su máscara, en la que el blanco y el negro jamás se mezclan para formar tonos grises, para el único vigilante aún en activo sólo existe el bien y el mal, sin términos medios, y todo crimen debe ser castigado, aunque ello conlleve, a la postre, un perjuicio mayor. Como árbitro del conflicto, el Dr. Manhattan; es el único integrante del grupo que cuenta con superpoderes, y aunque estos son tan increíbles que le hacen sentirse demasiado ajeno a la raza humana como para empatizar con ellos, su lógica le indica que el camino adecuado consiste en seguirle el juego a Veidt. Y, finalmente, como espectadores a quienes la situación parece venir demasiado grande, Búho Nocturno y Espectro de Seda. Esta secuencia muestra el dilema moral al que se enfrentan estos personajes y la solución elegida por cada uno en función de sus personalidades, ofrece al espectador la posibilidad de identificarse con aquel que más se ajuste a sus particulares puntos de vista, y proporciona una idea bastante verosímil de lo inquietante que sería la existencia de superhombres en el mundo real.

No pude negarse que la película se toma su tiempo para hacernos entender a estos personajes tan reales y multidimensionales, recreándose al relatar sus complejas e interesantes historias, utilizando para ellos unos actores que, si bien no destacan por su brillantez, cumplen correctamente (a mi entender es el personaje de Ozymandias el peor parado, y no por el trabajo de Matthew Goode, el actor que lo interpreta, sino porque su caracterización resulta demasiado obvia desde un principio).

En resumen, nos encontramos ante una película que, pese a no ser entretenida, sí es estimulante y compleja, que posiblemente gane con sucesivos visionados (como hacen las buenas obras), que confirma el talento de Snyder a la hora de adaptar cómics visualmente potentes, y que deseo triunfe en taquilla para que los estudios se decidan a abordar otras interesantes adaptaciones. Personalmente me pido dos obras de Frank Miller: la mencionada El regreso del Señor de la Noche, y Ronin.

2 comments

  1. Coincido con casi todo lo que dices salvo con la conclusión. Hay mucha gente que la encuentre entretenida. Y espectadores que no han leído el cómic y después quieren acercarse a él. Para mi ése es un triunfo adicional que han conseguido Snyder y su equipo de profesionales que añadir a todos los conseguidos.

  2. Yo no sólo la encuentro entretenida, sino hasta divertida. Cuando terminó no me podía creer que habían transcurrido dos horas y media.

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