Juanjo escupe en el suelo. Del escupitajo surge, en menos de un milisegundo, un punto de densidad infinita en el que explotan las leyes del espacio y del tiempo. La temperatura de la saliva asciende a mil billones de grados. El gargajo se expande, y dentro de él, antes de una décima de segundo, aparecen la gravedad, la fuerza nuclear fuerte y débil y el electromagnetismo. El gapo y el antigapo inician su destrucción mutua, y de ahí surgen protones y neutrones, y de ellos el hidrógeno, el helio y el salivio. El escupitajo se vuelve transparente, lo atraviesa la luz. Se forman densas nubes de salivio y helio. Antes de la segunda décima de segundo, surgen unas mucoestrellas gigantes, que explotan violentamente y liberan la materia que forma las mucogalaxias. Durante la cuarta décima de segundo, en algunos planetas aparecen diversas formas de vida, la mayoría de las cuales desaparece antes de superar una diezmilésima de existencia. A la quinta décima de segundo, la flema de Juanjo empieza a contraerse con rapidez. Antes de que desaparezca todo, en un planeta de una galaxia apartada, alumbrado por una estrella cochambrosa, un doble de Juanjo escupe en el suelo y todo vuelve a comenzar.