La génesis de El resto es silencio

A veces las circunstancias se concatenan de un modo imprevisible y, para cuando el pobre diablo se da cuenta de lo que ocurre, se ve a sí mismo embarcado en algo que cinco minutos atrás ni había considerado.

El nacimiento de El resto es silencio podría ser uno de esos casos.

¿Las circunstancias, en este caso?

El pensamiento de que la literatura fantástica (y, muy especialmente, la ciencia ficción) ha dado siempre lo mejor de sí misma en el terreno del relato corto: allí ha sabido expresar las ideas más potentes, las imágenes más poderosas, las especulaciones más arriesgadas. Y lo ha hecho con más contundencia y eficacia que en otras distancias narrativas.

La idea de que parecen estarse viviendo los primeros momentos de lo que tal vez sea un renacimiento del relato como forma literaria de primera fila.

El recuerdo de buenos cuentos que se leyeron en su día y que ahora mismo no están al alcance de las nuevas generaciones de lectores.

La sensación de que sería una idea interesante tener un recurso online dedicado a la narrativa breve en español (con cierta querencia por el fantástico, desde luego, al fin y al cabo, el zapato aprieta donde aprieta, pero sin cerrarse a ninguna posibilidad) donde el lector pudiera encontrar buen material de lectura, ya fuera inédito o reeditado.

Y, por último, pero no menos importante, el ocio. Que es, según dicen, la madre de todos los vicios. Y a las madres hay que respetarlas, qué duda cabe.

Una mañana sin gran cosa que hacer, locas especulaciones que acuden a la cabeza, un nombre de dominio que está disponible, un título de reminicencias shakespearianas que parece apropiado… y media docena de clics de ratón más allá existe un lugar que alberga un blog de relatos que responde al nombre de El resto es silencio.

¿Y ahora?

Un espacio sin nada que lo llene es un hueco inútil. O, en las inmortales palabras de Astérix, “tengo un caldero que llenar”. Tarea fácil, en realidad. Y lo que no hace mucho habría llevado semanas, tal vez meses, se concreta en un par de días, después de una veintena de correos electrónicos enviados a unos cuantos escritores que, tal vez, pueden estar interesados en el asunto.

La respuesta a la petición es unánimemente positiva. Y también entusiasta. No son pocos los que afirman que un lugar como el que se está creando es una iniciativa necesaria.

Queda poco por decidir. ¿Orientación del proyecto? Bueno, eso estaba claro desde el principio: relato corto en castellano (al menos al principio), con una cierta escoración fantástica y una indudable querencia por dos cosas: la literatura de género y el puro placer de narrar.

El resto es silencio ha nacido. El primer empuje lo han dado los autores que han cedido sus relatos. ¿Y a partir de ahí? Bueno, eso depende. De varias cosas: del interés que despierte la iniciativa, tanto en lectores como en escritores. De las ganas de colaborar que tengan estos últimos, ya sean noveles o veteranos. De la calidad del material que se pueda conseguir.

De todas esas cosas que hacen que el futuro sea un pastel que no sabemos cómo nos sentará hasta que no lo mordamos. Y para entonces, como decía Merlín en Excalibur, ya suele ser demasiado tarde.

El resto… es silencio.

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