La parábola de la cerveza y el pincho de tortilla

Imaginemos un bar en una barrio de una ciudad o pueblo cualquiera. Todos los días a las 12:00 a.m. se llena y lo que más demanda su clientela es una cerveza y un pincho de tortilla, que cuestan 2.50 €.

Un día tuvo tantos clientes que el dueño se dio cuenta que no tendría pinchos para todos, por lo que decidió reducir a la mitad el tamaño de la porción de tortilla para así tener pinchos para todos, y nadie se quejó. El final del día, al contar la recaudación vio lo rentable que era esa reducción, por lo que decidió convertirla en norma. Algún cliente se quejó, pero el bar seguía llenándose todos los días.

Semanas después se percató de que le salía más barato y cómodo no hacer las tortillas todas las mañanas, sino comprarlas ya hechas la tarde anterior en el supermercado de la esquina y calentarlas en el microondas antes de servirlas, y el bar siguió llenándose cada día.

Luego para ganar más decidió subir el precio a 3.50 € por el pincho de tortilla y la cerveza, la cual mermó en volumen pasando de ser una jarrita de 330 ml a un vaso de 200 ml. Algún cliente protestó, pero el bar seguía llenándose todos los días.

Los bares de alrededor viendo lo que sucedía, optaron también por subir sus precios y disminuir la cantidad de sus cervezas y pinchos de tortilla.

En pocos meses en dicho barrio la calidad de los pinchos de tortilla y cerveza fue disminuyendo, a la vez que incrementándose sus precios.

Hasta ahora ningún dueño de bar ha realizado nada ilegal. Poco ético, eso sí, pero todo es perfectamente legal. Por lo que la responsabilidad última de ese deterioro de la calidad e incremento del precio de los pinchos de tortillas y las cervezas en ese barrio es de los estúpidos clientes que seguían abarrotando día tras día el bar. Si en un primer momento hubiesen dejado de ir, el dueño habría tenido que recular y volver a ofrecer la relación calidad-precio inicial para mantener su clientela. Pero la pasividad de los clientes hizo no sólo que el dueño del bar no cambiara de actitud sino que los demás bares lo imitaran.

Pues esto es lo que lleva ocurriendo desde hace años en el mercado editorial español, y de una manera mucho más acentuada dentro del nicho de mercado de la ciencia ficción y literatura fantástica.

Varias editoriales llevan años ofreciendo libros con erratas, con baja calidad de papel, maquetaciones defectuosas, traducciones malas etc…¿Qué hemos hecho? Nada, hemos seguido comprando libros a esas editoriales, como mucho hemos protestado en algún foro o lista de correo, pero seguimos adquiriendo productos defectuosos con precios abusivos.

Con esta actitud lo que estamos consiguiendo es que otras editoriales decidan copiar estas maneras poco éticas de proceder, eso sí totalmente legales. Como consumidores, tenemos el inmenso poder de comprar y así apoyar a quienes nos dan un producto de calidad a un precio razonable. El consumo responsable es de las pocas acciones que tenemos de influir en el mercado, y si seguimos sin ejercerlo terminaremos por enterrar el género que tanto disfrutamos.

8 comments

  1. ¿Qué hace pensar exactamente que esto es territorio exclusivo de la ciencia ficción, o que en este género se da más que en los generalistas o en otras editoriales supuestamente más prestigiosas?

  2. Sea más en este género, sea igual que en el resto… Has descrito perfectamente la situación. (Y, de paso, leo una pullita contra el descenso de la calidad en muchos bares de Madrid.) Estoy de acuerdo con todo.

    La solución es, por tanto, boicotear cualquier línea editorial que vaya en ese sentido, negándonos a comprar esos libros. Y todos tenemos en mente a quiénes nos referimos, ¿no?

  3. Em… ¿todos? Todas las editoriales (con sus más y sus menos) van en esa dirección. Estoy por decir que tanto dentro del género como fuera, pero fuera parece que hay alguna con algo más de «seriedad».

  4. Ocurre que en los últimos años se ha impuesto la microtirada y lo que implica, menos dinero por lanzamiento y más coste de la correlación tirada/libro, al final, un tratamiento seudoamateur en la preimpresión. Todo para minimizar riesgos.

    Y no sé a que bares vais… Se ve que sois de calle pija. Aquí en Segovia, cafe y pincho potente 1,50

  5. Riesgo de no ganar más dinero. No de tener pérdidas en conjunto.
    Sea como sea, es lo que ocurre cuando se convierte en «solo un trabajo» sin amor por lo que se hace. Como si se vendieran grifos o lámparas de sobremesa (trabajos también muy dignos, por otro lado).
    No me creo que alguien que publique un libro en condiciones penosas pueda mirarlo con orgullo y pensar: «Qué orgulloso estoy de mi trabajo; me dedico a lo que siempre quise: publicar objetos arañando de donde no debería arañar».

  6. No sé dentro del género, pero lo que sí sé es que muchas de las pequeñas editoriales no siguen este patrón ni mucho menos, sino al revés, crean (no diré fabrican) un producto de calidad altísima, un objeto estético en sí mismo, quizás en tiradas no puedan competir con las grandes, pero sí en edición, que muchas veces es preciosista. Hay muchos ejemplos, por destacar alguno, el grupo Contexto, que tiene algo de reconocimiento oficial.

  7. Obviamente este no es un problema exclusivo del mercado editorial de literatura de género fantástico y cf, es extrapolable tanto al mercado editorial general, y a otros sector tanto de restauración, turismo,…
    Pero dentro del mercado editorial y en concreto este nicho de mercado que es la literatura fantástica es donde más acusado y más rápidamente veo este fenómeno.
    Pero el consumo responsable es una actitud aplicable a todos los ámbitos, es tan sencillo como apoyar con tu dinero los proyectos, empresas,… que respetan tanto al consumidor como a los creadores de producto (en este caso escritores, traductores,…), y negarnos a comprar a quienes practiquen métodos poco éticos. Esto requiere un compromiso y un esfuerzo por parte del consumidor, ya que deberá informarse y buscar fuentes fidedignas. En mi caso, y en otro ámbito, de los supermercados que tengo cerca de mi casa sólo voy a uno que sé a ciencia cierta que sus productos y marcas blancas son de calidad, y el convenio de los trabajadores es de los mejores del sector, pues antes de dar mi dinero a otro que «maltrata» a sus empleados, pues se lo doy al primero.
    El consumo responsable es una de las pocas cosas que podemos hacer para que el mercado sea un poco más justo, y que prime la buena relación calidad/precio sobre otros aspectos.
    En el caso que nos ocupa es tan sencillo como negarnos a comprar libros a editoriales que no nos ofrezcan un producto de calidad (buen papel, bien maquetado, buenas traducciones, precios no abusivos,…), y sólo comprar libros a quienes nos respeta como consumidores y nos ofrece calidad a precios razonables.

  8. ¿Y quedarme, por ejemplo, sin aquella colección BLACK de Plaza&Janés llena de faltas de ortografía pero con títulos absolutamente descatalogados, inencontrables, y disfrutables pese a esas faltas? Ni de coña.

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