Fotografía: Julio Ulanga

Zapatos negros. Negro el sombrero. Traje negro hasta las costuras. Negro, negro, negro. Cuando está todo inventado, no merece la pena intentar otra combinación que no sea la elegancia monocromática e impoluta del negro.

Camina con ritmo militar. No se molesta en improvisar otro compás que no sea el mismo de siempre, el de cada jornada laboral, sin distinciones. Es más, la propia palabra lo indica: Jor-nada laboral. Nada por lo que merezca la pena innovar.

Entra en el portal. Aprieta el botón del modo automático y pierde todo signo de humanidad, robotizando su comportamiento como un plagiador del frac del montón.

Zumbido de aviso. Se abre la puerta y acomete sin pausa: ‘Estimado-ciudadano-13,104.826-según-nuestro-informe-de-vulgaridad-no-ha-pasado-los-controles-de-frecuencia-social-establecidos. Está-usted-más-alejado-del-índice-de-normalidad-gaussiana-de-lo-que-permite-la-ley-de-conservación-de-la-especie-humana. El-plagiador-del-frac-se-dedica-al-aborregamiento-de-población-erradicando-todo-gen-anómalo-que-fomente-la-creatividad-y-espíritu-crítico’.

El plagiador del frac hace un alto en su retahíla y se aproxima al ciudadano 13,104.826, que aún no ha tenido tiempo de reaccionar, para mostrarle 3 cápsulas y proseguir con el protocolo de rigor: ‘Su-estupidez-humana-le-será-devuelta-en-cuanto-escoja-uno-de-los-tres-métodos-de-estandarización-siguientes: 1-Suplantación-de-identidad-2-Plagio-y-o-clonación-3-Cambio-de-identidad-por-una-más-ordinaria-y-apropiada’.

El ciudadano abre la boca para pronunciarse; pero el antes hombre de negro —ahora robot del gobierno— no da lugar a opciones y aplica la dosis por triplicado.

13,104.826, también conocido como Fulanito de Tal.