Llevo unos cuantos años leyendo en prensa que estas Navidades el regalo estrella iba a ser el libro electrónico, y todos los años ese augurio terminaba demostrándose erróneo. Sin embargo, en este 2011 la cosa ha estado cerca. Lo suficiente como para que ya haya algunos que aseguren que en el 2012 sí, que en el 2012 se rompe el mercado seguro.
Las cifras son significativas, aunque, como no podía ser de otra manera, un tanto confusas y poco claras. Según diversas fuentes periodísticas, el número de libros electrónicos de nuestro país oscila entre más de 400.000 y menos de 500.000. Lo más llamativo es observar que unas 200.000 de esas unidades se vendieron en el último año; el que varios modelos hayan bajado de la frontera psicológica de los 100 euros tiene mucho que ver en este pequeño boom.
A mi todo esto me ha dejado un tanto perplejo. El libro nos lleva acompañando unos cuantos siglos y ha cumplido su función a la perfección; un éxito de diseño como hay pocos y ya se sabe lo que dicen los ingenieros: si funciona, no lo toques. Mi sorpresa con estos números aumenta si tenemos en cuenta que España es un país donde se lee muy poco, así que todas estas cifras, por modestas que sean, no me acaban de encajar.
Reflexionando, y estando atento a los medios de comunicación, que esto del libro electrónico, no sé muy bien por qué, les pone, he llegado a una serie de conclusiones sobre quienes pueden ser los usuarios potenciales de este invento:
1ª Categoría: los “yo sí que molo”. O sea, aquellos personajes que tienen que estar siempre a la última, los que tienen una tableta, un netbook, un portátil, un PC y un Mac, y los cambian cada año; los que poseen lo último en tecnología móvil y la cambian cada tres meses; los que hacen cola en las tiendas cada vez que Apple o Microsoft sacan un programa o un cacharro nuevo; los que tienen que estar a la última porque sí, porque me mola y, cómo no, para que todo el mundo lo sepa. Son como esos guiris que salieron en un telediario en un playa española con su kindle diciendo que habían metido tres libros en el cachirulo de marras para sus quince días de asueto. O como el buen hombre que me asesoró en El Corte Inglés sobre qué marca elegir hace un par de años, cuando los dependientes aún no sabían nada, pero nada, sobre esos cacharritos que debían de vender. En un año el tío ya llevaba tres comprados.
2ª Categoría: viajo mucho. Me paso todos los días varias horas en el transporte público, tengo familia repartida por media España y voy a verla con frecuencia; soy ejecutivo de la hostia y me paso media semana saltando de huso horario en huso horario; en fin, lo que cualquiera desee imaginarse. Gente así haberla hayla, mucha, e, imagino, algunos de ellos deben ser lectores compulsivos. Ahí el libro electrónico gana enteros, mucho más cómodo y útil que cargar en el equipaje con media docena de tomacos (apunte personal, yo me he cargado alguna maleta por llenarla de libros para algunas vacaciones largas y lejanas, sé de que hablo).
3ª Categoría: no me caben los libros en casa. Entre los que viven con sus padres, los que comparten piso, los tamaños de las soluciones habitacionales de hoy y las parejas respectivas, que suelen ser poco comprensivas a partir del tomo 4.000 de tu colección (“Me gustaría vivir en una casa no en la Biblioteca Nacional”, suelen comentarte con delicada ironía), el libro electrónico es una buena idea. En una SD de un par de gigas te caben más ejemplares que en un buen salón de 30 m2, ahí también le sacamos utilidad al chirimbolo.
Bueno, visto lo visto no me salen las cuentas. ¿De verdad que hay en España, tirando por lo alto, medio millón de yo sí que molo, y de lectores compulsivos que viajan mucho y tiene casas canijas? Ni de coña.
Claro que he hecho trampa, me he dejado para el final una última categoría.
4ª Categoría: leo gratis. Antes de que se me echen encima los usuarios honrados, algunos datos. Antes cifré en más de 400.000 los libros electrónicos vendidos, siguiendo las mismas fuentes periodísticas, el número de epubs adquiridos en los últimos años era de unos 800.000. Servidor es de letras pero esa división sí sabe hacerla. Salen a dos títulos por libro electrónico. O sea, que la mayoría de la gente se ha gastado 100 euros estos años para comprarse dos libros. Pelín caros ¿no? Por no hablar de hace unos años cuando los precios rondaban los 200 euros y más. Por otro lado no hay que olvidar que, hasta ahora, las diferencias de precio entre un libro en versión física y en versión digital era escasa. Si el primero te rondaba los 22 euros, el segundo los 13 (frecuentemente más caro que la edición de bolsillo) así que tampoco veo la razón para hacer el cambio de formato lector (del físico al electrónico) a menos que estés en una de las tres primeras categorías.
Y un último dato, y esto lo sabe cualquiera. Hay millones (no miles, millones) de títulos gratis en la red, cientos de sitios de donde bajarlos y una tecnología al respecto facilísima de utilizar. Así que ahora sí me salen las cuentas. Ahora sí que entiendo por qué el libro electrónico ha empezado a venderse y por qué acabará triunfando. Con esta crisis y estos precios el noble arte de leer se estaba convirtiendo en algo caro pero, obviamente, existen formas de que esto no tenga que ser así. Anda que no somos espabilados ni ná…
P.D. Servidor está en alguna de esas cuatro categorías. Dejo a la imaginación de los lectores exactamente a cuales.
No molo, no viajo, acumulo cajas vacías y no tengo un duro.
Bueh, lo has clavao, cabría añadir el efecto «regalo de moda», un poco como ocurrió con la Nintendo DS, un cacharrito que, en muchos casos, con el tiempo se va dejando en el cajón.
En mi caso, de alto ejecutivo viajero y adinerado, me ha mejorado la vida lectora sobremanera. Además, combinado con instapaper, me permite leer cuentos cortos, artículos y blogs en el cacharrito, de forma cómoda. Leo muchísimo material de internet.
En cuanto al polémico punto cuarto, pues sí, reconozco que soy culpable. Ya que cuando compras un libro no estás seguro de si el dinero gastado te va a compensar, empleo internet como si fuese una inmensa biblioteca, un libro me produce curiosidad, lo descargo, me lo leo y lo borro. Si me ha gustado mucho («El águila en la nieve») me lo compro. En otros casos, ya que estoy educado en comprar libros de autores que me molan, «de los míos», lo compro en papel, (p. ej. cualquier cosa que publique la M. de Iain Banks). Y, finalmente, husmeando por ahí se pueden encontrar e-books baratos, en weightless books encontré alguna cosa de Swanwick y Rucker a menos de seis dólares cada uno.
Pero bueno, soy pesimista en cuanto a que la gente pague por los ebooks, va haber un cambio importante que no sé por donde tirará. Un modelo que se podría seguir es el de los videojuegos (Steam y Humble Indie Bundle, que funcionan muy bien) pero no sé si serán viables en el mundo editorial.
Felicidades. Coincido plenamente. Solo añadir una quinta categoría, tíos que por lo que sea están todo el puto día con pdfs (documentación, investigación, etc…), Yo les envidio porque leer en el note o el portatil es un terrible coñazo.
Pues yo soy de los que compran libros en formato electrónico. De hecho, calculo que de esos 800 000 vendidos en España una buena parte los debo haber comprado yo…
Compro en Amazon, en Weightless Books, en Baenebooks, en Booksonboard, en Kobobooks… Y es que lo del ebook está haciendo poco a poco realidad uno de mis sueños: poder leer el libro que me dé la gana cuando a mí me dé la gana sin preocupación de si está agotado, descatalogado o saldado.
Eso sí, aún hay limitaciones, como las restricciones geográficas en la compra de algunos títulos (que son totalmente ridículas, en mi opinión, porque al libro físico no se le aplican), pero la cosa está mucho mejor que hace un par de años y espero que siga mejorando.
Yo de alto tengo poco (ni por escalafón ni por centímetros) pero lo de viajar sí que tengo que hacerlo y te puedo asegurar que es maná del cielo. En un transoceánico cae uno casi del tirón a poco que te descuides y si luego tienes que moverte otro poco más por el país en cuestión o te vas a quedar más de una semana ya ni te cuento. Y mi casa empieza a estar hasta arriba también, no necesito una pareja para recordarme que no me caben más libros.
Y aún así, mi lista de pirateos en catálogo asciende a… uno. Y por motivos higiénicos, creía que era mi deber ideológico bajarme «La rebelión de Atlas» (ver el recomendamos de marras) sin pagar un duro. También me he bajado descatalogados que, en rigor, podría haber pagado en librería de viejo o haberme leído en inglés, pero dado que no iba a financiar, ni al autor ni al traductor y ni siquiera a la editorial, no me parece demasiado falto de ética. También hay muchos clásicos libres de derechos. Además hay bastante oferta en CC en inglés (en español también aunque la calidad es… dispar) y los ebooks que me he comprado no han subido de 6 € nunca, estos sí, todos en inglés. Y, como dice fonz, está el asunto de contenido publicado originalmente en internet. Desde revistas enteras a series de artículos. Estoy leyéndome del tirón «Leyendas del playground», una serie de artículos sobre el baloncesto callejero en EEUU que publicaron en acb.com y disfrutando como un enano. Y sin dejarme los ojos en el monitor.
También creo ser un tío raro por no piratear, no me engaño. Todos o casi todos los que se han comprado un libro electrónico que conozco me han preguntado de dónde bajarse los libros gratis. Y también me han dicho que se sienten mal cuando les digo que yo no lo hago.
Lo mío es aún más extraño, porque si en españa se lee poco, en Argentina mucho menos, pero me convenció la posibilidad de comprar libros sin pagar gastos de envío ni esperar a que el correo se digne a traerme los paquetes. Además, aquí se publican menos libros que en España, de manera que ni siquiera existe el libro en papel para competir.
Un último punto a favor del reader es poder cargarle mis humildes relatos y repasarlos y corregirlos mientras viajo sin depender de la hoja impresa.
Soy un típico caso 3.
Las indirectas de mi mujer fueron in crescendo y el día que descubrí mis Cuadernos de Historia 16 en el cubo de la basura decidí comprarme un cacharro de esos.
Ahora que ando con él, lo reconozco, las tentaciones piratas son tan numerosas que me gustaría ver a San Jerónimo en mi lugar.
Aparte de los libros gratuitos legales, que también abundan.
Yo cumplo las 4 categorías a la vez. Bueno, ahora que estoy en paro, la 1 y la 2 no. De todas formas, he recaído y he vuelto a comprarme libros en papel. Es demasiado bonito. Ya regalaré los libros que me sobren.
Es curioso mi caso porque en este año y pico con un Kindle he utilizado el libro fundamentalmente para leer libros que ya tengo en papel; resulta taaaaaaaaaaaan cómodo. Además para 2 es insuperable (este verano, diez días en otro país y tres libros leídos en los desplazamientos; intenta meter ese papel en Ryanair).
Y los datos, Odo, me da que se reducen a Libranda. Una plataforma para titanes.
Yo soy el caso 3 unido a comprador compulsivo.
Y es que «oh, estoy en el curro, no hay nada que hacer, mira, dejame ver Kobobooks, esto… que ya me he comprado 4 libros mas» deberia calificar ya como desorden mental.
Nacho: Muy de acuerdo. Yo también encuentro leer en el Kindle mucho más cómodo que el libro de papel. Sobre lo de Libranda… cyberdark está, ¿no? Porque ahí también he comprado alguno. De todas formas, me gustaría ver las estadísticas tras la apertura de la tienda de ebooks de amazon.es. Creo que pueden ser bastante diferentes.
Latro: Yo pasé una fase de comprador compulsivo de ebooks, pero me pasó varias veces que pusieron en oferta algún ebook después de que lo había comprado y antes de que lo hubiera leído. Así que ahora sólo compro si hay una oferta o si voy a leer el ebook inmediatamente. Es la ventaja de que no se agoten las ediciones.
Pues yo todavía me tengo que adaptar, me resulta más incómodo leer con el Kindle que con un libro de los de toda la vida, basicamente es un problema de contraste, generalmente leo con poca luz (un flexo) y que queréis que os diga se ve peor que un libro.
De momento he leído dos libros (lo tengo desde hace un mes), uno comprado en amazon y el otro Sparrow. En cyber he comprado otros tres o cuatro libro (sí, soy un poco compulsivo). Y descargados tengo un porrón, desde descatalogados e incontrables hasta novedades que nunca me arriesgaría a comprar pero que ahora les puedo dar una oportunidad. Aún teniendo esa artillería cargada en el Kindle ahora estoy leyendo en papel, porque también tengo una buena pilastra de libros sin leer, en la alternancia está la clave.
Soy el típico caso 3. Aunque realmente me compré el aparatejo el día que me iba a comprar la saga de Fafhrd y el Ratonero Gris por unos 120 €, decidí que era mucho mejor opción el Kindle.
En mi caso, tengo un Papire desde hace tres años, con un par de cientos de libros que venían de regalo dentro – esto no se ha mencionado, creo –
El caso es que en este tiempo he leído más de 200 libros en papel y sólo 2 en el papire.No creo que vaya a cambiar de súbito.
La ventaja para mí es tal y como se mencionó hace muy poco en una entrada anterior en este mismo sitio, la de conseguir libros que ya no se editan o difíciles de encontrar, como menciona @Claudio.
Saludos
Me encanta cuando se reflexiona con humor, por lo que aprovecho para añadir mi granito de arena y otra categoría:
5ª Vivo en el quinto pino y por aquí ni escriben en cristiano. Es la categoría a la que pertenezco y por la que compré mi PRS-500 en 2007 (sustituido con mucha pena en reyes por un kindle). Realmente no sólo vivo en el quinto pino, sino que vivo en un pueblecito de menos de mil habitantes escondido entre las agujas del susodicho pino.
Y sobre la cuarta categoría… bueno, confieso que pertenzco, un poco a la fuerza en ella. Me explico: si iniciativas como las de Sportula, FiccionBooks, etc. fueran más difundidas dejaría con placer la 4ª categoría. Si se sigue la vía de incrustar protecciones electrónicas en los libros y equiparar el precio del papel y del byte… creo que mi pertenencia durará un poco más.
Pues yo entro en las categorías 3ª y 4ª (y si viajara o pasara demasiado tiempo en transportes públicos en la 2ª), pero lo que más me gusta del libro electrónico es la posibilidad de encontrar por internet un montón de libros que están descatalogados y que no pude comprarme cuando salieron (por no tener dinero o por no conocerlos) y que ahora son imposibles de encontrar. ¡Loados sean los escaneadores anónimos!
Antes de tener el libro electrónico, estaba cada dos por tres mareando a los dependientes de mi librería habitual para encontrar los libros que quería leer y cada vez que salía un libro me rompía la cabeza haciendo suposiciones sobre que ventas tendría y si serían suficientes para que saliera en bolsillo aunque tuviera que esperar un par de años. Desde hace 4 años con la compra de mi Hanlin V3 no me han vuelto a ver un pelo.
En cuanto a comprar, los libros de libranda no los miro demasiado porque son demasiado caros (aunque alguno cayó) y el catálogo es una birria (las novedades van saliendo, pero no hay fondo de libros). Sin embargo, en Amazon (.com y .es), Smashwords, FiccionBooks, Sportula y algunos sitios más hay libros a precios más baratos que los de libranda y me he encontrado haciendo compras por impulso sin casi darme ni cuenta. (Ésto en el último año, que por fin empieza a haber (o a ser más conocidos) sitios con precios más asequibles).
De todas formas no hay que subestimar el factor ligereza. Yo ahora mismo no me veo con fuerzas para leerme en papel un Juego de Tronos o un Apocalipsis habiendome acostumbrado a la ligereza de un lector electrónico.