por José Ramón Vázquez
Hace cinco años tenía discusiones periódicas con amigos y familiares. Yo defendía que era un error comprar una casa en propiedad, que las hipotecas estaban altísimas, que era algo ruinoso. Un error a largo plazo, en definitiva. Estábamos inmersos en una burbuja inmobiliaria que cuando explotara iba a llevarse a todos por delante. Ellos replicaban que peor era estar de alquiler, perdiendo dinero a cambio de nada, sin la seguridad de tener una casa. Era el momento adecuado, el crédito fluía y te concedían hipotecas como churros. Además una casa era una inversión segura. Nada de pan para hoy y hambre para mañana, sino algo tangible de verdad.
No me siento superior ni nada por el estilo por haberlo defendido en ese momento, mucho antes de que la burbuja estallara; es más, me apena. Ojalá no hubiera tenido razón. Lo cierto es que la gente estaba tan inmersa en la euforia que no hacía caso a los que nos dábamos cuenta de que algo fallaba. Que el ritmo de construcción era insostenible. Que no había gente suficiente para tantas casas. Y que eso iba a lastrar a un país, hinchando todo de manera ficticia. Pero la gente vivía muy bien en ese momento y preocuparse de esas menudencias en un momento de bonanza era de pesimistas y amargados.
A un nivel millones de veces menos dramático hablé de un fenómeno similar no hace tanto. La burbuja del género fantástico. En realidad, la burbuja editorial en general. Miles de títulos publicados con poco control, todo el mundo felicitándose por lo bien que va todo. Una época de prosperidad como no se ha conocido en la vida. Por fin estamos en la primera división y podemos mirar a Europa y EEUU frente a frente, sin complejo de inferioridad.
Se me ocurrió avisar de que eso no era así, pero no apetecía escuchar. A nadie le importaba el largo plazo cuando en el corto salían obras como churros. Todas obras maestras. La prueba palpable del poderío español. Los que criticábamos éramos unos agoreros, gafes y pesimistas, o simplemente unos personajillos siniestros que teníamos un plan maligno para que solo se publicara lo que a nosotros nos parecía bien. Qué demonios, que nos publicaran solo a nosotros y nuestros amiguetes.
NGC Ficción!, una de las editoriales más interesantes que publicaban autores españoles, ha cerrado. No es la primera que cae ni será la última. Ahora oímos que Amazon y el libro electrónico es el futuro. Que ahí los autores cobran según se merece. La tierra prometida, donde todo será genial y maravilloso como fue.
Ojalá me equivoque esta vez. Odiaría tener razón por tercera vez. Me gustaría que me dieran motivos para ser más optimista. Pero no. Amazon es otra burbuja. Y el alfiler va a seguir moviéndose, inexorable. Así que por una vez, por esta vez, vamos a intentar hacer la burbuja de metacrilato y no de jabón.
PD: Ignoro si será el último artículo que salga en esta web, pero sí será la última columna del Follonero. Esta página web ha sido una parte de mi vida durante todos estos tres años y pico. Un placer haberles incomodado tanto.
Al lado del Recomendamos, poca caña. Has envejecido en estos tres años. Te echaremos de menos, follonero.
Gente como Priest es lo que necesita el género en España, sin duda.
Sip, pero yo como que estoy lejos de Priest y no me he leído los nominados al premio Arthur C. Clarke. :p
Más Hamilton y menos nenazas…
Por cierto, la burbuja editorial viene de lejos. En 2007 en un encuentro con editores todos decían lo mismo. O sea que por una vez no estás solo… Te auguro que la tendencia es a más, directamente al libro de vanidad… De donde folloneros como tú que disciernan el grano de la paja harán más falta que nunca. Un gusto leerte y discrepar contigo.
Justo hoy lo hablaba con otro escritor; a nuestro género le vendría bien una voz independiente y con cierta mala leche (al estilo de los blogs cabrones pero argumentados de Olmos y demás) para discernir el grano de la paja y ponernos a los autores a parir cuando patinamos. Sería una experiencia incómoda pero saludable.
Completamente de acuerdo, Ismael. ¡¡Larga vida al Follonero!!