Me ha caído en suerte escribir una reseña sobre Los cantos de Hyperion. Y digo en suerte porque he tenido el inmenso privilegio de reseñar uno de los libros que más me ha influenciado en mi propio estilo. Pero antes de ninguna otra cosa, contaremos de qué va, si es que puede resumirse, aunque sea someramente, la sorprendente trama de esta barroca historia.
Esta es la historia de un viaje. El que emprenden siete seres humanos para ir al misterioso planeta de Hyperion, donde deberán llegar hasta sus mismas entrañas para encontrarse con la criatura más temida y adorada de toda la historia del Universo: el Alcaudón, también conocido como El Señor del Dolor. Un monstruo de pesadilla que ha poblado las de los siete viajeros, cada uno de ellos con su particular historia y motivaciones para emprender tan ardua cruzada. En nombre de la humanidad, amenazada por la guerra contra los temibles Éxter, deberán realizar el viaje con el fin de recuperar tan arcana costumbre y, tal vez, frenar así el destino de la contienda. Pero detrás de toda luz siempre hay sombras, y cada viajero posee secretas intenciones, e incluso sospechan que hay un traidor entre ellos, trabajando para el enemigo…
Inicialmente este libro fue publicado en dos entregas, y como prueba de su calidad, cabe destacar que Hyperion, como se conoce a la primera de ellas, obtuvo los Premios Hugo y Locus en el año 1990, antes siquiera de que apareciera la continuación. Y no era, ni mucho menos, una novela autoconclusa, sino que estaba claro que quedaba extremadamente coja si no se proseguía con la trama iniciada.
Esta primera parte es lo que se conoce técnicamente como un fix-up, esto es, una novela subdividida a su vez en múltiples relatos cortos. A lo largo de la historia de la literatura ha habido muchos libros con este estilo, algunos de ellos, además, muy recientes, como puede ser por ejemplo Fantasmas, de Chuck Palahniuk. Sin embargo la inspiración directa de Hyperion son Los cuentos de Canterbury, que responden a una factura similar de viajeros que narran sus vivencias.
Este primer libro sienta las bases de un mundo que resulta ser poco menos que magistral en complejidad. Para empezar, cada uno de los viajeros posee una profesión, motivación y hasta religión distintas, con lo que múltiples puntos de vista enriquecen un universo enorme y lleno de matices contradictorios. Además de eso, las historias están intercaladas en el viaje que los protagonistas efectúan dentro del planeta Hyperion, de modo tal que primero nos creamos unas expectativas acerca de sus personalidades y más adelante conocemos la historia de primera mano de sus narradores.
Otro aspecto magistral de esta primera parte es la impresionante caterva de estilos utilizada por el autor en cada relato. A veces los conocemos en primera persona y a veces en tercera, y es muy meritorio el esfuerzo por diferenciar los estilos narrativos y que no parezca siempre la misma persona la que habla. Por ejemplo, uno de ellos se nos presenta en forma de diario, otro como una crónica bélica cruda y fría. En cuanto a los géneros, el autor recurre a muchos de ellos y muy distintos, desde el humor hasta la novela negra, pasando por los más clásicos de la ciencia ficción, como la space opera. El orden elegido para contar las historias, si bien nos hace el autor creer que es aleatorio (los protagonistas sacan un papelito para decidir quién empieza a contar su historia), no tiene nada de arbitrario. Uno puede pasar de estar riéndose a carcajadas a la tristeza más horrenda y desoladora. Y es que las historias de los viajeros son tan diversas como diverso es el mundo en el que vivimos.
La segunda parte, que fue conocida como La caída de Hyperion, tiene que lidiar con importantes problemas heredados de la anterior. El más acuciante de ellos, como es lógico, es cerrar de manera adecuada todos los argumentos empezados en la primera, algo nada fácil teniendo en cuenta la alucinante imaginación de Dan Simmons a la hora de hablar, ya no sólo del misterioso y cuasiomnipotente Alcaudón, sino también de las Tumbas del Tiempo, el Árbol de Espinas, los Mundos Laberinto, el Tecnonúcleo y una larga lista de conceptos tan rica en detalles como complejos de entroncar entre sí.
Esa es, de hecho, la gran duda inicial de esta continuación: uno ha leído un montón de historias fantásticamente bien elaboradas, pero que son piezas de un puzzle mayor. ¿Encajarán bien o habrá que presionar un poco?
La respuesta no es ni entusiasta ni crítica. Encajan de manera perfectamente correcta y no hay trampa ni cartón. Eso sí, personalmente aprecié más la primera parte del libro que la segunda. El motivo de ello es completamente lógico y humano: habiendo abierto tantos caminos y teniendo que ofrecer una conclusión, Simmons se empieza a ver obligado a elegir unos en detrimento de otros, y esa elección le aleja de unos gustos y le acerca a otros. El público no se sintió defraudado con el resultado de este segundo libro, por otro lado. De hecho, fue finalista de los Premios Hugo y Nebula, pero ganó nuevamente el Locus (premio otorgado por los lectores de esta revista).
En esta segunda parte cobra mucha importancia, además, una figura que ya era parte esencial de la trama en la primera: John Keats. Este genial poeta, por quien Simmons profesa sin duda devoción, es otro de los pilares clave del libro, pues se puede decir que una gran parte de lo que sucede está motivada por los escritos de este hombre, y además de ello el libro en sí es un homenaje a toda su obra y, más aún, a su vida, por un lado de manera indirecta en la tremenda lírica y sentido tanto poético como paisajístico que recorre todo el argumento, y por otro de manera directa haciéndose múltiples referencias a numerosos episodios de su vida (y muerte).
Por eso, en resumen, no deben dejar de leer esta obra maestra indiscutible del género, y hacerlo sin ninguna clase de prejuicio, porque les aseguro que una vez empiecen a leerla todos sus esquemas correrán el serio peligro de romperse en pedazos.
Siempre veo esta serie en los anaqueles y nunca llego a comprar ni el primer libro. Esta desde hace años en mi lista. :(
Opinando desde mi lado friqui, la mejor obra de cf de todos los tiempos.
Muy barroca, obra de un autor de una cultura literaria amplísima, y una historia (sólo he leído el primer libro) muy atractiva -ya desde la primera escena, que te deja atrapado-, con unos personajes bien diferenciados y tremendamente poderosos en la imaginación del lector. La imaginería tecnológica va a la par. Vamos, no sé si será una obra maestra, pero desde luego es un libro imprescindible.
A ver cuándo me pongo con la segunda, que no sé por qué la dejé por ahí aparcada… (y con Ilión, que también la tengo por ahí).
Nunca entenderé tantas alabanzas a un libro que solo es un libro entretenido, poco literario.
Me explico, el primer volumen es el más conseguido, sobre todo porque algunos de los relatos valen por sí mismos y lo salvan. El segundo volumen me sobra, toma lo peor del primero (la historia que enlaza los cuentos) y se olvida de las mejores historias (con los mejores personajes).
A nivel estructural, pese al homenaje a los cuentos de Canterbury, no me pareció nada interesante, sino más bien una serie de clichés típicos de los best-seller (mucho más acuciado en la segunda parte) que es verdad que hacen muy entretenida la lectura, pero nada más. A nivel estilístico, el libro está muy sobrevalorado. No creo que sea de barroco ni mucho menos lírico (citar a poetas románticos no hace un libro lírico), el estilo y las técnicas en un par de cuentos están más desarrollado y son algo interesantes, pero en la mayor parte y en todo el 2º volumen el estilo es plano y simplón, adecuado para una lectura entretenida, amena y divertida, repito, pero no para lo valorada que está.
Las referencias a Keats sobran porque no están bien enlazadas, suenan más bien a perorata que a homenaje.
Hay gustos para todo. Para el mío, Hyperion -la primera parte- es con diferencia la mejor obra CF de los últimos 20 años. La disfruté de cabo a rabo y de hecho se convirtió en una de esas obsesiones modelo «a ver si saco un rato y dejo el curro, la familia, los amigos, todo…, para seguir leyendo». Quizá por eso la segunda parte me decepcionó un poco. Imprescindible.
Disfruté una barbaridad con este libro, pero que mucho, mucho, sin embargo ni ahora ni en su momento me pareció la Obra Maestral i discutible de la que muchos hablan.
Creo que esuna suerte de best seller ideal, aúna practicamente todos los tópicos del género de una manera magistral, con tantos elementos bien llevados que logra aparentar una profundidad de la que carece. En eso me recuerda a Canción de Hielo y Fuego. Rebujito de todo en un dramón aventurero.
Simmons es un narrador estupendo formalmente, pero carece de profundidad más allá del Espectáculo. Es algo que se ve en todos sus libros, una. Ierta tendencia a dar paja y marearvla perdiz que se hace especialmente visible en aquellas obras donde mueve menos elementos. El Simmons del relato corto se mueve mejor que el novelista, el cual avanza páginas a una velocidad superor al contenido y en donde su habilidad como narrador suple muchas de lws carencias de contenido del relato.
La verdad es que aún gustandome lps dos primeros libros, la serie en su conjunto es muy dispar y desde luego la trilogia de La Edad de Oro me parece muy superior en todo, pero mucho, mucho.
Ahora bien tenke do en cuenta el ensalzamiento de esa «nueva space» a lo Reynolds o Hamilton no me extraña que Hyperion parezca lo mejor.
Salud.
«Hyperion/La caída de Hyperion» es la mejor novela de ciencia ficción de los últimos 25 años, junto a «Marte rojo/Marte verde/Marte azul», «Rakhat» o «El libro del día del jucio final». Nunca he podido entender cómo a la gente que le encantó la primera parte del libro abominó luego de la segunda, cuando es una novela única editada en 2 partes por temas editoriales (al igual que «El señor de los anillos» se editó en 3 partes, que no fue cosa de Tolkien sino del editor) y totalmente dependientes la una de la otra y con un final grandioso. Creo que es una de las pocas novelas que tengo necesidad de leer cada poco tiempo viendo el panorama actual de literatura de ciencia ficción. Más relecturas es lo que me pide el cuerpo y menos mamotreto a precios desorbitados.
Un saludo
Suscribo la crítica de López Muñoz. La primera parte es un portento y la segunda queda lastrada por cerrar tantos flecos aunque vive del empuje de la primera. Me parece de la mejor CF de los 90,
Desde luego creo que es un clásico indiscutible. Pero también opino que se cierra la historia casi completamente, y que hay que seguir leyendo sus continuaciones (obviadas casi sistematicamente), Endymión y El ascenso de Endymión. Si bien Endymion baja considerablemente de calidad, no deja de ser entretenido. Pero El ascenso de Endymión creo que merece ser nombrada ya que mantiene el nivel de las primeras y cierra magistralmente todos los cabos sueltos.
Simplemente es uno de mis favoritos ya que cumple con todos los elementos que le pido a una novela de CF: aventura, buenos personajes, motivos universales, una gran amenaza y un final pirotécnico. Esto se cumple varias veces en la historia. ¿dije lírica en alguna parte?
Es un libro que le recomendaría a cualquier persona, sea o no amante de la CF.
En cuanto a Endymión y El ascenso de Endimión yo las metería en el mismo saco que otras continuaciones «gloriosas» como Matrix 2 y 3, Alien 3 y 4, Terminator 3, etc.
Es decir basura para explotar el filón.
Para un servidor solo cuentan Alien y Aliens, e Hiperión son los Cantos y ya está. Lo demás una paja mental del señor Simmons para sacarnos los cuartos a los aficionados (además de una tomadura de pelo desde el primer capítulo).
Parece un poco rotundo, pero es que me cabreó mucho en su momento el planteamiento inicial de la historia y lo que suponía para Los Cantos, y no concreto más por aquello de los spoilers.
Los Endymiones, vistos individualmente, tienen momentos narrativos espectaculares, desde los planetas visitados en el primero hasta las catacumbas en el final del segundo pasando por las acciones de Nemes y el Alcaudón. ¿El problema? Como bien indicas, la continuidad. Lo contado en los dos libros no sólo se caga en lo hilvanado en los Cantos, sino que al venderse como (incoherente) continuación de éstos, los mancha, los empeora. Hablando claro: los traiciona.
Inútil discusión. Decir que es lo mejor que la ciencia ficción puede dar en un cuarto de siglo es desmerecer el género. Es un artefacto inoperativo, obvio, de muy lineal desarrollo pese al artificio, de objetivos muy limitados, y su única comprensión de lo literario es la retahíla de efectos narrativos descarnados que constituyen la estructura simplista, de una trama, cabe decir, ridícula. Los personajes son menos que monigotes incapaces, el nemesis es insulso. Las supuestas ventanas literarias a Keats son intrascendentes, no meritorias.
Leer ambos volúmenes da con una obligada lectura diagonal si los intereses del lector son literarios, y no puramente lúdicos.
Absurdo mérito para un género decadente en su pretensión aislante. Los rasgos de ciencia ficción están plenamente adoptados en cualquier literatura contemporánea. Lean a McCarthy, a Pynchon, a Vonnegut, a A.G. Porta.