La conspiración alejandrina es un extraño libro de ciencia ficción futurista no muy al uso. Por un lado, nos describe un peculiar futuro en que se ha producido tal acumulación de obras de arte que los estados han ideado mecanismos para ir destruyendo periódicamente el arte excedente. Salvo unos pocos inmortales, nadie está a salvo. Pero por el otro, esta historia está plagada de una serie de alfilerazos que nos sacuden la imaginación y que son más propios de la fantasía o del realismo mágico que no la ciencia ficción. Así, las páginas se ven pobladas por muertos que pueden hablar, lugares en que el tiempo parece transcurrir a otro ritmo, seres humanos que son adultos nada más nacer, buscadores electrónicos que se enamoran de su "víctima" o perros parlanchines.
La novela en cuestión trata sobre la historia de un agente estadounidense encargado de capturar y destruir este arte excedente que se ve complicado en una extraña trama -la de los alejandrinos- que se nos va explicando en capítulos alternos conforme se sucede la acción. Así pues, no es una novela de ciencia ficción al uso, sino una peculiar combinación de prospectiva futurista en unos Estados Unidos un tanto extraños, en los que la ciudad-estado de las Vegas no forma parte de la nación, una ácida sátira sobre el arte y su comercialización, una novela de viaje casi iniciático e, incluso, contiene elementos del western.
En contra de lo que pudiera parecer, esta extraña combinación de elementos, de la mano de Bisson, funciona bastante bien. Aunque La conspiración alejandrina no es excepcional y describe un mundo prácticamente surrealista, es extrañamente creíble y se lee con bastante rapidez. Esta hibridación entre la ciencia ficción y el realismo mágico parece ser un elemento típico de la narrativa de Bisson, que ya nos ofreció una muestra de ello en el premiado relato "Cuando los osos descubrieron el fuego". Está por descubrir si es un sello del autor o simplemente una etapa en su ora.
Eso sí, para finalizar diré que no os creáis en absoluto lo que comenta la contraportada del libro, que habla de horror, erotismo y de sátira a lo Swift. Salvo esto último, que es bastante discutible, lo más erótico que aparece en la novela son unos sostenes. Y en cuanto al horror, bueno, más horroroso que la destrucción sistemática del arte y de algún muerto gimoteante, no hay. Incluso el título es bastante engañoso, pues a pesar de que existe, en efecto, una conspiración, el libro no trata centralmente de ello. O sea, que si alguien se lo compra esperando encontrar una historia de sociedades secretas que alteran la historia se va a llevar una cierta decepción.
Pues mira, ni sabía que existía, pero después de leer sus cuentos me casa bastante con lo que escribe Bisson, surrealismo, CF, humor y ropa interior de señora. Lo buscaré. :)