Mobymelville, Daniel Pérez

Algo imprescindible para un autor que disfruta escribiendo literatura de género es poseer una voz personal, fácilmente identificable en su obra, y Daniel Pérez Navarro, además de una prosa exquisita, la posee.

Adentrarse en Mobymelville es un reto. Es adentrarse en el mundo de los fabuladores, de los cuenta cuentos, de las narraciones dentro de las narraciones. Mobymelville es arriesgado, y merece la pena arriesgarse con él.

Este libro exhibe con orgullo su carácter fragmentario, surrealista en ocasiones, aunque en algunos párrafos el lector pueda sentirse perdido, aturdido y abrumado por las imágenes que encuentra. También puede llegar a pensar que dicho carácter fragmentario no ha sido buscado, que cada historia tuvo su propia génesis y sólo después de una hábil labor de cirugía ha sido posible crear Mobymelville, pero haya sido como haya sido, el resultado es disfrutable.

Mobymelville nos ofrece historias alejadas de cualquier efectismo, historias que no buscan un final que no existe, sino que nos conducen por un viaje maravilloso. Los fragmentos de este libro ofrecen estampas alucinantes, vívidas imágenes que se quedan grabadas para siempre en la memoria, como la multitud de ballenas muertas a la deriva, o la aparición (brevemente descrita, brevemente mostrada, pero no por ello menos impresionante) de Persephassa y la masacre que su presencia conlleva.

Si alguna pequeña queja puede alegar el lector es, precisamente, la fragmentación que como virtud mencionábamos, y que inevitablemente rompe el ritmo de la narración y en su necesidad de quebrar el espíritu de la novela distrae y rompe la continuidad.

En cualquier caso, como el autor nos dice, Mobymelville es sólo un accidente, un enorme deux ex machina que nos obliga a avanzar sin descanso hacia un final que no es tal, pero que nos obliga a echar la vista atrás y comprender cuánto hemos disfrutado el viaje.

Son inevitables (y buscados, claro) los paralelismos con Moby Dick, pero el lector tendrá la sensación de que, ocultas en el texto, pululan multitud de referencias, de juegos literarios, que se le escapan. Y eso es, sin duda, maravilloso.

Mobymelville no es un libro perfecto, pero es ambicioso, es literatura en estado puro, y es un libro que todo lector que conserve el placer de sumergirse en una obra que rebosa sentido de la maravilla debe, debe, debe leer.

3 comments

  1. Es admirable que un autor se atreva con una antología como esta como ópera prima. Como dices no es perfecto, pero sí muy interesante, aunque probablemente no para todos los públicos. Le daría los mismos parabienes a la editorial por arriesgarse si hubiese hecho una edición más cuidada, pero se queda con división de opiniones.

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