Frankenstein, ¿la primera novela de ciencia ficción?

Hay dos elementos recurrentes que se señalan casi indefectiblemente en las reseñas o comentarios sobre Frankenstein, o el moderno Prometeo, la famosa obra de Mary Shelley: la corta edad de la autora cuando publicó esta novela inmortal, veintiún años, y la supuesta inauguración del género de ciencia ficción que supuso la misma.
 
Sobre el primer punto no voy a incidir puesto que no es la intención de este artículo subrayar cuán diferentes eran veinte años en el siglo XIX de los veinte años que pueda tener cualquiera de nuestros jóvenes hoy en día. Ni siquiera encuadrar la creación en aquella romántica velada de Villa Diodati en 1816, recalcando el inesperado triunfo de la joven frente a Lord Byron -que no terminó su texto-, su propio marido, Percy Shelley, y John William Polidori, autor de El vampiro, sería revelador de gran cosa así en frío y sin gastar más tinta de la que pretendo.
 
Así, mi intención es centrarme en el segundo punto: ¿realmente Frankenstein es la primera obra de ciencia ficción? No pretenderé indagar si ya algún otro autor inauguró el género previamente por dos motivos: simple falta de recursos y un elemento clave: que creo, sinceramente, que la novela de Mary Shelley tiene poco, en intención y desarrollo, de ciencia ficción.
 
Se afirma con frecuencia que la idea de la resurrección, o del insuflar vida a un cuerpo muerto, la tomó la joven de las teorías galvánicas de la época, las cuales permitieron constatar que un impulso eléctrico provocaba un reflejo muscular incluso en la carne muerta. Dado el marco temporal y las circunstancias de Mary Shelley no me atrevería a afirmar que esto no fuera así, pero lo que está claro es que, directamente, la autora no hizo alusión en ningún momento a estos procesos en su obra. Reconozco que había llegado a dudar de este particular, pero la relectura hace poco de la novela me confirmó en mi recuerdo: no hay ningún rayo que devuelva a la vida al engendro en toda la obra, ni mencionado brevemente ni descrito en profundidad.
 
Este elemento, tan sugerente que se ha quedado grabado a fuego en el imaginario popular, ha de ser posterior. En las versiones cinematográficas, desde luego, es mucho más impactante que el proceso original diseñado por Shelley, en el que distintas y crípticas soluciones líquidas animaban al cuerpo en un proceso que tenía más de ritual alquímico que de ensayo de laboratorio. Cabe imaginar, asimismo, que en las adaptaciones teatrales de la novela también se optaría por algo igualmente vistoso.
 
Pero aun considerando el rayo como un elemento de tramoya posterior, como el jorobado al que gritar "Igor, la palanca" en el momento adecuado, cabría preguntarse si, a pesar de todo, la escritora buscaba dar esa base de ciencia ficción a su obra. Yo creo que la respuesta es no.
 
No se trata únicamente de que haya algunas curiosas inconsistencias en el concepto "técnico" de la creación del monstruo; por ejemplo, éste debe ser grande para que el proceso funcione mejor, problema que Frankenstein solventa… cosiendo trozos de cadáveres y obteniendo ¡un monstruo de más de dos metros largos de altura! Convendremos en que no deja de ser peculiar el resultado: o le puso varios fémures o le añadió más vértebras de lo necesario… con lo sencillo que hubiera sido buscar a un gigantón cadáver.
 
Podríamos pensar que estos "gazapos" se deben a las limitaciones de la autora, pero yo me inclino, más bien, a pensar que Shelley nos contó lo que quería y construyó -valga la palabra- al monstruo como mejor le convenía: grande, macabro y aterrador, carente de lógica frente a un análisis en profundidad pero igualmente sugerente para el lector. ¿Por qué esta elección? Porque, a mi parecer, Frankenstein, o el moderno Prometeo no es una obra de ciencia ficción, sino una obra filosófica y, sobre todo, moral.
 
Shelley quería confrontar al mundo a una aberración salida de la mente humana. Las bases le son indiferentes porque opta por la metáfora más allá de otra consideración. Si su intención hubiera sido conseguir una verosimilitud superior a las populares -por aquella época- ghost stories, habría prestado más atención a estos detalles tal y como hizo con otros, como las referencias literarias.
 
Así, ¿es Frankenstein la primera novela de ciencia ficción? Yo diría que no, lo que no quita para considerarla, eso sí, una interesante precursora del género.
 
Precursora, sí, porque, sin adentrarse en el terreno hermanado entre ciencia y literatura que encontraremos en obras posteriores, contiene el germen propio del género: el deseo especulativo.
 
Efectivamente, Frankenstein, o el moderno Prometeo apunta en una dirección vital para la ciencia ficción: ¿qué pasaría, estrictamente, si se verificara esta hipótesis que, a día de hoy, es más o menos inviable? De este modo, quizás sentó las bases para futuras obras. Eso sí, que nadie se sumerja en sus páginas buscando ciencia. Una buena historia sí, pero no un desarrollo más fidedigno que el de cualquier fábula.

21 comments

  1. Eso sí, que nadie se sumerja en sus páginas buscando ciencia.

    De hecho, sumergirse en las páginas de cualquier obra de ciencia ficción buscando ciencia me parece llegar al género con ideas completamente erradas. Que haya ciencia «de verdad» en ciertas obras del género, no implica que ésta sea necesaria para que la obra en concreto sea ciencia ficción.

    Para mí Frankenstein lo es, aunque sea por una sola cosa: el cambio de óptica en la premisa. Frente a historias similares anteriores, donde los medios para desafiar a a Dios y crear la vida son mágicos o místicos, los medios que usa el doctor Frankenstein son tecnológicos y científicos, aunque sea una tecnológica absurda y una ciencia de pacotilla.

    Eso no importa. La mirada, la óptica, el punto de vista se traslada de lo mágico a lo tecnológico: eso es lo que acaba definiendo a la CF frente a la fantasía, desde mi punto de vista.

    Eso no quita para que la novela siga siendo deudora del fantástico anterior, con evidentes detalles de novela gótica (y, sí, una carga de moralina que a menudo ahoga lo narrado y convierte ciertas partes de la novela en insufribles, además de haber envejecido fatal).

    Pero el detalle que la convierte en ciencia ficción está ahí. El aprendiz de brujo ya no es un aprendiz de brujo, es un científico y se enfrenta a la naturaleza con las herramientas de la ciencia, no de la magia.

  2. Yo tambien opino que es la primera novela de ciencia ficción de la historia que conozcamos. Tiene todas las características para serlo y la inclusión de la ciencia como generadora de vida la diferencia de los relatos anteriores en los que aparecían seres artificiales como protagonistas. En la novela se explica el suceso fantástico de la recreación de la vida abandonando la magia, como pasaba con los homúnculos por ejemplo que eran seres artificiales creados mediante sortilegios, y explicándolo con la ciencia . La criatura debe su existencia a la electricidad y a sus propiedades. Esa diferencia es un salto cualitativo y hace que la novela no sea «mágica» sino «científica».

  3. Completamente de acuerdo con lo que comenta Rudy, y además:

    «Frankenstein, o el moderno Prometeo no es una obra de ciencia ficción, sino una obra filosófica y, sobre todo, moral»

    No entiendo la disyuntiva. ¿Cuantas novelas de CF tienen un carácter filosófico o moral? Cientos…

  4. Felicidades, me ha entretenido mucho el artículo.
    Yo pienso que F. es CF como la copa de un pino, y de lo mejor. Otra cosa es que no es CF hard, vale…

    No sé si la primera, pero Shelley es autora fundacional del género, tal como yo lo entiendo.
    Además de lo arriba explicado, la utilización literaria de lo científico como sustitutivo del elemento mítico que cataliza lo fantástico (toma!!!), pensando en términos empíricos, Franky prefigura varios tropos genuinamente ciferos. La mejora artificial del ser humano), la responsabilidad del científico frente a su creación, la relatividad del progreso (el invento que sale por la culata)… Que además aporta una gran dosis de especulación ético-filosófica… cierto, lo cual todavía subraya más su carácter fundacional.

    Y es que la señora Shelley tenía querencia por estas temáticas fantastico-especulativas. Su última novela, “El último hombre”, es igualmente la que inaugura el tropos del postapocalipsis. Así que, más que precursora, fundadora.

    Y eso me lleva a una pregunta, ¿qué hace una romántica del Strum&drung fundando la ciencia ficción?, no le pegaría más a un racionalista ilustrado?

    Particularmente es una novela que me chifla incluso en los fragmentos moralinos que, con bastante razón, crítica Rudy. Es de lo mejor.

  5. Completamente de acuerdo con todos los que han escrito más arriba. Para mí es ciencia ficción.

    Es más, la apostilla de «el moderno Prometeo» incluso apunta la intención de Mary Shelley en esta dirección. Y este moderno Prometeo ha sido utilizado por miles de autores de ciencia ficción posteriormente: un científico, ya sea por ambición, por amor o simplemente por curiosidad científica, desafía a «los dioses» (manipula el devenir natural de las cosas) y por ello es «castigado». Ocurre un desastre, se tuercen los acontecimientos y hay que solucionarlo, o eventualmente la «creación» se vuelve contra su autor y lo mata (o no). Ella fue la primera en poner a un científico en el papel de Prometeo, cosa que luego harían, como he dicho antes, miles de autores.

  6. Repasando lo que he escrito, me ha saltado el chip al ver que he vuelto a escribir sobre la electricidad que es cierto que no se especifica en la novela. Ciertamente es un reflejo aprendido de las peliculsa sin ninguna duda. Pero, aun asçi, es la experimentaciçon cientçifica la que resucita al cadçaver o al androide.
    ¿Consideramos ciencia ficciçon a Jeckill y Hide? Desde mi çoptica sin ninguna duda ya que la trasforamciçon se debe a un descubrimiento cietçifico en el campo de la quçimica. Es el mismo caso en Frankenstein

  7. En primer lugar, muchas gracias por los comentarios -y por haberos leído el artículo-, aunque no haya convencido a ninguno :-)

    Sin pretender enconarme en la defensa de lo expuesto, ya que no tengo más elementos que exponer, me gustaría responder a un par de cosas.

    Rudy dijo: «De hecho, sumergirse en las páginas de cualquier obra de ciencia ficción buscando ciencia me parece llegar al género con ideas completamente erradas.»

    Hombre, completamente erradas no, al menos si luego decimos que el cambio de óptica vale porque «los medios que usa el doctor Frankenstein son tecnológicos y científicos, aunque sea una tecnológica absurda y una ciencia de pacotilla.»

    Yo creo que en una novela de ciencia ficción tiene que existir una base científica, errada, obsoleta o excesivamente osada, pero una base al fin y al cabo. Y en la novela de Mary Shelley hay una base alquímica más que científica. Yo, al menos, le veo poca ciencia y poca intención de que parezca ciencia.

    Rudy dijo también: «El aprendiz de brujo ya no es un aprendiz de brujo, es un científico y se enfrenta a la naturaleza con las herramientas de la ciencia, no de la magia.»

    Este argumento ya me parece más interesante, pero en el caso de Frankenstein creo que es más casual que intencionado. Por eso la veo más como fuente inspiradora que realmente una obra fundacional, aunque esto ya puede ser un tema de terminología.

    Alfonso Merelo dijo: «La criatura debe su existencia a la electricidad y a sus propiedades. »

    No en la novela (cosa que me sorprendió sobremanera). Como digo, el rayo brilla por su ausencia en sus páginas.

    Dani dijo: «No entiendo la disyuntiva. ¿Cuantas novelas de CF tienen un carácter filosófico o moral? Cientos…»

    No pretendía señalar aspectos exclusivos irreconciliables, sino incidir en la intencionalidad que -subjetivamente- encuentro en la obra de Shelley. A mi parecer, ella busca hacer una fábula. Ni siquiera expone ese argumento del hombre haciendo mal uso de la ciencia que tanto se cita. Todo el argumento de la novela hubiera funcionado igualmente con la creación de un golem, puesto que incluso Shelley equipara, en gran medida, los textos de los alquimistas con la ciencia -saber prohibido- en el que indaga Frankenstein en los primeros capítulos de la novela.

    Como decía más arriba, entiendo que la novela suscita la reflexión, pero no creo que sea por intención de la autora. Por eso la veo más precursora que fundadora. Pero bueno, que igual es una cuestión de términos.

    Portal de Ciencia Ficción dijo: «Ella fue la primera en poner a un científico en el papel de Prometeo, cosa que luego harían, como he dicho antes, miles de autores.»

    Nominalmente será científico, pero no lo es ni el método que usa, ni la fuente de inspiración (del personaje, que son los alquimistas), ni el resultado, ni la inquietud… Como digo, es interesante el punto que señala Rudy, pero sigo sin creer que la obra tenga un espíritu ciencia ficción. Que haya inspirado argumentos ciencia ficción a miles de autores es otra cosa (yo lo he llamado «novela precursora»).

    Saludos.

  8. Perdona, Alfonso, te he citado mientras estabas escribiendo tu rectificación.

    En cualquier caso, supongo que la cuestión se reduce a que yo veo «Frankenstein» como una obra inspiradora del género sin intención real por parte de la autora de utilizar el lado ciencia en su desarrollo mientras que el resto sí que lo hacéis. Vaya, precursora vs fundadora.

  9. Y sin embargo yo estoy de acuerdo con el autor del artículo. Siendo Frankenstein una de las primeras obras que mi mente infantil recuerda (sí, tenía unas lecturas un poco raras para un niño, pero es lo bueno de tener un padre aficionado al Terror y la Ciencia Ficción) y habiendo visto todas las películas que he podido sobre un tema que siempre me fascinó, lamento comunicar a los arriba firmantes que las inspiración de Mary Shelley no es la ciencia sino la magia.

    De hecho, el proceso de construcción de la criatura y la manera de insuflarle vida parece un calco del relato del Golem, cuya versión más conocida es la del rabino Löw en la Praga del siglo XVI que unas personas letradas (e imbuidas en el Romanticismo) como eran el matrimonio Shelley debían conocer perfectamente. La autora se limitó a cambiar la fórmula con la que el rabino pone en marcha a la criatura sustituyendo la magia del alfabeto hebreo por sus misteriosas fórmulas.

    En cuanto a la denominación de «moderno Prometeo» nosotros podemos interpretarlo hoy como una metáfora científica pero en el ambiente de la época (y en la cultura literaria de los Shelley) me parece forzar la situación cuando con su sentido mitológico le basta para emplearlo como ejemplo.

    Frankenstein no es CF sino F a secas: Fantasía. O, puestos a inventar nombres, GF: Gran Fantasía.

  10. Sin duda es Ciencia Ficción, por lo dicho anteriormente, pasado por el tamíz romántico de la Shelley, pero CF al fín y al cabo. Así y todo, el tema filosófico está presente, por la misma razón, la mirada hacia el interior del hombre en su ideal de imitación del Dios creador y sus consecuencias, algo muy dado en la literatura de la época. De todas formas, he oído/leído de todo; fijaos si hay interpretaciones que en una de las últimas tertulias de la Terbad (Badajoz) llegó a calificarse por algún contertulio como un alegato por la lucha de clases (el rechazo del Dr. Frankenstein y la sociedad de la novela hacia la criatura diferente y extraña).

    Saludos.

  11. En respuesta a PP. Claro que Frankenstein es gran fantasía. La cosa está en cuántos tópicos de CF incluye Frankenstein. Si esos tópicos son irrelevantes, pues es escasamente cf, ahora, sí pesan de un modo determinante en la narración, como creo que es el caso, entonces, CF. También me parece importante ver el impacto que ha tenido posteriormente en el género. En la CF mucho,. Yo insisto en que Frankenstein toca de lleno un puñado de temáticas recurrentes en la CF posterior, y como el argumento –la excusa literaria- es manifiestamente CF, pues CF. Blanco y en botella.

    En el caso de Stevenson, la excusa literaria, científico que experimenta consigo mismo un fármaco, es CF, pero el fondo, de lo que nos habla, es una temática general, la alegoría entre el pulso del bien y el mal en el marco de un thriller policiaco de misterio con su dosis de terror y que sí, también toca, cosas como la mejora artificial del sapiens, la responsabilidad del sabio ante los avances, pero de una manera mucho más epidermica que Franky. No lo sé, francamente.

  12. Insisto: nosotros interpretamos el presunto carácter CF de Frankenstein desde nuestra perspectiva actual y personalmente no veo ese «puñado de temáticas recurrentes en la CF» que dices, Sim, más allá de la creación de vida de manera artificial por parte del hombre.

    Dudo mucho que Mary Shelley tuviera en mente en su época la importancia de la experimentación científica como elemento definitivo de su novela. De hecho los científicos de su época no estaban todavía definidos como tales de acuerdo con nuestro concepto actual y hasta una gran lumbrera como Sir Isaac Newton escribió bastante más sobre magia y alquimia que sobre ciencia «real» (aunque este aspecto de su creación haya sido ignorado u ocultado por los defensores a ultraza de la ciencia como única vía hacia el conocimiento).

    La autora utiliza la ciencia como un elemento más, entre otros muchos, para enmarcar lo que le interesa de verdad que es la ambición humana por convertirse en Dios adquiriendo el poder de dar la vida una vez que ya posee el de dar muerte. Ése no es un argumento específico de la CF, aunque el género lo haya empleado.

    Y no me vale para definirlo el pretendido gran impacto posterior de la novela en la CF. Muchas novelas que nunca consideraríamos precursoras de la CF han inspirado obras posteriores. Sin ir más lejos la última que recuerdo es la adaptación que hizo Dan Simmons de la guerra de Troya narrada por La Ilíada.

  13. Juan: «Nominalmente será científico, pero no lo es ni el método que usa, ni la fuente de inspiración (del personaje, que son los alquimistas), ni el resultado, ni la inquietud…»

    PP: «Dudo mucho que Mary Shelley tuviera en mente en su época la importancia de la experimentación científica como elemento definitivo de su novela. De hecho los científicos de su época no estaban todavía definidos como tales de acuerdo con nuestro concepto actual y hasta una gran lumbrera como Sir Isaac Newton escribió bastante más sobre magia y alquimia que sobre ciencia “real” …»

    Vosotros mismos lo habéis dicho. Por supuesto que es así. Y si Mary Shelley hubiera nacido hace veinte años y escribiera hoy Frankenstein, seguramente mencionaría (con mencionar como causa basta) la manipulación genética o la nanotecnología, no que el doctor se encerró durante interminables noches en el laboratorio y que se dedicó a robar cadáveres. No podemos evaluar lo que se hizo hace dos siglos con los parámetros y perspectiva de hoy. Shelley utilizó lo que estaba disponible (y lo que conocía, pues seguramente era una analfabeta funcional en materia médica o científica). Lo mismo que hacen hoy los autores de ciencia ficción, incluso los hard, que dentro de dos siglos según vuestros argumentos no serán considerados de ciencia ficción.

    ¿Que no era hard? Desde luego que no. Ni falta que le hacía estropear la historia con explicaciones técnicas para fundamentar una suspensión de la incredulidad que estaba más que conseguida. pero es que la CF no tiene por qué ser hard e incluir ciencia más o menos creíble (a mí ninguna ficción científica me resulta creíble, aunque algunas sí son aproximadas a lo creíble).

    Argumentar que la CF debe incluir rigor científico es como querer definir el Terror como «el género que inspira miedo o terror». No hace ninguna falta que una obra dé miedo para que sea de terror. De hecho, pocas dan miedo. La etiqueta se la pone un modo de enfocar la historia, incluyendo unos temas y unos elementos característicos que además varían con el tiempo.

    Pero es que esta discusión en general cae en la definición de ciencia ficción, que es algo muy difuso y en lo que nunca nos pondremos de acuerdo. Por ejemplo, para mí 1984 es CF. Para vosotros probablemente no, incluso menos que Frankenstein, ya que no solo carece de elementos científicos enfocados desde una perspectiva actual, es que ni se hace referencia a que la ciencia participe en la historia. Pero a ver en qué estantería lo ponemos en la tienda (por definición, futurismo va con ciencia ficción, por afinidad con otras obras con elementos similares).

  14. Estoy de acuerdo con Portaldelacienciaficción.

    Yo creo que incluso desde la perspectiva de considerar la CF como la literatura que se apoya en el saber científico para contextualizar sus universos literarios (y que yo creo que es su origen y núcleo, aunque no la agota), Franky es un claro producto CF

    Está claro que Shelley es previa al positivismo que moldea lo que hoy conocemos como ciencia. Ahora bien, que alguien sea previo a no quita que no sea fundador de… Posiblemente Galileo-Copernico-Aristóteles-Euler-Newton etc… no se consideraban científicos en el sentido que hoy se le da al término. Ahora, ¿se entiende la ciencia sin ellos?

    Mi postura es que a diferencia del Golem o el mito de Prometeo, Franky es el resultado de la aplicación de una tecnología y un saber empírico contrastado a la manera moderna (y sino que se lo pregunten a Igor). Frankenstein se aproxima bastante más al científico (incluso al actual) que al alquimista o filósofo de la naturaleza. Tiene un laboratorio, hace experimentos, alumbra teorías…(es muy diferente al Dr. Fausto en su metodología) Por lo demás, sus peripecias, con la diversidad de lecturas que quieras, sustentan reflexiones sobre la diferencia entre el ser artificial y natural, de las consecuencias morales de un hecho científico (bien, pseudocientífico), la responsabilidad del sabio respecto a su creación, la materialidad del alma humana y una casuística de temas luego recurrentes en la CF. De donde para mí es CF con todo el derecho. Si añado que esta señora fue, además, la autora de la primera novela postapocalíptica que se conozca (y que no he leído, hablo de oidas pero en la que otra vez el elemento ciéntífico, no sobrenatural, la peste, se convierte en el eje explicativo), llego a la conclusión de que este señora estaba en la onda total. A sabiendas o no, Shelley estaba trillando un camino literario que lleva directo a la CF actual.

  15. Frankenstein es una historia de amor. Y de su reverso, el odio.

    La ciencia es accesoria, si aparece es solo para convertir a Victor en el esforzado creador absoluto, más allá de fuerzas mágicas.

    Que luego se haya interpretado como una novela en la que se trata el peligro de la ciencia y del progreso es ajeno a la intención de Mary.

  16. Pues para mí el principal mérito de Frankenstein es plantearle al lector un dilema moral: ¿Tiene el hombre derecho a usar la ciencia para juguetear con la vida?

    Lo realmente grande del asunto es que Shelley lo planteó un siglo antes de que existiera realmente la posibilidad de hacerlo gracias a la ingeniería genética etc…

    Y es por eso que considero Frankenstein como ciencia ficción. Una obra capaz forzarnos a pensar en problemas que aún no tenemos pero que no tardarán en llegar es ciencia ficción. Plenamente.

  17. Portal de Ciencia Ficción dijo: «Shelley utilizó lo que estaba disponible (y lo que conocía, pues seguramente era una analfabeta funcional en materia médica o científica).»

    John Polidori, autor de «El vampiro» y médico personal de Byron, era amigo de la familia. Si Shelley hubiera estado realmente interesada en hablar de ciencia se hubiera molestado en contrastar con él cosas tan peregrinas como la posibilidad de construir un cuerpo humano gigante a partir de trozos de cuerpos humanos normales, ¿no? Sobre todo teniendo en cuenta que en otros aspectos que ella considera importantes -desde mi punto de vista- no escatima detalles y citas (pensemos en las referencias a «Paraíso perdido» de Milton).

    Creo que Frankenstein es una fábula, y que el tema científico es colateral. Por eso la veo precursora, no fundadora. Pero es una apreciación personal.

    En ningún caso exigiría que fuera ciencia ficción hard, y sí que la valoro en su contexto (o, al menos, lo intento). Y «1984» me parece ciencia ficción porque hay un interés en la verosimilitud de la tramoya. En «Frankenstein» no veo ese interés, sino uno por tener a un monstruo arquetípico para poder hacer su reflexión moral.

  18. ¿Que no era hard? Desde luego que no. Ni falta que le hacía estropear la historia con explicaciones técnicas para fundamentar una suspensión de la incredulidad

    No es mi intención desviar el tema, pero puestos a meter el dedo en el ojo, esa identificación dentre hard e historia ahogada por interminables infodumps científicos no sólo me parece errónea (profundamente errónea, añadiría) sino que me sorprende viviendo de alguien que, eso creía, controla del tema.

  19. La frase que has acotado continuaba con «que estaba más que conseguida». Así que creo que has entendido lo que no es. Vamos, yo estaba hablando de Frankenstein y Mary Shelley, no de otra obra ni de otro autor. Pero de todas formas, si alguien quiere generalizar, hacer el ejercicio y convertir Frankenstein en hard, comprobará que la historia pierde mucho. Está bien como está.

    Si lo que has entendido es una arremetida mía contra el hard en general, tampoco. Me gusta el hard, claro que sí, cuando es bueno. Como todo.

  20. Hola. Creo que me incorporo mal y tarde a este hilo, pero no lo había leído hasta ahora, y me parece muy interesante. Sólo quería señalar que, aunque un tanto farragosa narrativamente -enmarcada, eso sí, en un inicio y epílogo fascinantes-, personalmente Frankestein no me parece una novela cargada de excesiva moralina, sino dotada de bastante «subtexto» y crítica a la moral victoriana -como me lo parece, al cabo, Dr.Jekyll…- . Aunque Mary Shelley evolucionara más tarde hacia posiciones bastantes conservadoras, dudo mucho que su intención inicial fuera «confrontar al mundo a una aberración salida de la mente humana», al menos si se se entiende este hecho negativamente; más bien me inclinaría por suponer que quería mostrar cómo la moral victoriana y su defensa ultramontana de la «jerarquización natural de la sociedad» (no olvidemos que era hija de Mary Wollstonecraft) condenaban necesariamente al espíritu humano a la aberración. En fin, es sólo una opinión, que debería matizar mucho. En cualquier caso, por si os interesa como curiosidad, adjunto el trabajo -un poco didactizante, me temo-que suelo ponerle a mis alumnos de filosofía en Bachillerato de Adultos sobre la novela (que, un poco para mi sorpresa, suele gustarles bastante). Un saludo.

    TRABAJO NOVELAS NOVELA “FRANKENSTEIN”

    1) La novela lleva por subtítulo “El moderno Prometeo”. Sintetiza previamente el mito griego clásico de Prometeo, e intenta relacionarlo con esta obra. ¿Qué relación existe entre la acción llevada a cabo por Prometeo, su castigo posterior, y lo descrito en la novela? ¿Quién es Prometeo en en esta historia?

    2) Un elemento evidente en la novela es el de la rebelión de la “criatura” contra su creador, que parece establecer un claro paralelismo con la relación hombre-Dios enseñada por el cristianismo (al final del cap.X, p.ej., y antes de escuchar el relato de la criatura, Frankenstein afirma que “por primera vez era consciente de los deberes que un creador tiene para con el ser que ha creado y comprendía que, antes que aborrecer sus perversas acciones, debía haber asegurado su felicidad”). Esta cuestión, sin embargo, ha suscitado diversas interpretaciones, a menudo contradictorias, acerca del Tema de la obra. Por ejemplo:
    a) El propósito de la autora es mostrar los peligros a que se enfrenta el hombre si pretende emular la obra divina y, llevado de su soberbia, “experimentar” con fuerzas que están fuera de su alcance.
    b) El propósito de la autora es impulsar la rebelión “prometeica” contra la idea misma de Dios –que, de existir, sería responsable del mal-; y en este sentido la “criatura” sería un símbolo del hombre esclavizado por su propia sujeción a los ideales religiosos.
    c) La novela es una incitación a la rebelión contra toda represión, encarnada por una sociedad cuyas normas “corrompen” el alma inicialmente pura de la criatura. Así, ésta llega a afirmar: «Supe de la división de la propiedad, de la inmensa riqueza y la escuálida pobreza; del rango, el linaje y la sangre noble…. Aprendí que las posesiones más estimadas por vuestros semejantes eran un linaje de alcurnia y las riquezas. Un hombre podría ser respetado poseyendo al menos una de esas ventajas, pero sin ninguna era considerado, excepto en muy raros casos, un vagabundo y un esclavo, destinado a gastar sus energías para beneficio de los pocos elegidos.¿Y qué era Yo?»
    d) Todos los temas anteriores aparecen en la novela, pero la autora, al limitarse a ofrecer los diferentes “puntos de vista” de cada personaje, “no toma partido”, dejando la interpretación abierta al lector.

    ¿Con cuál de estas interpretaciones –o con qué elementos de ellas- te encuentras más de acuerdo?

    3) En función de tus respuestas anteriores, intenta describir, en 1-2 páginas, el significado profundo de esta novela. Es decir: a) ¿de qué trata verdaderamente la obra, qué problemática y qué ideas quiere transmitir al lector?; b) ¿qué estilo narrativo emplea la autora para lograr que, a partir de esa historia concreta, el lector llegue a comprender las ideas subyacentes en el texto? (Por ejemplo: ¿a qué crees que se debe que la novela esté siempre narrada “en primera persona”, pero por distintas voces? ¿la narración está “organizada” para favorecer determinadas conclusiones “morales”, o verdaderamente pretende que cada lector haga su interpretación?)

    4) El elemento empleado por Frankenstein –aunque no se explica de manera muy precisa- para crear la “vida” es alguna forma de reacción química o estímulo eléctrico. Esta novela, sin embargo, se cita actualmente con frecuencia en relación con los avances y posibles límites éticos que debe planterse la ingeniería genética. ¿Podrías explicar la conexión entre ambas temáticas, y, en función de tu interpretación de la obra, imaginar que hubiera opinado Mary Shelley acerca de la ingeniería genética? Expón tu propia opinión al respecto.

  21. Matiz: moral previctoriana, claro. Encarnada, por ejemplo, por el preclaro Dr. Johnson (tan equívocamente citado siempre por su crítica a los patriotas, a quines denostaba en realidad por «malos patriotas»), de quien su biógrafo Boswell destacaba su inflexibilidad en “el mantenimiento de las obligaciones de la piedad y la virtud, tanto por su respeto al orden de la sociedad como a su veneración por la Gran Fuente de todo orden”, y ardiente defensor de que
    “aumentar los salarios de los jornaleros es erróneo: pues no sólo no les hace vivir mejor, sino que los vuelve perezosos, y la pereza es algo muy malo para la naturaleza humana”. Y, por supuesto, por el no menos preclaro Edmund Burke, inspirado ideólogo de la paulatina identificación de la “mano invisible” de la Providencia con las leyes del mercado, bajo el yugo de una “estrategia divina” que, en palabras de Burke, determinaba el lugar de cada individuo en la comunidad “de acuerdo con el estatus social de sus padres, dotado con todos los beneficios y cargado con todos los deberes de su situación”. ¿No resuena esta concepción en las palabras de la Criatura?: «¿Y qué era Yo?»

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