Tras leer la reflexión de Julián Díez sobre el rumbo de Minotauro recordé algo que se ha comentado en los foros de noticias estos días. Hagamos un poco de memoria. En febrero de 2008, Federico Fernández Giordano gana la V edición del premio Minotauro con El libro de Nobac, una mezcla entre novela fantástica y policiaco que ha pasado sin pena ni gloria por las librerías de nuestro país. ¿Sorpresa? No tanto. Un mes antes el autor, en su perfil de blogger, había dejado escrito que Minotauro iba a publicar una novela suya. Perfil que se puede leer entre líneas de este hilo de Sedice en el que se comentaba la noticia y que, claro está, creó un cierto revuelo. Pero no hay que ser malpensados; quizás el autor pensó que el hecho de ser finalista hacía que su novela fuese a publicarse independientemente del resultado, a pesar de que el año anterior ya sólo se había publicado la ganadora. No tenía por qué saberlo. Sin embargo…
Sin embargo este año ha ocurrido exactamente lo mismo. En febrero de 2009, Fernando Jiménez López del Oso gana la VI edición del premio Minotauro con El templo de la luna. Una narración que, leyendo su argumento, se mete de lleno en la temática de conspiraciones esotéricas y que parece ideado por aquel generador novelas a lo Código Da Vinci que alguien programó hace tres años. ¿Sorpresa? No tanto.
Como se comenta en Sedice, un mes antes en otra web, Ociojoven, apareció una semblanza del autor y en ella se podía leer que estaba trabajando en «un thriller histórico que aparecerá próximamente en Minotauro». Todo señala que ese thriller histórico -ya le pegan la etiqueta de histórico a cualquier cosa- es El templo de la luna, que el jurado supuestamente ha seleccionado entre los finalistas y que se podrá comprar en las librerías a finales de mes.
¿Casualidad? Estando detrás Planeta y sabiendo las situaciones que se producen año tras año con el famoso premio que es el mascarón de proa de su imperio editorial, difícilmente. La cuestión es que estos hechos ensucian un poco más la trayectoria de Minotauro en los últimos años y pone en la picota no ya a los jurados sino a los ganadores y finalistas de las primeras ediciones, que deben ver con pena cómo un galardón que prometía revitalizar la escritura de ciencia ficción, fantasía y terror en español, al que concursaron con ilusión, se torpedea a sí mismo con tácticas que poco tienen que ver con la literatura y mucho con la mercadotecnia.
Como ocurre con la editorial, esta traición a su esencia -los premios literarios deberían premiar valores literarios independientemente de las ventas posteriores- se une a la crisis económica y a la devaluación del propio premio, que ha provocado la pérdida del patrocinio de Marcilla, una importante reducción de la dotación económica, una ceremonia de entrega más austera… ¿Dónde terminará esta deriva? ¿No sería más fácil hacer tábula rasa y comenzar de cero?
Hombre, no es mi intención partirme el pecho por nadie, pero puestos a ser bienintencionados, puede haber una explicación perfectamente lógica y nada sospechosa al asunto.
En ambos casos es muy posible que los dos autores tuvieran una novela en manos de la editorial y que éste la hubiese aconsejado presentarla al premio con el compromiso de que, tanto si ganaban como si no, la novela sería publicada. De ahí que supieran con antelación que su novela iba a aparecer en Minotauro.
Esto ya ha pasado en ediciones anteriores (recuerdo un caso concreto de una novela que, en la etapa Lorenzana, Minotauro iba a publicar y a cuyo autor se le aconsejó que de todas formas se presentase al premip. No fue la ganadora, aunque sí quedó finalista y acabó siendo publicada).
Y no es porque yo sea un prodigio de pensamiento bienintencionado, pero me cuesta un poco de trabajo creer que la gente sea tan torpe. O sea, si a mí me dijeran bajo mano «venga, este año ganas tal premio», lo primero que haría sería callarme, no publicarlo por ahí.
Yo ya he leído varias veces entrevistas a escritores de prestigio (por poner un ejemplo comprobable, Julio Llamazares) en las que afirman haber sido tentados con presentar novelas a tal o cuál premio bajo garantía de que iban a ser los ganadores. A mí la actual trayectoria de Minotauro, su relación con Planeta, una de las eternas sospechosas de tales maniobras, y lo que se cuenta en este artículo me invitan a pensar que esa es su tendencia.
Creo que con una sola palabra queda todo dicho: Gótika.
Gothika. Que una H es una H. Y sin acento en la O, no intentes arreglarle el título, que no se puede.
Hombre, si a tí te dicen » te vamos a publicar la novela, pero preséntala antes al premio por si, encima, tienes suerte y lo ganas» no es lo mismo que «mándanos la novela, que te damos el premio». Pero a ver quién nos explica si realmente se actúa de una forma u otra…
Vamos por partes.
Yo también he leído entrevistas con escritores (recuerdo una con Delibes hace ya unos cuantos años, sin ir más lejos) que hablan del tema de los premios «pre-asignados» y donde se afirma que tuvieron ofertas al respecto. Y no las pongo en duda.
Lo único que digo es que me sorprende la torpeza de los autores. Si a ti se te acerca X de la editorial Y y te dice «preséntate al premio W, que es tuyo», no creo que te pongas a comentar, por pura prudencia, que el premio es tuyo antes de que lo sea oficialmente.
En cuanto a «Gothika» (novela que, confieso, no pude seguir más allá de una veintena de páginas) siendo decir que no demuestra nada. Tengamos un mínimo de ecuanimidad para aceptar que, por mala que nos parezca una novela a nuestro criterio, el jurado puede haber tenido otro distinto y no necesariamente «sospechoso».
Con esto no quiero decir que haya o deje de haber tejemanejes en el Premio Minotauro (de hecho, si vamos a ello, hay indicios más que sobrados en premios prestigiosos, de esos «sin tacha», de que no están ausentes de tejemanejes, politiqueos y elementos sospechosos). Sino que, como mucho, hay indicios. Indicios que pueden ser interpretados de más de una manera.
Y, francamente (por mucho que la línea de Minotauro tras la marcha de Lorenzana me parezca, digámoslo así, profundamente equivocada) me lo pensaría mucho antes de empezar a tirar piedras con indicios tan ambiguos.
Pues, aun estando de acuerdo contigo en que, poniendo la presunción de inocencia por delante, hacen falta hechos, veo más factible esta teoría que la alternativa. Porque vamos a ver, tenemos a un escritor español no procedente del fandom que logra que Minotauro le publique una novela, tarea de por sí, visto lo visto, difícil. Naturalmente, lo airea en cuanto lo sabe, que es poco antes de conocerse los finalistas del premio, entre los que, vaya, figura. Una de dos: o ya había enviado la novela a concurso, y Minotauro se la contrata en pleno proceso de selección (?), o bien el autor la envía a concurso a pesar de que ya se la iban a publicar (???). Muy raro, más cuando al año siguiente vuelve a suceder exactamente lo mismo.
«o bien el autor la envía a concurso a pesar de que ya se la iban a publicar (???)»
Esto, repito, ha pasado antes de que el premio se «pervirtiera», y a nadie le pareció una práctica sospechosa, supongo que porque el autor sólo quedó finalista. Pero me pregunto qué habría pasado de haber ganado. Como era «uno de los nuestros», ¿nadie habría visto nada raro en ello o estas mismas sospechas habrían circulado entonces? Me gustaría saberlo, de verdad.
¿Alguien presentó al premio una novela que ya le habían contratado antes? ¿Con permiso de la editorial o sugerido por ella? Me parece sumamente raro e ilógico (por parte de la editorial; por parte del escritor lo contrario) en ambos casos. Pero si fue así, entonces cabe la posibilidad de que estemos ante los mismos casos.
Eso, precisamente, fue lo que dije en mi primer comentario, Santi:
«Esto ya ha pasado en ediciones anteriores (recuerdo un caso concreto de una novela que, en la etapa Lorenzana, Minotauro iba a publicar y a cuyo autor se le aconsejó que de todas formas se presentase al premio. No fue la ganadora, aunque sí quedó finalista y acabó siendo publicada).»
Sí, sí, si lo leí, pero había dado por sentado que en principio les interesaba, pero que primero se presentara al premio. Vamos, algo no formalizado. Perdona por el lapsus, pero es que, desde el punto de vista de la editorial me parece tan ilógico, tan desatinado…
Rudy, desconocía lo que comentas y, aunque no me gusta nada, supongo que tiene una lógica para el autor: si gana el premio, se llevará más pasta que si no se hubiese presentado. Lo que no quita para seguir pensando que en estas dos ediciones han pasado cosas raras raras y, quizás, circunstanciales. Pero…
En ningún momento he afirmado que no haya cosas raras ni apariencias irregulares y mosqueantes en del premio, que quede claro. Sólo quise mostrar que esas apariencias no tienen por qué indicar precisamente un «tongo» y que, a menudo, la forma en que interpretamos ese tipo de cosas está condicionada por factores que no tienen que ver necesariamente con lo que haya pasado.
O, en otras palabras, lo que me pregunto en el fondo es algo tan simple como, aún habiendo esas apariencias «extrañas», ¿nuestra reacción habría sido la misma si el premio Minotauro -y en buena medida la propia editorial- no se hubiera deslizado hacia la línea magufa actual?
Por otro lado, no encuentro tan desatinado, desde el punto de vista de la editorial y mirando únicamente el aspecto comercial del asunto, pedirle a un autor al que vas a publicar que se presente al premio que organizas. Incluso aunque no esperes que gane, con un poco de suerte tendrás la oportunidad de publicarlo después con la etiqueta de «finalista del premio XXX», lo cual es una forma de tener parte de la promoción del libro ya hecha, en cierto modo.
En cualquier caso, repito. Las circunstancias de estos últimos premios tienen elementos mosqueantes. En eso estoy de acuerdo con vosotros. Pero entre tener la mosca detrás de la oreja y estar convencido hay una línea, quizá muy fina, pero que me parece peligroso traspasar sin evidencias más sólidas.
Es imposible saber cómo habríamos reaccionado si la línea de Minotauro hubiese sido otra, aunque servidor ya estaba mosqueado hace lo menos tres años (tal y como dejé escrito en el Aburreovejas) cuando en tres meses publicaron cinco obras españolas de siete, algunas de muy dudosa salida comercial como aquella novela de Castrosín a lo «Cinco días antes» y otras que quizás iniciaron el camino hacia el todo vale actual; no tenía el menor sentido publicar en Minotauro «El espejo de Salomón» de Arsenal.
Ahora toca esperar y ver qué ocurre con las novedades y el premio, a ver si realmente el cambio les sirve de algo. Porque como las ventas sigan igual…
Llamadme iluso si queréis, pero en mi línea de razonamiento, si una editorial contrata una novela es porque cree en ella, cree que gustará, que venderá. El premio, por otea parte, les asegura otra novela con (en teoría) buenas ventas. De hecho, parte del beneficio editorial del concurso se basa en eso, en sacar de la nada una novela (ls mejor entre ciento y pico) que ya nace promocionada por el premio. ¿Por qué arriesgarse, si gana, a convertir dos novelas vendedoras en una sola? No tiene sentido. Sin contar con las naturales sospechas (véase este hilo) que provoca tal cosa.
En cuanto a lo otro, yo ni dudo que si se tratara de un fandomita, serviría de chascarrillo en privado, pero no se airearía en público. Hay una cierta hipocresía en ello, pero matizada. No es lo mismo que tal práctica favorezca a algo por lo que llevas años luchando que, precisamente, a aquello que puede destrozarlo.
«Ahora toca esperar y ver qué ocurre con las novedades y el premio, a ver si realmente el cambio les sirve de algo. Porque como las ventas sigan igual…»
Este es un dato que, lógicamente, sólo conoce en detalle la editorial, pero las ventas de Gothika propiciaron su edición en bolsillo, algo que ninguno de los demás premiados ha logrado hasta la fecha. Detalle éste que me induce a pensar que puede haber influido en la actual deriva del premio hacia otros terrenos.
Una cosa es clara: pese a que siga figurando lo de «premio de CF y LF», que a los amantes de la cf no les interesen estos libros o esta temática no tiene por qué suponer malas ventas. Suena raro, pero a veces la realidad es tozuda.
Te recuerdo, Mariano, que tanto «Máscaras de matar» como «Señores del olimpo» han salido en bolsillo.
Mariano, no hace falta tener datos secretos para saber qué ha ocurrido con un 80% de las novedades de Minotauro publicadas en los últimos años. En los Cortes Ingleses ha habido carretadas de ellos en mesitas con un suculento «descuento» en portada… En algún caso ni habían cumplido los dos años preceptivos para poder saldarlos.
Por otro lado, algunos títulos salen en bolsillo sin que hayan sido precisamente un superventas en la edición en «grande». Lo que no quiere decir que haya sido así con los ganadores del premio Minotauro reeditados en bolsillo. Libros que también han recibido una promoción adicional que, espero, se haya aprovechado.
Ooops, Rudy, tienes razón. Se me fue la olla pensando en «la nueva etapa».
Nacho: evidentemente, yo hablo de los libros correspondientes al premio y tú a la producción anual. Sobre Gothika, yo sí he leído que ha sido un libro que se ha vendido muy bien, pero ni idea de cifras, claro.
No hay que irse muy lejos para recordar la denuncia de Delibes sobre el premio Planeta o la resolución judicial sobre el premio en Argentina…
Nuestra mente es porosa para la infamia.
Llevo concursando en el premio desde el primer año pero sin suerte. Hasta este año, consideraba que era un premio de gran relevancia, y si lo contemplamos con fría objetividad, sigue siendo uno de los más prestigiosos.
Pero según se lee en el artículo, y con las evidencias cada vez más críticas de que «algo apesta a podrido en Minotauro», me parece a mí que ya está totalmente devaluado. Y otro detalle: en las bases del concurso hay un artículo que afirma que aquellas obras que interesen a la editorial -o sea, los finalistas- serán contratados para posterior publicacion. ¡Pero según el artículo, ni eso ya se hace! O sea que concursas con la esperanza de que al menos tu historia llegue a finalista y obtenga una discreta publicación «de finalista» pero no lo hacen. ¿Para qué concursar entonces? ¿Para que tu nombre forme parte de un montaje de que hay un procedimiento justo, cuando en realidad es parte del telón que envuelve al chanchullo montado? También es fuerte que concurses en un premio que sabes que no vas a ganar, que aspiras a ser el segundo, o el tercero, ¡porque el primer premio ya está apañado para que lo gane un amigo de alguien! Tan fuerte como si un plusmarquista declarara que él compite por la medalla de plata, porque haga lo que haga, la de oro se la lleva el corredor que es amigo de uno de los jueces. Esto estimula las preguntas: ¿còmo se esconjen los finalistas? ¿Al voleo? ¿Por orden alfabético o de procedencia o de llegada a la editorial, o por presentación, o algo así? ¡Un día nos vamos a enterar que hacen un bingo o son papelitos metidos en un sombrero! Porque según las evidencias, no se escojen finalistas por su calidad -por mucha que tengan realmente-, sino para arropar el premio mercadotecnico que a Minotauro les interese ese año. ¿Qué clase de respeto inspira, y también tiene, un premio así? Vosotros ¿qué decís?
Germán Castillo, muy decepcionado.
En descargo de Minotauro tengo que decir que entre las novedades que han anunciado para los dos próximos meses está «Aquamarine», de Vera Parkhutik, que fue finalista de la edición de 2008.
http://tienda.cyberdark.net/aquamarine-n13047.html
Sí y también El Otro de Clara Tahoces, así que como que no es suficiente, porque siguen por el mismo camino.
Leo: «los premios literarios deberían premiar valores literarios independientemente de las ventas posteriores».
Evidentemente esto no es así en España, en casi ninguno de los grandes premios literarios que implican fuertes inversiones por sus sellos editores convocantes.
El caso de Minotauro apesta; como apesta el Planeta, o el Lara de novela, o…
Pero ¿es que alguien realmente cree todavía en lo de la lectura ciega, los jurados desvinculados o los premios sorpresa en cualquier ámbito de la cultura española?
El problema es que nadie se atreve / puede denunciarlo con la voz suficientemente alta porque el planeta España es chiquitito y hay miedo a la Crítica. Y los comentarios en la internet se los lleva el viento electrónico…
Delibes lo denunció, en su momento, hace ya unos cuantos años. Pero no parece que haya servido de gran cosa.
Por otra parte, no es necesario presuponer unos jurados «comprados». Es relativamente fácil para una editorial conseguir que el premio caiga donde mejor le convenga sin necesidad de manipular al jurado o comprarlo. Basta con que en las cinco finalistas -que son las únicas que lee el jurado- sitúe la novela que a la editorial le interese junto a otras cuatro lo bastante inferiores para que la elegida por la editorial destaque por sí sola.
Ni afirmo ni niego que esto se haga, se haya hecho o que sea una práctica habitual. Pero sin duda es sencillísimo hacerlo y, de paso, mantener la limpieza e imparcialidad del jurado intactas.
¿Podría alguien explicarle al amigo Rudy, que parece muy pegado a la Editorial cuestionada, que lo que aquí se debate es que un autor determinado anuncia en enero de 2008 que Minotauro le encarga una novela que, ¡mira tú pro dónde!, resulta ganadora del concurso, por favor? De paso, que le aclare de los términos ética, integridad y justicia, gracias.
Y eso de «novelas finalistas inferiores» queda muy bonito, sí, señor. Te has lucido, Rudy, despreciando el trabajo ajeno.
Creo Germán que estás desbarrando. Rudy ha demostrado ampliamente que sabe separar su faceta profesional de sus opiniones sobre el mundo editorial, los aficionados… y pienso que ahora se está expresando con imparcialidad. Por otro lado lo que explica en su mensaje es algo perfectamente lógico en el que no hay el menor desprecio. Así que te pido un poco de moderación.
Por mi parte:
a) He dado todas las explicaciones que quería dar respecto al asunto de publicar, se premiado y demás a lo largo de este hilo. El que no quiere entender lo que he dicho, con su pan se lo coma.
b) En mi último comentario me limitaba a explicar un posible mecanismo por el que es posible «hacer trampa» en un premio de novela sin implicar en ello al jurado. Eso es todo. No afirmo que ese mecanismo se haya usado (no tengo pruebas al respecto, y no me gusta lanzar acusaciones sin ellas), pero tampoco puedo estar seguro de que no se haya usado. Tan sencillo como eso.
c) El tema ni me va ni me viene. Me he limitado a dar mi opinión y en todo momento he sido respetuoso con las de los demás. Y no he despreciado el trabajo de nadie.
d) Y amigo Germán, quizá deberías considerar que existe una posibilidad, por mínima que sea, de que tu trabajo simplemente le haya parecido malo a las personas que pre-seleccionaban las novelas para el premio al que te presentaste. Tan sencillo como eso.
Eso lo tengo asumido. El que parece no haberse explicado bien soy yo: aquí, entiendo, no estamos ante un rumor lanzado sin consistencia por pura malicia. Estamos ante una evidencia de turbiedad que, además, ya es una costumbre, siempre según el artículo principal del debate. Considero que es ahí donde deberíamos centrar el debate. ¿Sabiais que días después de ganar el premio, el autor y un conjunto de amigos sacaron, vía Minotauro, otro libro, recopilatorio de cuentos? He estado en contacto con otros editores, y ante el asunto me han dado la misma respuesta -evitando, eso sí, ser estridentes-: MERCADOTECNIA.
Voy a arriesgarme a lanzar una teoría: suponed que el encargo original poseyera una calidad discutible, y la única forma de venderlo es a través de la promoción de un primer premio. Porque hay muchos lectores que no compran libros, sino primeros premios. He leído, con frecuencia, que los finalistas pueden tener más calidad que el ganador. Yo creo que eso es lo que ha pasado: Minotauro, quien sea de allí, se ha comprometido con un encargo cuya calidad es más que discutible, y por no faltar a su contrato, ha diferido a esta forma la publicación del libro.
Es cierto que mi comentario parece ofensivo cuando pretendía ser sardónico. No quería faltarte, Rudy, sólo hacerte ver que comentando cosas así proporcionas excusas a la editorial para repetir el engaño.
Pero sostengo que lo de «finalistas de calidad inferior» es un poco fuerte.
Perdonad, pero es que a mí me educaron en la creencia de la meritocracia, el valor del trabajo y del esfuerzo, no en la de la amigocracia. Quizás por eso mis comentarios puedan tener ese aspecto «desbarrante».
Germán, lo que cuenta Rudy de los «finalistas de calidad inferior» es una realidad que se practica en algunos concursos. Puedes encontrar en foros de literatura y de premios literarios los comentarios de quienes han sido jurado preseleccionador y jurado final, advirtiendo que es así, que a veces ocurre: junto al «caballo ganador» se escogen finalistas no competitivos y se desechan a los competitivos, de modo que al jurado no le queda otra opción que escoger la «menos mala» (se comenta que eso ocurrió con los famosos comentarios de Marsé cuando fue jurado del Planeta, que tuvo que apostar por la «menos mala»).
Por suerte, no siempre ocurre así, y en muchos premios es como tú dices, y cómo recuerda Cervantes: «… y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero.» (Don Quijote, Capítulo XVIII)
Una editorial no es una ONG. Existe para ganar dinero, y cuanto más, mejor. Y esto es lo que buscan y agradecen desde el propietario hasta el más precario distribuidor. La idea de que premian al mejor es bonita pero irreal.
Vende más el periodista que va de tertulia en tertulia diciendo naderías, y que un día junta letras hasta que parecen un libro, que el más concienzudo trabajador de la literatura. Es la fama. Y un editor prefiere al primero porque le asegura las ventas; es decir, sobrevivir, más que arriesgarse con Juan Nadie. Esto no significa que los Juan Nadie no publiquen -tiradas, distribuciones y promociones más discretas-, ni que no haya un buen escritor entre ellos. Hay que pensar que esto del libro es un negocio.
Germán, insiste en presentarte a concursos si es tu sueño ganar uno, pero escribe para disfrutar y hacer soñar a la gente que te lea, sólo así te saldrá algo bueno.
Amigos, ¡me asombra el interés que generan mis opiniones! Hasta me regaláis consejos, que agradezco. En respecto a estas dos últimas respuestas, me permitiréis daros una contestación, si no os parece mal. De buen rollo, ¿vale?, que la palabra escrita de este modo no logra transmitir el tono, porque se piensa en la brevedad y parecen darse contestaciones bruscas. El jaleo que ha formado este premio, de una forma bastante rocambolesca, además, me ha permitido leer una de las novelas finalistas. Aunque no tenía un argumento revolucionario, en cuanto al planteamiento y la forma como estaba escrita sí era original, con frescura. Y mejor que la que ha ganado. Desde luego, merecía publicación. Pero, la cita de Cervantes lo dice todo, sólo que a este caso concreto no se ajusta. Y sobre lo que opina este concursante sobre lo sucedido… podeis imaginarlo.
Amigo Jorge: ¿quién me lee si no me publican? Así, no puedo hacer «soñar a nadie», porque supongo que sabes que uno no escribe para los amigos, porque los amigos no te leen, lo hacen los extraños. Comprendo tu observación sobre la MERCADOTECNIA, pero piensa en Quentin Tarantino, un «tirado» al que se le dio cierta oportunidad. Hoy es un eje del cine; si no se le hubiera permitido vender su historia, ¿hubiera existido esta aparente renovación del cine?
Y me he rendido. Esta es una «lucha» que no merece la pena. No se puede competir contra los amigos de los jurados. No me metí «a escritor» por placer personal o atendiendo a un rasgo hedonista, sino para ganar dinero, o intentarlo al menos. ¡Qué ingenuo era! Nunca tuve en cuenta la amigocracia editorial.
He observado que os duele cuando se habla de dinero, de ganarse la vida -o intentarlo- con esto de escribir. No se responden estas observaciones. Dais la impresión de que vivís en una especie de mundo maravilloso donde no importa el lucro… personal, porque bien que «comprendéis» que la editorial deba «lucrarse». ¿Podríais contestarme por qué? Sólo es vil metal, lo que mueve el mundo… y paga las hipotecas, por no mencionar la mera subsistencia.