El valle de la creación 2

¿Tiene sentido hoy publicar una novela inédita de ciencia ficción escrita en 1948? ¿Sesenta años no son muchos años en un género que peca con demasiada frecuencia de una caducidad acelerada? Éstas son algunas cuestiones que vienen a la mente cuando uno lee El valle de la creación, de Edmond Hamilton y, por desgracia, tienen una respuesta demasiado fácil. Editar un libro de ciencia ficción tan añejo sólo tiene sentido si estamos ante un clásico indiscutible, un Crónicas marcianas o un Fundación, por hablar de libros coetáneos a éste. Por desgracia no es el caso de la obra de Hamilton, un autor de segunda fila que a duras penas saldrá del olvido con esta novela. Los problemas de El valle de la creación son varios, pero podemos resumirlos en dos: filiación pulp innegable y escasa originalidad.

La novela es demasiado deudora de una época pretérita y de una forma muy determinada de escribir ciencia ficción. El estilo pulp no se caracterizaba precisamente por la floritura estilística y, como en este caso, centraba sus virtudes en ambientaciones exóticas, acción a raudales y tramas sencillas aunque impactantes. Por supuesto, también contaba con unos personajes tan complejos como el mecanismo de un sonajero, una estructura narrativa de una simplicidad digna de un niño de 10 años y un obligado final feliz basado, principalmente, en el uso de la fuerza bruta. El libro de Hamilton sigue a rajatabla este guión sin apartarse un ápice de él. Con semejantes mimbres la única forma de lograr una obra perdurable sería rompiendo sutilmente con las convenciones de este subgénero (cosa que Hamilton no hace), o presentar una idea abrumadoramente original

Y aquí es donde llegamos al segundo gran problema de esta obra, El valle de la creación es, prácticamente, un plagio de un clásico menor de la ciencia ficción como es Más oscuro de lo que pensáis, de Jack Williamson, escrito en 1940 y, curiosamente, publicado en formato libro ese mismo 1948. Las similitudes entre ambas obras son más que notables. En ambas, el protagonista cambia de bando cuando decide que los supuestos “malos” son realmente los “buenos”. En ambas el motor de esta decisión es el amor. Y, lo más importante, el momento más impactante del libro es cuando el héroe sufre una prodigiosa transformación en lobo, tan vívida como impactante. Cierto es que la obra de Williamson es más fantástica (Hamilton da una explicación final al misterio, más cienciaficcionera que científica) pero no es menos cierto que resulta mucho más potente y entretenida que El valle de la creación.

Puede que Hamilton tenga un par de virtudes que hacen al libro más simpático: un suave ecologismo muy original para la época y un alegato anti-racista bastante valiente y curioso. Pero son detalles pequeños que no consiguen redimir un libro que sólo interesará a un puñado de especialistas y/o seguidores de este tipo de literatura.

La colección Runas de Alianza presenta una calidad incuestionable. De hecho, la edición de esta novela se acerca mucho al estudio crítico al presentar los dos textos existentes de la obra (fue reeditada en los 60 con algunos cambios importantes) y las diferencias entre uno y otro. Unido a una traducción impecable, se me antoja un esfuerzo un tanto exagerado para un libro más que menor y condenado al olvido.

2 thoughts on “El valle de la creación

  1. juan carlos planells Mar 3,2009 6:11 pm

    Me parece muy acertado tu juicio. El problema es que desatarás las furias de los amantes del pulp, que no están para bromas sobre su género favorito, y se lo van a tomar a mal. No les gusta se cuestion a sus ídolos…
    Saludos (también para los pulperos)

  2. josemari Mar 3,2009 10:38 pm

    Buena crítica.

    Me has convencido me lo compraré.

Comentarios cerrados.