Las siete Margarets, de Sheri S. Tepper

Las siete MargaretsEn toda su obra, incluida ésta, Sheri S. Tepper resulta una escritora atípica. Sus novelas suelen tener una trama bastante compleja, corales la mayoría de las veces, con historias individuales que van entrelazándose mientras adquieren cuerpo, consistencia, en el proceso, hasta que la originalidad de la autora explota y sorprende al lector. Este factor sorpresa más la complejidad de las tramas podrían ser los rasgos más característicos de la Tepper, pero también suele tratar temas en cierto modo marginales en la literatura especulativa. En la presentación de esta novela (recomiendo no leer nunca las presentaciones de Nova hasta terminar el libro) lo llaman ecofeminismo, pero el término es discutible: una cosa es que sus personajes sean mayoritariamente femeninos y otra que el tema sea feminista -excepto en La puerta al país de las mujeres-; una cosa es que intervenga la ecología y otra analizar las implicaciones del ecologismo. Hay otras escritoras, sin ir más lejos Ursula K. LeGuin, mucho más arriesgadas y preocupadas por profundizar en algunos de estos asuntos. En fin, etiquetar a una autora complicada como Tepper en una sóla palabra, aunque sea compuesta, me parece pernicioso para sus lectores: hay que leer con la mente bastante más abierta que eso.

Las siete Margarets es su última novela. Esto, en un primer momento, llevó a aumentar aún más mis expectativas: cualquiera que haya seguido a Tepper (Despertar, Hierba, La puerta al país de las mujeres, El árbol familiar, La bella durmiente) sólo espera que se supere con el tiempo. Digamos que aunque mucho menos conocida que la LeGuin en español, y aunque puede considerarse más limitada literariamente que ésta, es una autora extremadamente fresca e interesante, que siempre merece un seguimiento especial: donde el genio de la primera brilla suavemente con sus historias lentas pero intensas, la artesanía cuidadosa y detallista de la segunda destella con inteligencia rápida y juguetona.

El libro presenta una historia difícilmente explicable, no digamos ya resumible, incluso dentro de lo fantástico. Hay siete personajes, pero no los hay, y hay siete mundos distintos, pero no lo son tanto, y hay varias razas alienígenas, pero resultan ser demasiado humanas, y hay dioses que no son dioses pero que no se sabe bien si lo son o no hasta bien avanzado el libro, con lo que la fantasía parece campar a sus anchas durante un tiempo en una supuesta historia de ciencia ficción, y hay un pasado lejano de exploración y evolución estelar que no se enlaza con el resto hasta casi terminar, y, en fin, demasiados elementos danzando ante el lector como para condensarla en unas frases.

Todos ellos merecían un resultado mejor. Casi me atrevería a decir una elaboración más prolongada en el tiempo (revisión, pulimento, etc.) para sacarles todo el jugo. La trama, compleja como no podía ser de otra manera en Tepper, empieza a sufrir desde el principio debido al elevado número de personajes principales: siete protagonistas -todos al mismo nivel de importancia- junto con sus respectivas redes de amistades, familiares y entornos. Éstos últimos están descritos excelentemente, pero eso, añadido a la complejidad de seguir las peripecias de tanta gente, y sustraída al lector cualquier ayuda para distinguir incluso por los nombres -casi todos son permutaciones modificadas del nombre propio Margaret-, hace que seguir la historia sea bastante doloroso.

Hago hincapié en el asunto de los nombres: no sólo los de los protagonistas se prestan a confusión, sino que los de las razas alienígenas o los de las organizaciones no son fácilmente identificables con sus propias personalidades y características. Se incluye un mapa de los mundos en donde los personajes viven, y una enumeración exhaustiva de los mismos, al estilo de las obras de teatro -bastante más complicada, porque se despliega en categorías-, pero el riesgo que se corre al añadir un mapa o un glosario es que éstos no ayuden a seguir el ritmo de la historia cómodamente, sino todo lo contrario: deben ser un elemento auxiliar de consulta, posiblemente para leer tras el libro, no una necesidad para seguir la historia, como es el caso. Un mapa o una lista de personajes no es un sintagma.

De todos los personajes es de destacar la muy conseguida abuela Mackey y sus hijas, que viven en el planeta colonia Tercis, dividido en «cercados» de denominación tan sugerente y acertada como Hostilidad, Compunción, Arrepentimiento o Remordimiento. La historia de lo que sucede en ese planeta podría haber formado por sí misma un buen libro, más modesto pero mucho más intenso y conseguido que la novela que se nos presenta: se trata de una saga familiar especialmente cuidada y en la que la autora seguramente se ha reflejado, dada la intensidad de la escritura cuando se compara con la del resto de la novela. Los aspectos psicológicos de esa familia están hábilmente perfilados, sus motivaciones muy bien diseñadas y sus personalidades perfectamente diferenciadas.

Las siete MargaretsNo pasa lo mismo con los demás (incluyendo las razas no humanas), que permanecen en un territorio argumental y literario mezcla de confusión e indefinición hasta casi la página 400… de nada menos de 500. Probablemente, crear tan gran número de personajes con la necesidad de dedicarles el mismo tiempo a todos -dada sus importancias equivalentes en el desenlace final- fue una mala decisión. Llega un momento en que la estructura, por las tensiones que tiene que aguantar, empieza a forzarse demasiado y a crujir: da la impresión de que la autora se saca cosas de la manga y de que improvisa soluciones para aguantar el peso (excesivo) hasta el final, sin lograrlo del todo; los personajes empiezan a virar hacia muñecos: reaccionan de manera no natural para encajar en la trama, sus emociones acaban exagerándose…

El resultado es que Tepper, aparentemente, parece haberse encontrado con la horma de su zapato… sólo que después de llevar demasiado texto escrito. Entonces no hay marcha atrás y ya no es capaz de superar, ni siquiera llegar, al nivel de calidad y sobre todo frescura de sus primeras novelas. No se derrumba del todo la estructura, pero tras leer este libro hay que concluir que está lejos de ser su mejor obra. De hecho, baja apreciablemente de nivel respecto al resto de su producción publicada en español.

Para añadir más obstáculos a una experiencia placentera para el lector, la historia no comienza con todos los personajes, sino que éstos van desplegándose en distintos momentos. Además incluye un prólogo que ni siquiera tiene relación inicialmente con ellos y que resulta difícil de entender en el hilo de la historia hasta que no se va llegando al desenlace. Esto es otro error de ejecución: no se desvelan, en general, los misterios que lo justifican y lo unen todo hasta muy adentrado el libro, en lugar de ir dosificándolos para dar coherencia y pilares sólidos a la historia. Y cuando se explican, al final, se hace algo atropelladamente: ya hay tantas cosas acumuladas a las que no se les ve la lógica que es difícil de arreglar sin forzar la historia. Termina provocando la impresión de que la escritora no quería jugar con el lector -como hizo tan hábilmente en El árbol familiar-, sino solucionar un problema literario, aunque eso supusiera ponerle piedras en el camino, exigirle un esfuerzo sin aparente recompensa.

En resumen: parece que tras tantas novelas de calidad igual o superior a sus antecesoras, Tepper ha llegado al límite y el golpe la ha empujado varios escalones hacia abajo. O eso, o se trata de una de sus primeras novelas escritas, rescatada ahora para su publicación. En cualquier caso es bastante probable que este libro no resulte del agrado más que de los muy aficionados y conocedores de lo que es capaz la autora, cuando las habilidades de la Tepper merecen un público más amplio. Es una lástima: el libro no es malo en sus componentes, ni está mal escrito; descompensado en el ritmo, sí, pero vibrante de descripciones y con algunas ideas bastante originales que merecían un mejor desarrollo. Se aprecia un muy cuidado uso del lenguaje, utilizando un estilo sofisticado y elegante pero al mismo tiempo suave y fácil de seguir (a pesar de las erratas repartidas por el texto, que lo deslustran un poco). Sin embargo, la «marca de fábrica» de la autora, su habilidad para hilar tramas que sorprendan, no ha estado a la altura.

3 comments

  1. Dios, pedazo de comentario que me curré ayer y al que envié habiendo seleccionado y borrado la mitad. Decía que supongo que al cabo de un tiempo a esta buena mujer se le han acabado las ideas e intenta volver a la creatividad y tratamiento insólito de sus mejores años. Mira que soy fan, pero este libro me da una enorme pereza.

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