Relatos completos I, Isaac Asimov

Supongo que muy pocos abren una antología con los primeros relatos de cualquier escritor sin saber a lo que se enfrentan. El caso de este volumen no es diferente y, evidentemente, la situación se agrava si el lector es de los que piensan que Asimov era un escritor mediocre. A muchos lectores les cansa la manera en que empleaba los diálogos para desarrollar acontecimientos o lo que se ha denominado incorrectamente su «falta de estilo». Como es lógico, en un volumen que contiene los relatos que vendió cuando aún estaba aprendiendo el oficio, la cosa no mejora, sino que se le suma la ausencia de personajes femeninos —que no era característica exclusiva suya en la época—, los abusos de erudición y los golpes de efecto demasiado burdos.

Al menos la mitad de los relatos de este libro caen en esas constantes o en otras parecidas. Tampoco se nos presentan atmósferas cautivadoramente poéticas, sociedades inquietantes respecto a la nuestra ni personajes inolvidables por su complejidad o por su misterio. Por lo general, estos cuentos presentan dos tramas más o menos solapadas entre sí bajo la supervisión de un personaje más inteligente que sus compañeros. Queda alguna excepción como la sencillota “El hombrecillo del metro”, un ejemplo de literatura del absurdo (ni siquiera puede ser etiquetado como «literatura maravillosa») que no desarrolla una extraña situación en la que se nos presenta un aprendiz de Dios.

Como en el ejemplo, en estos primeros cuentos Asimov no explota cada matiz de las circunstancias en busca de las posibilidades que brindan ni plantea grandes duelos de personalidad entre personajes igualmente fascinantes, aunque contrarios en cuanto a sus caracteres. Una de las posibles excepciones es el irregular relato “Ritos legales”, donde el autor ya demuestra una de sus más reconocidas habilidades: la narrativización (a veces, mera dialogización, que no tiene por qué ser mala) de un problema intelectual relacionado con cuestiones éticas y/o sociales.

Entonces, si el conjunto es primerizo, no fascina por ninguno de los elementos literarios y tampoco es representativo de lo mejor de su autor… ¿Para qué gastarse el espacio de la casa en este libro?

Tampoco debemos ser tan radicales, pues si bien los primeros relatos no destacan por ninguna bondad literaria, resulta interesante cómo el autor va evolucionando y aprendiendo a matizar personajes, a trabajar las réplicas de los diálogos y a plantear situaciones inusitadas. En cuentos como “Superneutrón”, podemos ver lo mejor (la narrativización de enigmas, la creación de situaciones extraordinarias, la fluidez) y lo peor del escritor (los desarrollos forzados, los estereotipos y la socrática unilateralidad de los planteamientos dialógicos). En el ya mencionado “Ritos legales”, por ejemplo, muestra ese sentido del humor serio y lógico que caracterizó muchas de sus historias. En “Las propiedades endocrónicas de la tiotimolina resublimada”, el ensayo ficcional científico, abre posibilidades estéticas apenas continuadas en literatura. Son muchos cuentos para quien eche de menos los inicios de aquella «Edad de Oro», sin grandes ejercicios poéticos ni profundas verdades ni sorpresas narrativas. Y el precio, seamos sinceros, está muy bien.

También existe el gusto por la narración más pulp, que merece el mayor de los respetos. No obstante, la mayor parte de los lectores amantes de esta época ya tendrán seguramente los cuentos aquí reunidos. Al fin y al cabo, habían sido editados de peor o mejor manera por Bruguera y por Plaza&Janés, también bajo otros títulos, como SelecciónLa edad de oro. Para quien no los tuviera, puede ser interesante esta antología desde un punto de vista arqueológico, pues se trata de una edición interesante con una traducción de confianza. Se trata además de un reencuentro con las introducciones de Asimov sobre las aventuras de un joven escritor, a menudo mejor narradas —y con más sorpresas y complejidad— que los propios relatos.

Sin embargo, considero que el principal interés del volumen estriba en su título: Relatos completos I, del cual se deduce que nos encontramos ante la «colección definitiva de los relatos de Asimov». No parece que el plan de publicación vaya por esos derroteros, según lo anunciado. Por desgracia, no se trata de una edición académica de obras completas en la que se explique dicho plan y las decisiones que lo han originado, sino de una traducción directa de ciertos volúmenes.

En fin, quiero confiar en que no nos encontremos con que «relatos completos» se refiera solo a los relatos de fantasía y ciencia ficción. De lo contrario, el interés de este libro quedaría para nostálgicos e incondicionales de esta literatura primeriza o para meros seguidores de estos géneros que no tengan interés por completar los relatos de Isaac Asimov.

One comment

  1. Hombre, confío en que la iniciativa funcione económicamente y, con el tiempo, y una vez publicados todos los relatos de CF y fantasía (aunque Asimov poco tiene de eso, exceptuando Azazel) Luis se anime con sus relatos policiacos.

    Y tengo que decir que, pese a ser ciertamente relatos primerizos donde Asimov está aprendiendo sobre la marcha cómo se hacen las cosas, y qué cosas se hacen y cuáles no (cosa que para mí ya tiene bastante interés) hay un puñado de cuentos en este volumen que no están nada mal. Hablando de memoria pienso ahora en «La carrera de la Reina Roja» y «Callejón sin salida», por ejemplo. (Y, por supuesto, el desternillante «Las propiedades endocrónicas de la tiotimolina resublimada»).

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