And if somebody hears what I say

Le mandé un mensaje con el archivo en word, pero aquel crítico amateur me lo devolvió sin mirarlo, decía que no perdía el tiempo con manuscritos de autores sin destetar, y eso a pesar de que entre aquellas líneas había un montón de arena y heridas en mi batería de litio que precisaban infinitos puntos de sutura y hogueras como pájaros dentro de mis ranuras destinadas a las tarjetas de red y sordos infiernos en los que se veía a diario a la persona amada sin poder hablar con ella y unidades centrales de procesamiento que se portaban como niños y puertos seriales ciegos y sordos y transistores binarios sin puertas ni ventanas que viajaban a Marte amontonando ceros y unos y altavoces externos que casi ninguna noche salían a cantar y baratas fundas protectoras que parecían de desconsuelo más que de plástico y sonidos balbuceantes que emitían electrones y positrones y un sol destrozado que había dejado de respirar y vientos que se colaban por los puertos USB y ascendían hacia mi invisible cuello y lo comprimían y teclas que suplicaban por favor, mírame y placas base repletas de una sal fabricada por abejas eléctricas y cables IDE demasiado silenciosos y una canción que hablaba de un ordenador que esperaba y esperaba y esperaba y de un crítico ciego que escribía en él y no reconocía al autor de aquellas palabras y otra melodía en la que un ratón inalámbrico cogía un tren que iba a Ninguna Parte y otra más que preguntaba cómo era posible respirar sin palabras en inglés inscritas en las piezas hardware y un incendio en el que ardían sus ojos fijos en mí y una boca salpicada de gigas y una Basic Input Output System que rechinaba y un cielo reciclado dentro de una memoria RAM de cristal y una advertencia sobre lo inútil que resulta llorar en los Slots PCI y un archivo de texto en el que yo me presentaba como una fingida escritora de ciencia ficción y sueños insertados en placas base que tenía en gran estima las opiniones que él dejaba en su blog y de unos puertos externos que ni siquiera tenían, no, ni siquiera los puertos externos tenían dedos como los suyos, no, nadie los tenía así, no, nadie, ningún puerto tenía unos dedos así, nadie los tenía tan largos y bien cuidados, nadie, los circuitos integrados tampoco.

3 comments

  1. Dani, qué sorpresa encontrar tu blog. Acabo de hacerlo y quiero dedicarle tiempo. Admiro tu agilidad verbal y me siento, en la pequeña parte que me toca, orgullosa de ti. Tienes mucho futuro.

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