Hierático, de Fco. Javier Pérez

Hay reseñas que pueden resumirse en una sola frase: esto, pero todo lo contrario. Sin embargo algo más habrá que comentar de un libro que está polarizando tanto la opinión de los reseñadores, así que vamos allá.

Hierático es, en esencia, un homenaje irreverente más que al cyberpunk al ciberpunkarrismo más desaforado, con un protagonista que se mueve en los márgenes de la sociedad en un entorno deshumanizado luchando contra las invisibles fuerzas del status quo. En este caso el protagonista es Aitor Estebowski, antiguo agente de campo de la Compañía, maquiavélica y nebulosa organización de espías cuya sola mención llena de terror los corazones. Al comienzo de la novela Aitor malvive drogado en una Barcelona a la que el cambio climático ha convertido en una charca infecta, opuesta al catálogo de IKEA que se vende desde las instituciones hoy en día. Justo cuando está a punto de acabar con todo Pascual “El lagarto” Larraz, un ex-compañero de trabajo, reaparece con una misión para él: recuperar el Demótico, un misterioso alfabeto alienígena capaz de deformar la realidad con su uso. A partir de ese momento Estebowski recorrerá los bajos fondos de una ciudad olvidada por las autoridades, incluyendo una Plaza Cataluña convertida en anfiteatro de decadencia y la Torre Agbar, el Dildo para los habitantes de Barcelona, transmutada en un atolón de la nueva costa Mediterránea, en busca del mítico artefacto.

Demótico era el nombre del alfabeto de las clases populares egipcias, en contraposición al hierático que da nombre al libro, derivado del jeroglífico y usado por los sacerdotes. Esa es precisamente la esencia del libro: un argumento demótico escrito en hierático. El característico estilo de Fco. Javier Pérez remite a Burroughs (el bueno, no el de Una princesa de Marte) e incluye delirios metaliterarios y viajes alucinados a dimensiones paralelas con una imaginería propia de El almuerzo desnudo y otras obras del autor beat. Son estos momentos los más brillantes de la novela. Recargada, barroca, asquerosa en ocasiones y, desde luego, no apta para todos los paladares. La prosa de Pérez atrapa al que quiere entrar en su juego, pero escupe al que no tenga en alta estima a sus referentes.

El espíritu de Burroughs impregna de hecho a Aitor Estebowski, politoxicómano y homosexual, un personaje que no debiera ser novedad pero que en un género tradicionalmente conservador como la ciencia ficción aparece como un rara avis. Aitor no lucha por una damisela en apuros ni se ve atraído por la típica mujer fatal; el que le redime del cinismo y le ayuda a salir de la inmundicia que le rodea es un joven hacker. Otra vuelta de tuerca más a la típica novela cybernoir propia de los ochenta.

Sin embargo, a pesar de sus múltiples virtudes, Hierático no es una novela redonda. Los clichés que pretende homenajear y parodiar acaban lastrando a la novela, especialmente en su primera parte. Al igual que los referentes los personajes tienden al esterotipo, aunque es cierto que la longitud de la novela no permite desarrollarlos en profundidad. El argumento es confuso y la mayor parte de los avances en la investigación son un cúmulo de casualidades y deus ex machina. Aquellos que busquen una novela original desde el punto de vista de la historia van a sentirse defraudados.

Los que, por el contrario, disfruten de un estilo arriesgado y piensen que la ciencia ficción tiene algo más que ofrecer que la simple aventura disfrutarán mucho con Hierático, sin duda alguna uno de los libros más interesantes publicados por una editorial de género el año pasado.