La chica mecánica, de Paolo Bacigalupi

La faja promocional de La chica mecánica habla de ella como la mejor novela de ciencia ficción de los últimos 10 años. ¿Merece tal honor? Quizá sea exagerado, pero sin duda alguna es una de las mejores obras publicadas en un sello de género desde que cambiamos el dígito de los milenios. Tanto como para haber ganado los premios más importantes: Hugo (ex-aequo con The City&The City de China Miéville) y Nebula. Tanto como para que Plaza&Janés la publique como un bestseller más. Y hablamos de la primera novela de un autor desconocido en España incluso para el aficionado a la ciencia ficción.

Nos encontramos en la Tailandia del siglo XXII. Parafraseando el vídeo que ha recorrido como la pólvora estos días internet, el planeta se ha levantado de la juerga de combustibles fósiles y libre mercado con una resaca conocida como Contracción. Los humanos que han logrado resistir a la temible cibiscosis se mueren de hambre tras las plagas que han arrasado las cosechas de todo el mundo, situación agravada por la actuación de las compañías calóricas, que solo comercializan semillas estériles resistentes a las plagas para lograr el máximo beneficio. Señores de Monsanto, creo que alguien está hablando de ustedes.

Para agravar la situación se han acabado los combustibles fósiles. Toda la energía es a tracción animal, bien mediante bicicletas-tándem para desplazarse, bien mediante gigantescos mamuts transgénicos que mueven las cadenas de producción de las fábricas. El metano usado como calefacción y en las cocinas está controlado por el gobierno. Fuera de las ciudades, en el campo, la subsistencia es aún más dura. Cuando no te matan las enfermedades lo hace el hambre o, dependiendo del color de tu piel, los fanáticos religiosos.

Los encargados de mantener el orden frente a las plagas son los Camisas Blancas del Ministerio de Medio Ambiente. Para ello no dudan en quemar aldeas enteras en las que se haya declarado un nuevo caso de cibiscosis, lo que no les hace demasiado populares. Tampoco el hecho de que la mayoría sean unos corruptos más preocupados de cobrar sobornos que de cumplir su misión.

Por supuesto, falta la “chica mecánica” del título (windup girl, chica a cuerda, en el original, una traducción mucho más evocadora). Emiko es, básicamente, una humana genéticamente modificada para ser la geisha perfecta a la que su antiguo dueño abandonó en Bangkok. No hay que hilar muy fino para saber cómo se gana la vida. A pesar de dar título al libro solo es una más de los muchos personajes que pueblan una novela coral. Tanto por ambientación como por estructura, La chica mecánica recuerda poderosamente a las obras de Ian McDonald. De hecho si hubiera que compararla con un libro anterior no cabe duda que El río de los dioses es el candidato idóneo.

Una vez comentado el tablero y las fichas habrá que hablar del juego en sí. Y Bacigalupi aprovecha tan maravilloso atrezzo y elenco para contar la batalla entre las fuerzas del Ministerio de Comercio (libre mercado) frente a las del Ministerio de Medio Ambiente (proteccionismo estatal y económico). Sin caer en el maniqueísmo ni en la alegoría fácil, Bacigalupi nos muestra, como en toda la gran ciencia ficción, uno de los debates más candentes de la actualidad. Y sin descuidar ni el escenario ni el argumento, para aquellos a los que disgusta la parte más política de la prospectiva. Todo el libro es político, por muchas geishas transgénicas y zeppelines que pululen por la historia. Y aunque Bacigalupi demuestra cuál es su bando, no convierte al contrario en unos villanos de opereta sino que presenta sus motivaciones de forma lógica.

El estilo de Bacigalupi es más bien funcional, sin alardes pirotécnicos, pero no por ello tosco. Como corresponde a un libro ambientado en Tailandia utiliza un gran número de expresiones en el idioma local que ayudan a dar sabor a la historia. Las descripciones de Bangkok y los múltiples ingenios con los que se han sustituido los objetos cotidianos son ejemplos claros del famoso sentido de la maravilla, mezclando el exotismo propio de la localización con el del mundo que se nos muestra. En su primera novela Paolo Bacigalupi demuestra ser algo más que un hábil artesano de las letras.

Como ya se ha mencionado, la edición corre a cargo de Plaza&Janés, que ha decidido apostar por la tapa dura, señal inequívoca de su confianza en el título. Tanto la edición como la traducción de Manuel de los Reyes son una rara avis por su corrección, algo que en el género es la triste excepción en lugar de la norma. La portada, quizá demasiado “de género” para aquellos que se avergüenzan de leer ciencia ficción en público, es la original de Raphael Lacoste para Night Shades Books. No cabe duda de que la editorial está promocionando La chica mecánica como lo que es: ciencia ficción. Y de la buena además.

En resumen: ¿el mejor libro de los últimos 10 años? El tiempo dictará sentencia, pero sin duda alguna La chica mecánica es candidata a tal mención. Y teniendo en cuenta que estamos ante la primera novela de su autor, es un inicio espectacular a una carrera que, de confirmar las expectativas, puede elevarle al Olimpo del género.

28 comments

  1. Por cierto que las plagas del libro no son simplemente que nos ha salido un nuevo SIDA o gripe aviar o lo que sea. Son parte integral de la estrategia de mercado de los conglomerados transgénicos – que mejor forma de vender tu producto si no es haciendolo imprescindible porque tu mismo has tirado la plaga morta que hace de los productos de la «competencia» (incluida la señora naturaleza) algo mas peligroso que un pepino español, digo soja alemana…

  2. Repito mi comentario en sedice.com:

    A mitad del libro, confieso que me está gustando bastante aunque no me llegue a entusiasmar de la misma manera que me ocurrió, por ejemplo, cuando descubrí a Miéville en sus novelas de Nueva Crobuzón.

    Un argumento no tan original como a primera vista pudiera parecer, aunque ciertamente muy prospectivo, con el fuerte en la ambientación exótica y la enorme coherencia de su propuesta. Y mucho oficio narrativo por medio, claro. De momento, a la altura de un McDonald ó un Ken McLeod en Las edades de la luz, para entendernos.

    Me he quedado, por así decir, como tras la visión de la serie Juego de Tronos: excepcional sin llegar a la espectacularidad que esperaba.
    Debe ser que me gusta más la intensidad de los buenos relatos .-)

    Un dato a favor de Plaza y Janés: el libro se vende como lo que es, pura y buena ciencia ficción. O literatura prospectiva, como se dice por aquí.

  3. >Por cierto que las plagas son parte integral de la estrategia de mercado de los conglomerados transgénicos – que mejor forma de vender tu producto si no es haciendolo imprescindible porque tu mismo has tirado la plaga mortal que hace de los productos de la “competencia”

    El concepto no es nuevo, ¿alguien recuerda el relato «Guerras genéticas» de Paul J. McAuley, en la revista Gigamesh 25? Aunque está excepcionalmente bien recogido y empleado.

  4. Mmmm… ¿qué importancia tiene que sea nuevo? Yo me leeré el libro (en inglés, que es la única forma de conseguirlo en formato electrónico) sin duda, después de leerme su antología creo que estamos ante uno de los autores de ci-fi más grandes de todos los tiempos.

  5. La comparación rápida es con Ian McDonald por la localización exótica y el multiperspectivismo coral (la fórmula de El río de los dioses la ha repetido en un par de novelas más, aunque reconozco que tengo The Dervish House en la pila), pero mientras McDonald es más lírico Bacigalupi es más social. Es normal que no cautive tanto como Mieville o pero sabe cómo construir una historia que atrape.
    Quizá sea cierto que el argumento no es demasiado original, pero a mí me sorprende mucho el subtexto «combativo». Aparte de lo comentado en la reseña está el apunte de Latro, toda la novela es un dardo envenenado contra Monsanto y demás multinacionales transgénicas. Por no mencionar la crítica al libre mercado. Es «prospectiva» pura y dura con un envoltorio atractivo. Creo que puede funcionar muy bien fuera de los muros del ghetto por eso mismo.

  6. Me recuerda lo de la «novedad» a eso de que el Ensayo sobre la ceguera de Saramago es un plagio de El día de los trífidos. Lo mismo, sí. Lo importante no es tanto conseguir algo novedoso como que las referencias y subtextos que usan funcionen a pesar de haber sido usados anteriormente. Y Bacigalupi, sin duda alguna, lo consigue de forma excepcional.

  7. >>> La faja promocional de La chica mecánica habla de ella como la mejor novela de ciencia ficción de los últimos 10 años. ¿Merece tal honor?

    Se encuentra entre las novelas de ciencia ficción mas premiadas de los últimos 10 años junto con: The City & The City, El sindicato de policia yiddish y La estación de la calle perdido.
    Y aún está a tiempo de ganar algunos premios más : Seiun, Ignotus, Imaginaire…

  8. Veo que lo venden en más sitios (por ejemplo en TODOEBOOK y en CASADELLIBRO) al mismo precio (13,99) y en formato epub con DRM.

  9. Anda, pues no lo había visto, me había ido directamente a Cyberdark y no lo había encontrado, tontostoy. Lástima el DRM (mi lector con el firmware modificado no lee epub con DRM), pero genial que se pueda adquirir en formato electrónico.

  10. Tanto elogio me provoca ganas de hablar mal de la novela solo por llevar la contraria, pero lo único que recuerdo es que algun superfriki de la física calculo a bote pronto que el mecanismo de almacenaje de energia en «resortes» o como quiera que lo traduzcan no llegaba ni para mover un avioncito de papel o algo asi :-P

  11. Como físico, he de decir que el sistema que propone Bacigalupi no se sostiene. Como lector de género, he de decir que me importa bastante poco. Es más bien metafórico y colorista. Pero yo siempre he disculpado bastante ese tipo de inconsistencias, la verdad.

  12. Es que yo prefiero esas inconsistencias con la vida real, mientras sean coherentes con el universo del libro. Vamos, lo que ha sido de toda la vida de Dios la regla de la narrativa. Que si no me quitáis monstruos gigantes y me hacéis polvo.

  13. >Tanto elogio me provoca ganas de hablar mal de la novela solo por llevar la contraria, pero lo único que recuerdo es que algun superfriki de la física calculo a bote pronto que el mecanismo de almacenaje de energia en “resortes” o como quiera que lo traduzcan no llegaba ni para mover un avioncito de papel o algo asi :-P

    Bacigalupi lo justifica en boca de uno de sus personajes mediante la invención de un nuevo lubricante que permite al monofilamento mayor capacidad de torsión; supongo que algo relacionado con las algas que tanta importancia parece tener en la fábrica.

  14. No es tanto por las propiedades del supuesto resorte unicamente, sino por el desperdicio de energia, o dicho de otra manera, no se sabe por que en el futuro este la energia solar ha desaparecido y hay que depender de obtenerla a base de plantas (con pérdida), para darsela de comer a un elefante (perdidas), para que apriete un resorte (pérdidas)…

    Pero si, desde el punto de vista estilístico narrativo eso nos da un poco de lado. Yo ya lo dije, lo menciono sólo por puro instinto «duende de lo perverso» :-P

  15. Estoy de acuerdo, Latro. Pero…

    Aviso de posibles SPOILERS
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    Es un detalle importante que llama poderosamente la atención: acabados los combustibles fósiles, la humanidad emplea como energía principal la tracción animal (vale, se citan otras como el carbón, la combustión de metano para iluminación, el diesel de algunos vehículos de lujo, los zeppelines movidos ¿por?). ¿Pero qué hay de las energías alternativas? Si bien hoy día no tan eficientes, espoleados por la necesidad no solo se utilizarían mucho más, sino que alcanzarían mayores cotas de eficiencia.

    Asumo que estamos hablando de Tailandia, un país en vías de desarrollo al que la Contracción y consiguiente cierre de fronteras ha dejado un panorama bastante limitado tecnológicamente. Pero no cuadra con lo que comentan los hombres de negocios extranjeros, que parecen conocer exactamente la misma tecnología. Salvo que, efectivamente, haya habido una regresión tecnológica de narices donde se hubiera perdido toda esa tecnología.

    En fin, no es más que un divertimento y una (posible) incongruencia menor en cuanto al argumento.

  16. Si no me equivoco al recordarlo, los zeppelines se mueven por el mismo principio del resorte, aunque no se si en Occidente los «recargan» con algo que no sea poner a hacer footing a un paquidermo.

  17. Coñe, pues yo, que soy físico (bueno, estudié Física, que no es lo mismo) consideré que era un sistema ingenioso de acumular energía… jejejeje, ni me molesté en hacer cálculos ni nada, y es que mi época de intransigencia con las incongruencias ha pasado (por eso no me importa que Matrix atente contra el Segundo Principìo). Además que me ha pillado en mi fase «ambientalista» y es eso lo que me ha entusiasmado. Bien pensado yo hubiera explotado por ejemplo la energía solar, algún dispositivo que por cada fotón se arrancaran dos electrones o tres…
    Bueno, no desvarío. Voy por la mitad y la novela me gusta. Mucho.

  18. Una novela que me ha encantado de principio a fin.
    Una historia amena (aunque no haya mucha acción), escrita con un estilo bastante fluido, que nos avisa de los peligros que nos acechan. Muy recomendable.

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