Extracto de la Wikipedia en lengua inglesa: “Michael Bishop nació en 1945 en Lincoln Nebraska. A lo largo de cuatro décadas y una treintena de libros ha forjado una de las carreras literarias más admiradas dentro de la literatura de fantasía y ciencia ficción. Ejerció como profesor de inglés en la escuela preparatoria de la academia de la fuerza aérea de Estados Unidos en Colorado y más tarde en la Universidad de Georgia. Posteriormente se dedicó un tiempo en exclusiva a la escritura. Y en la actualidad ha vuelto a la enseñanza. Su obra de ciencia ficción tiene un marcado carácter antropológico. Ha sido traducido a más de doce idiomas y ha ganado los premios Nebula, Locus y Sciencie Fiction Chronicle.”
Sólo con mirar el título nos damos cuenta de que estamos ante algo "especial". Antes de comenzar a leer, el primer pensamiento que me vino a la cabeza fue: ¿será un libro sólo para fans de Dick? ¿Un homenaje al Maestro? (sí, para mí la mayúscula es necesaria) ¿Una parodia? ¿Una vuelta de tuerca al ya de por sí retorcido "universo Dickiano"? Tras avanzar unas páginas me di cuenta de lo que realmente es, una obra de amor. Amor por Philip K. Dick. Bishop ha reunido en las páginas de este libro todas sus obras, lo ha estudiado, lo ha diseccionado, ha profundizado en su manera de escribir y ha escrito una novela-elegía. El título no es casual en mi opinión. Bishop nos da a entender que pese a todo su esfuerzo, pese a un ejercicio complejísimo de imitación-admiración, desgraciadamente Philip K. Dick no escribirá más novelas. Y esto es una verdadera pena.
En la ucronía que nos presenta el autor tenemos a Nixon en su cuarto mandato (para quinto), victoria americana en Vietnam, un estado controlador, pérdida de libertades, fascismo, poderes mentales, colonización del espacio (pero colonización dura, difícil y peligrosa), trasmigraciones, deseo de poseer animales de diseño que proporcionan una mejora del status personal, confusiones con la percepción de la realidad y, en definitiva, homenajes temáticos y formales a todos, es literal lo de todos, los libros escritos por el homenajeado. Por supuesto, como era habitual en sus obras, especialmente en las últimas, Dick es un personaje más. Es presentado con un cariño especial y es clave de alguna forma en la trama como detonante con su muerte de los cambios en la línea temporal que describe la novela. Sin desvelar nada, el final es increíble, por hacer un símil, es un cóctel con parte del Exorcista y parte de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú.
Pienso que Bishop se planteó la novela como un reto. Con este tipo de premisa, escribir un libro-reto, el resultado podría haber sido fatal, pero consigue salir adelante. Con un trabajo enorme de planificación y con buenas artes como narrador logra aglutinar una enorme cantidad de componentes, y escribe una novela entretenida con cientos de claves más o menos ocultas. Curiosamente, este es el método de trabajo justo opuesto al del original. Imaginemos al Dick de los 60 puesto de anfetas hasta arriba, escribiendo novelas en dos días en plan casi automático y con un grado máximo de improvisación.
La traducción de María Sánchez Salvador me parece muy correcta y no he notado nada extraño al leer el libro. En cuanto a la edición, La Factoría se han puesto las pilas y en los últimos tiempos ha mejorado ostensiblemente (sobre todo para evitar las erratas y mejorar la corrección de estilo).
Es raro, pero esta novela tuvo una edición anterior en castellano en 1991 en la editorial Alcor. De ésta no poseo un ejemplar así que no he podido compararlas pero por los datos de La Tercera Fundación es una traducción distinta. Me pregunto qué éxito tuvo en su día la edición de Alcor y cuál será el de La Factoría. Probablemente nulo en ambos casos, y es una pena. La novela funciona y todos los que como yo admiren al Maestro seguro que podrían disfrutarla. Para los que no han leído nada de Philip K. Dick, en el fondo el ejercicio que ha llevado a cabo Bishop sería similar con una novela de Dick mismo. Únicamente no aconsejaría su lectura a aquellos lectores a los que no les guste el autor original.
La edición de Alcor pasó desapercibida salvo para los cuatro forofos, me temo. Cuando salió la verdad es que yo aún no conocía a Bishop ni a Dick, pero me la dejó un amigo y luego ya no fui capaz de encontrarla. Me la compré años después en una tienda de viejo. Salió más o menos a la vez que el tapiz del vampiro (curiosamente como ahora las reediciones de ambos) y me temo que con el mismo éxito (sic).
Da gusto leer lo que escribe, con lo que usted nos cuenta nos inclina a leerlo. Que pena que estos sugestivos escritos no sean muy habituales, se le echa de menos la verdad.
Saludos…