La guerra de las salamandras, de Karel Capek

Parece increíble que esta novela haya sido escrita hace más de 70 años. Si te dan el libro, sin proporcionarte ningún dato acerca del autor o de la obra, te crees que es una novela reciente, y seguro que señalas lo acertadamente que refleja o parodia la situación actual. Pero el libro se publicó en 1936…

Karel Capek nació en 1890 y falleció dos años después de la primera edición de La guerra de las salamandras. Es conocido principalmente por esta novela, y por la obra de teatro R.U.R, donde Capek utilizó por primera vez el término “robot” con el significado que le damos actualmente.

La narración se centra en el descubrimiento de una nueva especie animal, un tipo de salamandra dotada de un elevado nivel de inteligencia, capaz de aprender de los humanos. Los poderes económicos y sociales no dudan en aprovecharse de estas criaturas, para que lleven a cabo todo tipo de labores ingratas. Y así las nuevas salamandras se extienden con rapidez por todo el mundo, sin que los humanos se aperciban de la amenaza que suponen.

Muchos han señalado que la obra es una burla sobre la época en que se publicó, y más concretamente de la actitud pasota e inconsciente de las grandes potencias de entonces, que permitieron la expansión del nazismo. Pero es que además en ella se satirizan muchos aspectos del capitalismo, que resultan estar plenamente vigentes en la actualidad: el crecimiento económico acelerado sin valorar sus repercusiones, el uso banal y comercial que se le da a los descubrimientos científicos, la doble moral de los políticos, y la actitud inconsciente y despreocupada de los consumidores. Y en estos puntos es donde la obra resulta de una actualidad patente, y plenamente acertada.

En cuanto a la obra en si, su escritura es ágil, y la acción no se demora en exceso en ningún momento. Las primeras páginas resultan un poco irregulares, ya que a ratos se dedica a contar circunstancias un poco tontas de personajes que van apareciendo en la trama, y que resultan de escasa relevancia en la obra, puesto que sólo sirven para que vaya avanzando la trama.

El gran acierto es la parte central de la novela, donde se narran las consecuencias sociales y políticas derivadas de la expansión sin control de las salamandras. Es especialmente destacable un largo capítulo de más de 50 páginas en el que se va salpicando la narración con noticias, sucesos, artículos de opinión, anuncios y declaraciones de famosos –algunos reales, como Mae West -, que resulta una genial sátira socio-política, y donde más parece que estemos leyendo una narración contemporánea.

El tramo final decae un poco, porque se sustenta principalmente en una sucesión de reuniones políticas, manifiestos, declaraciones y conferencias que, aunque se aprecia la mala leche con la que se describen, terminan por resultar cansinas.

Afortunadamente el remate de la obra es muy bueno, con un capítulo final pleno de sarcasmo e ironía.

En conjunto, una novela muy estimable, con numerosos aspectos positivos, y todo en tan solo 235 páginas –eso sí, de micro letra y mini interlineado -.