Hacía mucho tiempo que un libro de ciencia ficción no me conmovía de manera tan profunda como lo ha hecho El mapa del tiempo. Y es que, con todos los respetos, creo que nos encontramos ante una obra maestra del género y os voy a intentar convencer de ello intentando no desvelar las sorpresas de la trama (cosa harto complicada, por cierto).
Habría que empezar apuntando que esta obra ha obtenido el prestigioso premio Ateneo de Sevilla, lo que nos indica que estamos ante una gran novela que también los lectores de mainstream han sabido reconocer.
A priori todo parece indicar que estemos ante una simple historia steampunk. Nos encontramos en pleno s. XIX, y la época victoriana se retrata en todo su esplendor. Incluso Palma adorna el lenguaje con un estilo ligeramente decimonónico que nunca llega a hacerse pesado.
La novela consta de tres partes claramente diferenciadas: que además arrancan de una manera original y tremendamente simpática (con unos anuncios del más puro estilo s. XIX: “Adelante apreciado lector, sumérgete en las apasionantes páginas de nuestro folletín…”).
La primera parte comienza con un personaje entristecido y torturado por la muerte de su amada (asesinada a manos de Jack el Destripador), pero en esa trama enseguida van introduciéndose otros elementos que acabarán tomando protagonismo: los Viajes Temporales Murray que organizan visitas a un futuro año 2.000, o la aparición de H. G. Wells, como personaje secundario que finalmente se apropia del papel protagonista.
Y así, llegamos a la página 246. La primer parte termina, ahí podría haber acabado la novela y el lector se encuentra con que aún le queda más de la mitad del libro. Si se acabase en ese punto, estaríamos ante un buen trabajouna entretenida historia steampunk, inteligente, bien construida y muy bien ambientada, que nos ha relatado un viaje al pasado.
De modo que el lector se enfrenta a la segunda parte con la curiosidad de no saber qué narices nos puede contar ahora Félix. J. Palma. Y esa es, de hecho, la grandeza de la novela: que el autor se saca un conejo de la manga, está decidido a jugar con nosotros, los lectores, y dar una nueva vuelta de tuerca a la historia. Y así, señoras y señores “Si disfrutaste con nuestro viaje al pasado… en las próximas páginas… tendrás el privilegio de viajar al futuro”.
Y así comienza la segunda parte ¡que es mucho mejor que la primera! Si habíamos presenciado un viaje en el tiempo, ahora asistiremos a otro mucho más ingenioso que supera con creces al de la primera parte. Disfrutamos de una astuta trama, simpática y cargada de personajes entrañables, que se despliega para terminar acabando en la página 456.
De nuevo asistimos perplejos a un final conclusivo, el de la segunda parte. El lector vuelve a preguntarse ¿qué va a contarnos ahora el autor? ¿Qué más puede explicar? ¡Apenas ha dejado un cabo suelto! Y ahí podría haber terminado una estupenda novela… Pero no, de nuevo nos espera una nueva vuelta de tuerca, aún más brillante, un nuevo tipo de viaje en el tiempo: “¿Qué prodigios nos quedan aún por mostraros?”.
Pues sí, Félix J. Palma, aún nos hace disfrutar más. Asistimos a otro tipo de viaje en el tiempo y… Y entonces, al final, además aparece el auténtico maestro en que se ha convertido el autor. Porque la historia y el argumento (emocionantes y perfectamente construidos) se convierten en meras excusas para que Palma viva en la piel de H.G. Wells (al que en esta parte de la historia entiendo como su propio alter ego) una duda existencial. Tendrá que elegir entre su amor por la creación literaria y la escritura, u… otra cosa.
El mapa del tiempo narra una historia sobre viajes en el tiempo, sí, pero es algo más: en última instancia es una novela sobre la Literatura y sobre el amor por escribir y crear ficciones.
En fin. Tres partes. Tres tipos de viajes en el tiempo. Tres vueltas de tuerca a un argumento que parecía haber concluido. Una novela impresionante, apasionante, construida con piezas complicadas que sin embargo encajan perfectamente… y que emociona a aquellos que aman las letras.
Lo tengo a punto a punto de empezar… para que veas que tu recomendación en la última Ter-Cat fue escuchada… :-)
Vale la pena, Eloi, vale la pena.
Ya lo verás. ;)