Reediciones en toda regla

Para medir la temperatura de la ciencia ficción a veces nos centramos demasiado en las novedades y perdemos de vista que las reediciones son igual de importantes; no me refiero tanto a la reimpresión de obras que, con la misma traducción de toda la vida, se ponen en circulación generalmente en colecciones de bolsillo (y que también son fundamentales) o en editoriales que mantienen en catálogo ciertos libros imprescindibles (estoy pensando en Minotauro), como esos títulos, generalmente clásicos, que llevaban mucho tiempo sin pisar las librerías de "nuevo" y a los que muchas veces se les proporciona un lavado de cara en forma de una nueva traducción para actualizarlos en la línea que Manuel de los Reyes exponía en el artículo que publicamos hace unas semanas ("Traducir con segundas" I y II). El presente texto repasa por encima cómo está este segundo grupo en lo que a las colecciones de género se refiere.

En su condición de puntal de la publicación de ciencia ficción en España, la colección Solaris Ficción de La Factoría de Ideas debería publicar en noviembre la reedición de Cronopaisaje, la novela más recordada de Greg Benford y uno de los clásicos de la ciencia ficción de temática científica. Y para el primer semestre de 2010 tendremos nuevos títulos de dos de los autores "clásicos" que ya ha "recuperado" en el pasado: Amos de títeres, de Robert Heinlein, autor al que poco a poco se le va haciendo la justicia que merece, y La torre de cristal, de Robert Silverberg, una de sus mejores novelas que en poco desmerece a las que están consideradas como sus obras maestras: Muero por dentro y El libro de los cráneos.

Además añaden a su catálogo un autor que, después del fiasco de la colección Ómicron, había quedado sin editorial: Joe Haldeman. Así editarán los tres títulos de la serie que comienza con Mundos. Una trilogía que ha atravesado la peculiar situación de haber quedado inconclusa en las dos ocasiones precedentes en que se había intentado publicar: con Acervo primero y Ultramar después. Conociendo este dato uno se pone a soñar despierto y piensa en que quizás sea La Factoría quien se decida a publicar de una vez Forever Free, la continuación de la que está considerada su mejor obra, La guerra interminable, y que lleva una década aguardando a que alguien se acuerde de ella.

Lo que debería replantearse La Factoría es la forma de reedición con ciertos títulos relacionados que tienen una extensión no demasiado larga. En vez de publicarlos de forma separada con un tamaño de letra y márgenes más que generosos quizás podrían recoger la experiencia de otras editoriales y agruparlos en un único volumen (o en varios; todo dependería de cada caso concreto) y conseguir así un auténtico ejemplar para coleccionistas. Una oportunidad desaprovechada hace un par de años con la reedición de A vuestros cuerpos dispersos, primer volumen de la serie del Mundo del río de Philip José Farmer que bien podría haberse agrupado con El fabuloso barco fluvial, recién llegado a las librerías. Habría redondeado un volumen genial y del mismo "peso" que el siguiente título de la serie, El oscuro designio.

No quería olvidarme del filón que ha encontrado La Factoría con las ediciones en rústica de la obra de Isaac Asimov. Después de probar con sus dos novelas más importantes (El fin de la Eternidad y Los propios dioses) se lanzaron a reeditar la serie de Fundación, con la que ya han alcanzado los volúmenes escritos en los años 80 y 90. Otra editorial que ha sacado partido a este autor ha sido Alamut, que después del éxito conseguido con la Trilogía del Imperio y la colección de relatos El robot completo aborda en estos momentos una nueva traducción de sus cuentos completos, que en las próximas semanas nos traerá el primer volumen de cuatro previstos. Además, para un futuro a corto y medio plazo, tienen previsto recuperar una serie que los que nos encontramos en los taytantos seguro que recordamos con cariño: las novelas protagonizadas por el ranger del espacio Lucky Starr.

Nadie puede negar que este interés por Asimov tiene su puntillo oportunista y hay otros clásicos que bien merecerían este interés. Sin embargo esta labor es realmente necesaria, no sólo porque la mayoría de las traducciones que había hasta el momento en las librerías, las que hemos leído todos, tenían ya sus décadas a sus espaldas. En varios casos cometían tropelías del pelo de las ocurridas con Bóvedas de acero (eliminación de numerosos párrafos) o El fin de la Eternidad (un traductor bastante "creativo").

Además, entre los próximos lanzamientos de Bibliópolis hay una novela muy atractiva: La estación del crepúsculo, de Kate Wilhelm, reedición de Where Late the Sweet Birds Sang, traducida por Bruguera como Donde solían cantar los dulces pájaros, ganadora de los Premios Hugo y Locus a la mejor novela de ciencia ficción y uno de los clásicos fundamentales surgidos a raíz de la new wave. Una de las novelas más originales y poéticas sobre la clonación, y que, dada la nula popularidad de su autora, era harto improbable verla reeditada.

En esta campaña por recuperar clásicos olvidados injustamente encontramos previstos también en esta editorial otros títulos, como Rito de iniciación, premio Nebula a la mejor novela de Alexei Panshin, cuya última publicación data de hace de 35 años, o la novela de James Blish Un caso de conciencia. Mientras, en su editorial hermana Alamut, nos encontraremos con la última gran novela de Arthur C. Clarke, Fuentes del paraíso, y la recuperación de la ucronía clásica Lo que el tiempo se llevó, de Ward Moore, donde se especula sobre cómo sería el mundo en el caso de que el Sur hubiese ganado la guerra de secesión.

Pasando a otra editorial que cuida bastante estas reediciones, Gigamesh, después de cerrar el pasado año la obra completa de ciencia ficción de Fredric Brown, está preparando los cuentos fantásticos completos de Richard Matheson, con un elevado número de relatos que tocan de lleno la ciencia ficción. Y aunque llevan bastante tiempo sin publicar novedades, próximamente saldrán del parón con una serie de títulos más que suculentos entre los que figura El jinete en la onda de shock de John Brunner, una novela que en nada desmerece a Todos sobre Zanzíbar y El rebaño ciego y que sorprende por la vigencia del tema que aborda: la era de la información en la que dicen que vivimos, anticipada aquí en toda su crudeza. Pocas novelas han soportado tan bien el paso del tiempo y han acertado tanto en sus predicciones como ésta. Además, continuando con la apuesta por darnos a conocer la obra de los hermanos Strugatski, recuperan una de sus novelas más conocidas: Qué difícil es ser dios, lo que me lleva a plantear que quizás más adelante podrían afrontar la reedición definitiva de Stalker. Pícnic junto al camino, traducida directamente del ruso. Para un futuro indeterminado quedaría una nueva traducción de Los impostores de Alfred Bester.

Para terminar, aunque no sea una reedición, sí que merece la pena citar el sorpresón de este otoño: hace un par de semanas el Grupo AJEC anunció la próxima aparición de la primera colección de relatos de James Tiptree, Jr., A diez mil años luz, inédita en español. Considerada en su momento como la mejor antología de debut de un autor en EE UU a comienzos de la década de los 70, recoge los cuentos iniciáticos que ayudaron a fraguar la carrera de la mejor escritora de relatos que ha conocido la literatura prospectiva. Quizás no contenga joyas equiparables a las otras dos colecciones traducidas hace tres décadas por Nebulae, pero eso no quita mérito alguno a una publicación que vale su peso en oro. No se olviden de ella.

6 comments

  1. Gracias por el aviso. Porque tengo, desde hace muchos años, «Donde solían cantar los dulces pájaros», lo que me va a ahorrar un disgusto.
    Y hablando de segundas traducciones: ¿quién y de dónde ha sacado el nuevo título? Porque del original, precisamente, no.
    Carlos.

  2. De la nueva traducción de la novela de Kate Wilhelm para Bibliópolis me he encargado yo, aunque cuando la entregué fue bajo el antiguo título.

    Al tratarse éste de una cita sacada de un soneto de Shakespeare, es posible que Luis (G. Prado, editor de Bibliópolis) haya decidido que la referencia era demasiado oscura para el lector hispanohablante, o puede que haya cambiado el título por motivos puramente estéticos… eso ya no lo sé.

    En cualquier caso, «La estación del crepúsculo» no me parece mala elección; es más eufónico y no menos evocador que «Donde solían cantar los dulces pájaros», y sigue encajando bien con los hechos que se narran en la novela.

  3. Muy interesantes todas esas novedades y noticias. Me apunto lo de Tiptree y Haldeman. En cualquier caso, las reediciones de clásicos son necesarias, lo mejor de la CF se publicó en los 50 y 60 y sería una pena que ese fondo no estuviese al alcance del aficionado, especialmente de los más jóvenes o novatos.
    En ese sentido Minotauro hizo una labor excelente. Pero eso ya es pasado, tendremso que ver si las nuevas editoriales están a la altura, en mi opinión, de momento, van cumpliendo.

  4. Sí, Minotauro hizo una labor excelente. Pero no vendría mal una revisión de muchas de las traducciones que sigue utilizando. Por ejemplo la edición actual de «Crónicas marcianas» tiene más de medio siglo y fue hecha por una persona que no era, ni mucho menos, traductor. Y ahí está «Solaris», que no hemos leído traducida del polaco sino del inglés (o del francés).

  5. Ya, lo de las nuevas traducciones es importante, sobre todo con casos como el que mencionas de Lem. Sin embargo, con lo que está cayendo, que reeditan a ciertos clásicos ya es para darse con un canto en los dientes. Sí además fuesen nuevas traducciones pues mejor pero puedo entender que un editor quiera recortar gastos tirando de uan traducción vieja en vez de pagar una nueva.
    Por otro lado, cuando salimos del inglés o el francés encontrar traductores adecuados puede ser difícil. Lo que pasó con Lem ha ocurrido con otros muchos autores no de género. ¡Cuántos autores japoneses se habrán traducido desde el inglés? Me imagino que casi todos.

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