Nadie puede con el capital

Corren tiempos de crisis, aumenta el paro, la economía se desboca, la gente no sabe dónde acudir y el capitalismo vuelve a ser puesto en entredicho. Ha fracasado, se afirma; hay que refundirlo, se asegura. Lo malo es que no se sabe muy bien ni cómo ni de qué manera.

Nada nuevo bajo el sol. El capitalismo, por definición, siempre ha estado en entredicho. Luchó durante unos cuantos siglos para destruir los sistemas económicos anteriores –en Europa el feudalismo– y tuvo que enfrentarse durante el siglo XX con dos grandes competidores ideológicos: el fascismo, en los años 20-30, y, especialmente, el comunismo desde 1917 hasta los 90. En ambos casos, el capitalismo triunfó sin contemplaciones, y es curioso que, hoy en día, lugares como China, Rusia, Alemania o Italia sean perfectos ejemplos de las muchas formas en que este fenómeno se presenta. Lo siento ­–y lo digo de verdad– pero el capitalismo parece invencible y, tengo la sensación, de que saldrá adelante en esta nueva prueba.

La ciencia ficción se ha caracterizado en su versión utópica por mostrar futuros alternativos al capitalismo basados en el socialismo y el anarquismo. Cuando leemos algunas de estas obras, especialmente las más antiguas –como El año 2000 de Bellamy o Viaje a ninguna parte de Morris–, se nos caen de las manos: se han convertido en auténticas antiguallas ideológicas que sólo sobrevivirán por su mérito literario –ínfimo en el caso de Bellamy, notable en el de Morris–. Lo que quizás no ha tenido tanta repercusión es la existencia de una ciencia ficción defensora a ultranza del capitalismo y contraria totalmente a cualquier utopía enemiga del statu quo. No me refiero únicamente a grandes novelones como La rebelión de Atlas de Ayn Rand, sino a una especie de visión inconsciente que veía al futuro, en lo económico, similar al día a día de los años 40, 50 ó 60 en EE UU.

Henry Kuttner y C.L. MooreSin embargo hay un par de cuentos en los que la defensa a ultranza del capitalismo frente a la amenaza roja es el tema principal de la narración. Uno es “El patrón hierro” de Henry Kuttner –“The Iron Standard”, 1943, publicado en Lo mejor de Henry Kuttner II Nebulae Nº 39, Editorial Edhasa 1979–. En él se narra el choque entre una sociedad alienígena que es una mezcla entre el antiguo sistema de gremios medieval y el comunismo soviético, y una expedición humana fervientemente capitalista. Cuando se decide liquidar la milenaria tradición de este pueblo, basada en un reparto equitativo de la riqueza, se utiliza como herramienta la competitividad, propia –según el texto– de “las especies inteligentes”.

Huelga decir que los humanos triunfan y la economía alienígena se derrumba cuando sus trabajadores empiezan a competir entre ellos ayudados por estimulantes suministrados por los terrestres. El cuento de Kuttner y Moore (en la foto adjunta; eran matrimonio) es interesante no sólo por su defensa a ultranza del American way of life y su crítica a los enemigos, por entonces, de EE UU. También es tremendamente premonitorio como una de los primeros ejemplos que conozco en que se describe el actual fenómeno de la globalización y el uso de la economía capitalista –en este caso el fomento de la competitividad– como arma para destruir a tus oponentes. 45 años antes de la caída del Muro de Berlín, Kuttner y Moore ya supieron indicar cómo había que luchar en una guerra más económica que militar.

El otro cuento es “El duplicador de materia” del muy desconocido Ralph Williams –“Business as usual, during alterations” 1958, publicado en Antología de Ciencia Ficción, Colección Biblioteca de Ciencia Ficción Nº 27, Editorial Orbis 1985–. En este caso es la economía capitalista la atacada. Una civilización galáctica más avanzada –y preocupada por nuestra tendencia hacia la autodestrucción– deposita en la Tierra un duplicador de materia, un objeto que permite copiar cualquier objeto. El cuento transcurre en un centro comercial tipo El Corte Inglés y narra cómo su director hace frente a esta amenaza y, sorprendentemente, triunfa.

Durante todo el cuento hay un debate ideológico entre el pragmático –y poco cultivado– protagonista y un pesimista licenciado en filosofía. El primero lucha por defender su negocio, el segundo asegura que todo está perdido. Al final del cuento, el capitalismo sale triunfante. La economía no se derrumba sino que se reorienta. Frente a un sistema basado en la escasez, ahora hay otro basado en la abundancia; frente a la producción en masa, se impone el producto personalizado e individualizado.

En ambos casos da lo mismo, todo sigue igual: el capitalismo sigue siendo la base del sistema económico. De nuevo una rara premonición que recuerda a la actual debacle que vive la industria audiovisual frente a los sistemas de copia masiva de archivos –emule y demás–. Y de nuevo una respuesta que se acerca curiosamente a la actual. Frente a las proliferación de música enlatada gratis, la vuelta del concierto en vivo como una experiencia vital única. Ante la abundancia de copias masivas de películas para ver en casa, el despliegue de efectos especiales que sólo se pueden disfrutar de verdad en la gran pantalla –por no hablar de otros proyectos más innovadores como la tridimensionalidad–.

En fin, lo mismo que contó Williams hace casi medio siglo y que demuestra una gran verdad: el capitalismo es resistente hasta a los ataques más despiadados. La ciencia ficción no tiene por qué ser una literatura predictiva pero, en ocasiones, sus aciertos son innegables. El capitalismo ha pasado por crisis mayores que ésta y las ha superado. Kuttner, Moore y Williams nos explican, a su manera, por qué. Un último detalle, ambos cuentos fueron publicados en la revista Astounding. John W. Campbell siempre fue un gran defensor de su país y de lo que éste representaba. La ciencia ficción que publicó durante años es un buen ejemplo de la firmeza de sus convicciones.

2 comments

  1. Uno de los pilares fundamentales del capitalismo es el crecimiento exponencial (mirad a vuestro alrededor para ver lo que pasa cuando no se crece lo suficiente de forma continuada), y en un mundo de recursos limitados como el nuestro ese crecimiento «hasta el infinito y más allá» es imposible.

    No sé qué será ni cómo ni cuando (ni siquiera sé si tengo razón ;-) ), pero sospecho que en algún momento el capitalismo como existe ahora cambiará, no sé si a algo similar o a algo extremadamente diferente, pero a la larga (puede que muy a la larga), no le veo futuro, aunque sólo sea porque en algún momento la humanidad desaparecerá (o no).

    Por cierto, en una de las películas de Star Trek (lamentablemente no recuerdo en cuál, creo que es una en la que llevan a alguien desde nuestro presente hasta su futuro, una que no es la cuarta) dicen que en el mundo de Star Trek no hay capitalismo ni comunismo, sino algo que es «otra cosa» y qe tuvieron que «inventar» porque el capitalismo no era viable. (escribo de memoria, puede que no fuera exactamente así).

  2. Buen artículo, pero yo ya no sé a qué llamamos capitalismo. La economía actual no está basada ni sólo en el libre mercado, ni sólo en la intervención, ni en sólo la sociedad de consumo…. Ya no sé… Es una cosa sincrética que se me escapa. ¿Qué es el capitalismo?

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