Bruce Sterling, el Ideólogo

En una hipotética lista de los 20 escritores más influyentes de la ciencia ficción es probable que nadie se acordara de Bruce Sterling. Su nombre apenas aparece la lista de los premios más célebres del género (dos Hugos en la categoría de novela corta, y un premio Campbell y un Clarke por Islas en la red y Distracción, respectivamente; premios que no pertenecen a la terna gloriosa Hugo-Nebula-Locus que señala quién es quién en la ciencia ficción), y tampoco destaca por ser un superventas. Como mucho se le recuerda por ser el sidekick de William Gibson, el santo patrón del cyberpunk, un movimiento ya muerto. Hay un doble error en esa frase. El primero, Sterling es probablemente la personalidad más importante de la ciencia ficción de finales del siglo XX y principios del XXI. El segundo, el cyberpunk no solo no está muerto sino que ha ganado la partida. Gracias, principalmente, a este caballero.

Situémonos a principios de los años ochenta. La época de Reagan y Thatcher, un caldo de cultivo excelente para la distopía. Una época en la que los Hugo son ganados por gente como Arthur C. Clarke, Joan D. Vinge o Isaac Asimov, famosos por ser muchas cosas, pero no escritores políticos. No es de extrañar que surja un fanzine como Cheap Truth, dirigido por Vincent Omniaveritas (un Follonero cualquiera), en el que un grupo de escritores conocidos como “el Movimiento” dispara con bala contra el establishment del género. Por sus furibundas invectivas en las discusiones, Vincent acaba siendo conocido por sus compañeros como “Chairman Bruce”. Porque no es sino nuestro protagonista quien se encuentra detrás del panfleto. Hoy en día todavía hay alias no revelados entre sus colaboradores.

En 1985 las tornas cambian. Neuromante (editado en el año más ciencia ficción de la historia, para desgracia de 2001) gana el Hugo, el Nebula y el Philip K. Dick. El cyberpunk es el género de moda. No es de extrañar que le encarguen a Bruce Sterling la antología definitiva sobre el movimiento: Mirrorshades. Antología que, dicho sea de paso, tardó casi 15 años en ser editada en España. Por Siruela. No se sabe muy bien por qué una de las antologías más importantes del género, al nivel de las Visiones Peligrosas de Harlan Ellison, fue obviada tanto tiempo por las editoriales especializadas, pero su lectura revela muchas cosas. Entre ellas que la ecuación cyberpunk = hackers + noir + corporaciones malvadas no es exacta. El cuento de Greg Bear (sí, Greg Bear apareció en la antología definitiva sobre el cyberpunk) es un ejemplo claro, pero hay más. Lo cual nos lleva a otra falacia comúnmente repetida: Bruce Sterling ha abandonado el cyberpunk. Leer Mirrorshades demuestra que para Sterling el cyberpunk es un concepto mucho más amplio que nunca ha abandonado en su obra literaria.

El mismo año que Neuromante arrasa en los premios aparece en Estados Unidos Cismatrix, la obra cumbre de Sterling, situada en su universo Formador-Mecanicista. Superficialmente es una mezcla de space opera y cyberpunk, pero tanto sus temas como su imaginería han calado hondo en nuestro género. El transhumanismo como filosofía, la búsqueda desesperada de energía y el concepto mismo de Singularidad aparecen, si no por primera vez, sí esbozados de forma parecida a como hoy los comprendemos. Alaistair Reynolds, uno de los grandes nombres de la nueva space opera británica señala la novela como una de sus principales influencias. Accelerando, de Charles Stross, comparte muchas similitudes temáticas con 20 años de diferencia tecnológica. Por supuesto, nosotros tuvimos que esperar esas dos décadas hasta que Bibliópolis la rescatara del limbo para los lectores en castellano. Mejor suerte corrieron los cuentos, editados por Ultramar en 1992 dentro de la antología Crystal Express.

La otra novela de Sterling en la década de los 80 es Islas en la Red, premio John W. Campbell. Aunque la vieja Unión Soviética sigue dando coletazos, Sterling comienza a demostrar sus dotes como futurólogo: predice muchos de los movimientos de los gobiernos de la época. Censura de medios como método para mentener el orden, el problema de la piratería digital y el terrorismo como enemigo a batir, todo ello vaticinado en el año 89.

Durante la época de los 90 Sterling abandona la estética cyberpunk sin renunciar a su intencionalidad para producir tres novelas de futuro cercano pavorosamente certeras. Heavy Weather (publicada en 1994 y aún inédita en castellano) trata sobre el cambio climático. El fuego sagrado (editada por Nova en 1998) sigue los problemas de la juventud en un mundo geriatrizado en el que los tratamientos médicos garantizan la inmortalidad. Distracción, el último de sus libros publicado en España (por La Factoría de Ideas en 2001, pero escrito en 1998), parte de una sociedad en la que la política es una ilusión tecnocrática completamente alejada del ciudadano y los proles se organizan de forma horizontal sin hacer demasiado caso al gobierno. Antes, en 1990, y junto con William Gibson, escribe La máquina diferencial, el pistoletazo de salida del steampunk.

No es de extrañar que Sterling, que había empezado con Cheap Truth, termine siendo uno de las colaboradores de la revista más innovadora de nuestra época: Wired. Sus talentos prospectivos también le valen la residencia en varias universidades y es un conferenciante más que reputado. Como su compañero y amigo William Gibson, es abrazado con más fervor fuera de las fronteras de los aficionados que dentro de ellas.

Ninguna de las obras escritas por Sterling en la última década ha sido traducidas al castellano, aunque bien es cierto que los escasos ejemplares vendidos de sus novelas anteriores no invitan al riesgo. Zeitgeist, del año 2000, fue nominada al Locus. The Zenith Angle, de 2004, es un technothriller post 11-S y con The Caryatids, de 2009, Sterling vuelve a sus temas habituales. La aparición de Amazon y los eBooks permite disfrutar de ellas a los afortunados que leemos en inglés, pero muchos lectores probablemente se queden sin leerlas.

Y es que aunque Chairman Bruce no tenga la prosa de Gibson, ni la socarronería de Neal Stephenson, ni grandes aventuras cósmicas como argumento, siempre tiene cosas que merece la pena escuchar. Aunque solo sea porque, cuando comiencen a suceder podamos decir, con el aire del snob que ya lo sabe todo: “Esto lo he leído yo en una novela de Bruce Sterling”.

20 comments

  1. No se sabe muy bien por qué una de las antologías más importantes del género, al nivel de las Visiones Peligrosas de Harlan Ellison, fue obviada tanto tiempo por las editoriales especializadas

    Básicamente porque los mejores cuentos ya habían aparecido en revistas especializadas (Cyber Fantasy, sobre todo) y fanzines, y ningún editor quería arriesgarse a publicar una antología (primer factor limitativo) con la mayoría de los contenidos ya disponibles para el friqui medio (segundo factor limitativo) y sobre una temática que se percibía como una moda pasajera (zas en toda la boca de Siruela a las editoriales especializadas).

  2. «Rewired – The Post-Cyberpunk Anthology», por si no le bastara con incluir relatos de Jonathan Lethem, Stross, Egan, Bacigalupi o Swanwick, entre otros pesos pesados, ofrece el aliciente añadido de reproducir en parte la correspondencia que mantuvieron John Kessel y Bruce Sterling durante varios años desde 1985. Auténtico bocatto di cardinale para todos los interesados en la corriente del cyberpunk, en general, y por supuesto en la figura de Sterling, en particular. No me resisto a incluir una cita:

    «Cyberpunk’s carcass, now flopping under the beaks and jaws of the vultures and hyenas, will soon settle gently into the total artistic decomposition of the invertebrates and fungi […] Perhaps the movement’s common denominators were simply too easy to trash. Outside the tiny circle of originators, no one seems to have taken its ideals seriously enough to write a major novel in the cyberpunk vein; they seem more interested in dressing up of standards with a gloss of c-word tropes […]» (Sterling a Kessel, 27 de abril de 1987)

    En su momento me decepcionó un poco la antología porque los cuentos incluidos distaban de ceñirse al concepto de «post-cyberpunk» que yo me esperaba, pero en retrospectiva, valorando los relatos sin el lastre de ninguna etiqueta y contando con el extra del antedicho intercambio de cartas entre Kessel y Sterling, la verdad es que no puedo por menos de recomendarla encarecidamente.

  3. Amo a Sterling, aunque creo que tanto él como Gibson están un poco perdidos por la velocidad a la que ha ido la red 2.0. Lo amo, basicamente, porque su capacidad para las metáforas insólitas es aún más impactante que la de Gibson, y como ejemplo la del comecocos en «Islas en la Red».

  4. Lo que chana de Sterling es que habla del mundo de ahí fuera, y lo entiende como pocos. Otra cosa que mola de él es que es de los pocos que entiende la tecnología, no es un fetichista ni un ludita; la tecnología es una herramienta muy poderosa y más te vale saber usarla. Y que escribe unos cuentos espectaculares, «Cena en Audoghast» o «Takamaklan» son de mis favoritos de todos los tiempos. Ah, y la ironía, por supuesto.

    Y, evidentemente, como ocurre con cualquier movimiento literario, el cyberpunk es un movimiento muerto que ha fertilizado toda la cultura popular de treinta años para acá. Curiosamente, Kessel y Sterling se metían bastante caña en la época de Cheap Truth.

    Luis,

    He leído el post de tu blog que enlazas y te recomiendo que le eches un vistazo a «A Splendid Chaos» y la trilogía «Eclipse» de John Shirley. La antología «Heatseeker» no esta nada mal, tampoco.

  5. «Mirrorshades» está considerada por muchos como la antología cyberpunk definitiva. Lo que nunca he entendido es por qué contiene cuentos que apenas o nada tienen que ver con el citado movimiento (como «Solsticio» de James Patrick Kelly, o «Petra» de Greg Bear) y que éstos, además, sean mucho mejores.

    Confieso que he leído poco a Sterling y no demasiado a Gibson (para mí, un autor sobrevalorado), pero su influencia es más que notable en la ciencia ficción prospectiva y también en el «mundo real», y eso es algo que pocos pueden decirlo.

  6. Aparte de su faceta como, digamos, Trosky del cyberpunk que estais contando, Sterling siempre ha estado muy metido en algo que podiamos llamar periodismo de ciencia ficción. Siempre viendo tendencias de la tecnología, el diseño, etc, comentando. En esa faceta entre la divulgación y el activismo si que reluce

    Ah, y en plan periodismo periodismo teneis «The Hacker Crackdown» que es un documento cojonudisimo sobre la primera era de la in-seguridad en internet y la batalla entre empresas, gobierno y «hackers/crackers/llamalo X».

    Algo que a estas alturas no se si es pertinente por actual o mas bien arqueología o ya casi paleontología de lo que nos ha derivado eb Anonymous, LulzSec y demas gaitas. Pero eso, muy recomendable.

  7. En la introducción a esa antología, Sterling insiste en que el movimiento tiene que ver más con unos autores nacidos y educados en unas determinadas coordenadas que con temas o inquietudes definidas. Decía algo así como «somos la primera generación de escritores que ha nacido en un mundo de ciencia ficción». Por eso se encuentran ahí ciertos relatos.

    La polémica es muy interesante, en mi opinión.

  8. Por cierto, en el plan de información y activismo que mencionaba el señor ha estado moviendose en estas lineas

    http://en.wikipedia.org/wiki/Viridian_design_movement#Viridian_Design

    O al menos se movia hasta que cerró el movimiento «Diseño Viridian» en 2008. Básicamente, ecologismo de ciencia ficción; menos conservemos la tierra tal como esta y volvamos a comer raices y pasar hambre y mas como diseñamos nuevas tecnologias, estructuras y sociedades que funcionen, sean modernas, den mejor calidad de vida Y ayuden al medio ambiente

  9. De «Rewired» no leí buenas críticas, por eso no me he acercado a ella. Tampoco a ti parece haberte convencido, Manuel.

    Sterling es, al menos para mí, la personificación del concepto «Literatura de Ideas». No es que sea mal escritor, pero desde luego está a años luz de Gibson (creo que Fernando Ángel me comentó que en una prestigiosa revista de crítica no aparecía nada sobre CF… salvo un artículo sobre Neuromante cada dos o tres números). Eso sí, siempre siempre tiene un momento descuelgamandíbulas por libro.

    Fonz, aparte de los relatos ¿has leído algo de su última producción?

  10. He leído «Zeitgeist» y «The Caryatids». Tengo para leer «The Zenith Angle» por ahí.

    «Zeitgeist» es una novela que no es de cf (ambientada en el año 2000, se publicó en el 2001), una especie de viaje mágico, donde el protagonista, un buscavidas, se despoja de los ropajes de un siglo XX tan cínico que es post-todo, para afrontar el XXI desde la sinceridad y la honestidad. Todo esto en un batiburrillo de cultura pop, semiótica y como modificar la realidad mediante la narrativa. Vamos, que mola y es muy divertido, y en la parte negativa, como ocurre en muchas novelas de Sterling, el argumento es casi nulo.

    «The Caryatids» toma el ahora mismo y lo proyecta en un mundo sumido en el caos ecológico donde todas las naciones, excepto China, han desaparecido y el mundo se divide entre tres potencias, a lo «1984», una especie de socialdemocracia euro-canadiense que intenta recuperar el planeta como puede, el capitalismo-espectáculo llevado al límite en parte de los EEUU donde el sistema es «recupero el planeta pero por un beneficio» y los restos de China. Está bien, la visión de Sterling es aguda, sin maniqueísmos, irónica, pero resulta irregular. Aún así merece la pena.

  11. «Sterling es, al menos para mí, la personificación del concepto “Literatura de Ideas”. No es que sea mal escritor, pero desde luego está a años luz de Gibson (creo que Fernando Ángel me comentó que en una prestigiosa revista de crítica no aparecía nada sobre CF… salvo un artículo sobre Neuromante cada dos o tres números). Eso sí, siempre siempre tiene un momento descuelgamandíbulas por libro.»

    A tope con esto. Si hasta en El País he leído columnas de opinión encabezadas con el mítico «El cielo sobre el puerto…» El estilo de «All Tomorrow Parties» es casi sobrenatural.

  12. No sé, yo personalmente no noto tanto esa diferencia que constatais entre Sterling y Gibson, aunque está claro que si Gibson ha ganado tanta fama es porque es mejor escritor. Eso sí, desde siempre me ha parecido que Sterling siempre ha ido un paso por delante y el resto de escritores iban chupando rueda. Me parece acertadísimo el título del artículo.

  13. Rudy, los argumentos de Sterling son en ocasiones nebulosos, su prosa es algo más limitada (pero bueno, la prosa de Gibson es que es muy buena) y si comparamos los momentos álgidos nos sale que Cismatrix es una de las obras más influyentes del género en los últimos 20 años… pero Neuromante es una de las obras más influyentes en la literatura sin restricción temática alguna de los últimos 20 años. Para mí Gibson sí es mejor escritor que Sterling.
    Lo cual no es óbice para que Sterling me guste tanto como para dedicarle este artículo, claro :).

  14. Confieso que de Gibson sólo he leído «Neuromante», «Todas las fiestas del mañana» y «Quemando cromo».

    Debo aclarar, por otro lado, que tengo un método un tanto particular para valorar lo que leo: nunca le doy la… «nota final» hasta que no hago una relectura. Básicamente porque en la primera me limito a «absorber» sin analizar. Digamos que como deprisa y no me paso a saborear a fondo hasta la primera relectura. Y «Neuromante» me deslumbró tanto en la primera lectura como me aburrió en la segunda (además de encontrarla ocasionalmente farragosa y no demasiado bien estructurada). Guardo muy buen recuerdo de sus relatos, aunque no los he vuelto a leer. Y «Todas las fiestas del mañana» me pareció correcta sin más.

    De Sterling confieso que aún no he entrado en la fase de relectura, así que la comparación no sería válida. Pero mis impresiones acerca de él es que es menos «pirotécnico» que Gibson pero más.. serio. No deslumbra tanto, pero su sabor permanece más tiempo y deja un poso, cosa que confieso que no me pasó con Gibson. Lo leo y lo olvido enseguida.

    Pero, bueno, reconozco que mis impresiones al respecto son furibundamente subjetivas y puramente instintivas.

  15. La revista que comenta Joserra era Poetics Today y, efectivamente, en cierto periodo te encontrabas un artículo sobre cyberpunk cada dos o tres números, y por lo general sobre Neuromante. Si a alguno le interesa, suelen tenerla en todas las bibliotecas de universidad. Algo de verdad emocionante es leer cómo se estudia sin entrar en si es o no cf, solo como literatura.

    La cara oscura de la moneda es la gran cantidad de estudios y conferencias sobre cyberpunk que sueltan lo de «no, no, el cyberpunk no es cf». La última se la oí a un encumbrado catedrático en nuestro congreso sobre cf de 2008, con dos cojones, el menda.

    Pero sí es completamente cierto la enormísima influencia de Neuromante más allá del género. De nuevo casi, casi coincido con Rudy: siempre me ha parecido un coñazo, pese a sus evidentes hallazgos, aunque siempre me han dicho que era culpa de la pésima traducción al castellano. Me dicen que la catalana es mejor. ¿Alguien corrobora esto? No me apetece ponerme con ella en inglés y volver a cagarla. Además tengo cierto interés profesional por saber cómo está lo de las traducciones de Neuromante, a ver si se puede hacer algo… ;)

  16. Imitando a Luis, mi aportación:
    http://literaturaenlostalones.blogspot.com/2007/09/bruce-sterling-mirrorshades-una.html
    La importancia de Sterling como téorico y propagandista del ciberpunk es indudable. Es el number one de los charlatanes. Pero para mí el ciberpunk es, fundamentalmente, Neuromante. Sin esa novela quizás habría habido movimiento, pero no subgénero. Sobra decir que me parece una de las novelas de cf más determinantes e influyentes de la historia, y una obra maestra indiscutible, y que como narrador, entre Gibson y Sterling no hay color. No porque Sterling escriba mal, sino porque Gibson me parece una de las cuatro o cinco figuras literarias del género, esos que se pueden presentar sin ningún miedo a cualquier crítico exigente.
    IMAO, por supuesto.

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