Entrevista a Félix J. Palma

El mapa del tiempo fue la novedad más destacada de la literatura prospectiva española el pasado año, al menos a escala mediática dado que le valió a Félix J. Palma el premio Ateneo de Sevilla. Invitamos a Palma a reflexionar sobre la pertenencia o no de su obra al género de ciencia ficción, y acerca de su ya definitivo salto de la literatura especializada al gran mercado.

Leí que en la presentación de El mapa del tiempo afirmaste que no la considerabas una novela de cf. Todo esto viene a incidir en el debate que estamos intentando mantener sobre el propio género. ¿Cuáles son tus razonamientos al respecto, para señalar que la novela -considerando su tercera parte, no las otras dos- no lo es?
Creo que considerarla una novela de cf sería engañar a los lectores del género, pues seguramente quien la aborde como tal saldrá decepcionado. Su temática, los viajes temporales, pertenece a la cf, evidentemente, pero el tratamiento no. Podría calificarla como novela fantástica, pero sería limitarla, ya que también participa de la novela detectivesca o romántica. Creo que la etiqueta que más se le aproxima sería la de novela de aventuras, y eso es lo bonito, que sea difícil de clasificar, pues las etiquetas siempre restringen.

¿Crees que sigue existiendo en el ámbito de la literatura general un prejuicio contra las temáticas que normalmente asume la cf?
Si tengo que basarme en la opinión de los lectores que han leído mi novela, diría que no, pues el tema del viaje en el tiempo ha supuesto para ellos un atractivo, no al contrario. Pero es cierto que esos lectores jamás se acercarían a ese rincón de las librerías donde se arrumba el género. Eso me lleva a deducir que existe un prejuicio contra las etiquetas, no contra la temática.

La novela tiene un tono más ligero, menos sofisticado que tus cuentos, que suelen ser muy precisos y repletos de figuras. ¿Te parece que es necesaria esa cierta descarga en un formato largo?
Sin duda. Al comenzar a escribirla comprendí que tendría que rebajar mi escritura, no tanto por la extensión como por el argumento. Tenía que convertirla más en un vehículo para la trama, utilizar una prosa más rápida y clara, una escritura que estuviera al servicio de la acción, una acción, por otro lado, mucho menos presente en mis cuentos. Aún así he intentado que la prosa no pierda parte de su calidad.

¿Por qué crees que la época victoriana resulta un periodo tan atractivo para los narradores, qué referencias te evoca?
Digamos que yo he descubierto su atractivo al escribir esta novela. La idea germinal se me ocurrió tras mi relectura de La máquina del tiempo, de H. G. Wells. Pensé qué habrían sentido los lectores de la época al leer el libro. ¿Viajar al futuro?, ¿viajar más allá de nuestra existencia mortal, ver aquello que no nos corresponde?, se preguntarían. Y dado que vivían en una época donde la ciencia había alcanzado un progreso espectacular, me los imaginé cerrando la novela con la convicción de que los inventores no tardarían demasiado en hacer realidad aquel artefacto capaz de arrasar con las fronteras del presente, de moverse por el tiempo como si se tratara de una dimensión espacial más, tal y como Wells contaba. Me los imaginé pensando ilusionados que en cuestión de meses podrían viajar al pasado o al futuro en un vehículo a vapor, erizado de pistones y bielas, acorde con la estética de la época. La imagen no se me iba de la cabeza, y eso sólo podía significar que podía ser el germen de una novela, pero se trataba de una novela que sólo podría funcionar en la época victoriana, evidentemente. Es decir, fue la historia la que exigió el escenario. Y eso me obligaba a documentarme sobre la época victoriana y sobre todo, me obligaba a pensar como un inglés de finales del siglo XIX. No sabía si sería capaz de ello, pero la idea me atraía tanto que decidí asumir el reto. Descubrí entonces que la época victoriana era una época muy atractiva, atractivo que se veía redoblado por los personajes reales que por ella pulularon. Y es posible que vuelva a situar allí alguna otra historia.

¿Qué balance haces de toda la experiencia que supone ganar un premio importante como el Ateneo?
Por ahora muy positivo. La experiencia aún no ha terminado, pues la promoción todavía continua, pero estoy más que satisfecho de la “visibilidad” que el Premio Ateneo está prestando a la novela, y muy orgulloso de formar parte de una nomina de ganadores que reúne a escritores de la talla de Juan Marsé o Caballero Bonald.

El realismo estricto, que ha dominado de manera aplastante la literatura española, ¿sigue siendo tan hegemónico?
No. Creo que empieza a producirse una clara filtración del fantástico en la literatura general. José Carlos Somoza ha ganado dos de los premios más conocidos de nuestro país con novelas de cf, Care Santos obtuvo el finalista del Primavera con una novela de fantasmas, tenemos también La piel fría, Elia Barceló está publicando en Lengua de Trapo con muy buenas ventas… El mapa del tiempo es mi granito de arena a ese cambio, o eso quiero pensar.

¿Está en tus planes volver a los temas de cf en tu obra futura?
No lo sé; lo que sí puedo asegurarte es que todo lo que escriba tendrá un componente fantástico, más o menos visible, pero lo tendrá. No me veo escribiendo nada donde falte ese ingrediente, a veces sustituido por el absurdo, su hermano gemelo.

3 comments

  1. Estoy leyendo el tercer y último acto de la novela y coincido con lo que comenta Palma sobre su novela. Es una narración de aventuras que hace de la hibridación su principal seña de identidad. Y le sienta muy bien esa «depuración» en su estilo que le da todavía más fluidez.

    Muy buena entrevista.

  2. Me ha gustado mucho la entrevista y me gustaría que en el futuro se hablara y discutiera sobre dos temas que en ella se abordan. ¿Cuando un libro pertenece al género ciencia ficción? ¿Se está produciendo un cambio en la literatura española? ¿Se está abriendo poco a poco al género?

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